Karma

El f¨²tbol es una actividad paranormal. Vichai Srivaddhanaprabha, por ejemplo. Un millonario tailand¨¦s, due?o de un imperio dedicado a los duty free, se hizo en 2010 con el Leicester. Import¨® algunas extravagancias. Salir del estadio en helic¨®ptero, por ejemplo, aterrizado previamente en el c¨ªrculo central. Mi preferida, como nost¨¢lgico de los vestuarios fuertes, es la del monje budista que hace llamar de vez en cuando para que d¨¦ suerte a la plantilla. El hombre se llama Phra Prommangkalachan y tambi¨¦n ha recibido visita de los jugadores en su templo. ?Qu¨¦ hace? Les cuelga del cuello amuletos sagrados que seg¨²n ¨¦l les dan buena suerte. "No estoy seguro de que hayan comprendido todo lo que les expliqu¨¦, pero saben que les traer¨¢ buena suerte". Adem¨¢s, Srivaddhanaprabha ha encargado a Prommangkalachan rezos por su equipo.
La Premier ha cambiado desde los 80 hasta aqu¨ª, pero no tanto como para sustituir las cervezas y los pubs por el budismo. Tampoco los jugadores encuentran una paz diferente que en otra liga europea; siguen siendo, muchos de ellos, una panda de millonarios descerebrados llenos de prejuicios. Sus actos condicionan lo que ocurre en el campo y en la tabla; incluso para bien. En mayo del pasado a?o, por ejemplo, el Leicester viaj¨® a Tailandia, el pa¨ªs de su propietario, para celebrar su permanencia en la Premier. All¨ª tres jugadores se grabaron manteniendo sexo con tres chicas tailandesas; vej¨¢ndolas, ri¨¦ndose de ellas con apelaciones a su raza, para pasmo del jefe.
El v¨ªdeo empez¨® a circular primero entre amigos de los chicos y despu¨¦s, como es habitual, entre portadas sensacionalistas. Los jugadores fueron expulsados del equipo; entre ellos estaba James Pearson, hijo del entrenador, Nigel. Doce d¨ªas despu¨¦s ¨¦l tambi¨¦n fue despedido por discrepancias con el club. Y lleg¨® Ranieri. Hijo de un carnicero de Testaccio, barrio obrero de Roma, a orillas del T¨ªber.
Ayer Ranieri se puso a llorar en el campo mientras daba palmas. En su ¨²ltimo trabajo, dirigiendo la selecci¨®n de Grecia, no pudo ni ganar un partido; ahora va camino de ganarlo todo. El Leicester est¨¢ m¨¢s cerca llevarse la Premier. Es el equipo simp¨¢tico del momento: la subversi¨®n de moda. Y tiene subcontratada una afici¨®n ex¨®tica y lejana, la de Tailandia, por uno de esos milagros del f¨²tbol moderno. Cuyo odio est¨¢ perfectamente legitimado (el pasado es prestigioso, la muerte nos hace mejores, el blanco y negro nos adelgaza, ya no se escriben libros as¨ª) pero entre diques de resistencia de la tradici¨®n tambi¨¦n cabe una ciudad peque?a y una peque?a afici¨®n de Inglaterra que agote sus camisetas en Bangkok. Y sea, de alguna forma, el equipo en el que Buda ha depositado su bendici¨®n.
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