?Por qu¨¦, se?or, por qu¨¦?
Con el Barcelona sucede lo que con las familias bien con un hijo enganchado a la hero¨ªna: no se lo explican, no se lo pueden creer, no lo aceptan
Sucede con el Bar?a, salvando las l¨®gicas distancias, lo que con esas familias bien con un hijo casi perfecto al que de repente descubren enganchado a la hero¨ªna: no se lo explican, no se lo pueden creer, no lo aceptan. Resulta que el chaval se paseaba por el pueblo con el porte y la elegancia de un lord ingl¨¦s, sonriente, vital, saludando a todo el mundo con educaci¨®n exquisita y palabras magn¨ªficas, impecable en el trato. Le¨ªa con aplomo y voz templada las sagradas escrituras en misa de 12 cada domingo, con semejante devoci¨®n y una entonaci¨®n tan perfecta que las beatas miraban de reojo a las im¨¢genes presentes a ver en qu¨¦ momento empezaban a salt¨¢rsele las l¨¢grimas a la Virgen del Carmen y a la de F¨¢tima.
El padre presum¨ªa en el bar de que el pr¨®ximo oto?o empezar¨ªa a estudiar la carrera en Santiago, becado por el Estado con honores y con una notas tan brillantes en bachillerato que se le antojaban dignas de exponerse en alg¨²n museo, mientras la madre pagaba la compra en el colmado explicando que su hijo tambi¨¦n planchaba, hac¨ªa las camas, enceraba pisos y sacaba brillo a la vajilla buena, la de las fiestas. Todo el mundo lo admiraba y apostaba cu¨¢n alto llegar¨ªa semejante regalo del cielo hasta que un d¨ªa, sin querer curiosear ni meterse en la vida de nadie, alguien lo escucha explicar a un amigo en la parada del autob¨²s que el rollo de papel aluminio de siete metros apenas le dura una semana.
Con solo un punto logrado de los ¨²ltimos doce en juego, dilapidada la c¨®moda ventaja que auguraba un final de Liga triunfal, y eliminado de la Liga de Campeones por un equipo que no hab¨ªa logrado ganarle un solo partido desde la llegada de Luis Enrique, el Bar?a se ha llenado de dudas y la gente se pregunta por qu¨¦, cuando en los buenos tiempos todo se explicaba a trav¨¦s del c¨®mo.
?Por qu¨¦ los tres de arriba ya no marcan diferencias? ?Por qu¨¦ los rivales acumulan ocasiones con relativa facilidad y se adelantan en el marcador? ?Por qu¨¦ no hay relevos de garant¨ªas en el banquillo? ?Por qu¨¦ a m¨ª, se?or, por qu¨¦? Las respuestas no las tengo yo, evidentemente, de lo contrario ustedes estar¨ªan leyendo ahora mismo a otro columnista con m¨¢s tinta y prestigio mientras un servidor tomar¨ªa el sol en la Bahamas, quiz¨¢s en Panam¨¢, aconsejando por v¨ªa telef¨®nica a los responsables del club sobre c¨®mo enderezar el rumbo perdido a cambio de una millonaria suma de dinero, a ser posible libre de impuestos. Sin embargo, y desde la m¨¢s absoluta ignorancia, s¨ª me atrevo a regalar un peque?o consejo a quien quiera escucharlo, adem¨¢s de un mensaje de esperanza para el aficionado que en estos d¨ªas de tribulaciones sufre como si un hijo hubiese echado su vida a perder con todos los ases en la mano: a menudo, las soluciones suelen estar m¨¢s cerca de lo que uno piensa, por lo general en casa, y de la droga tambi¨¦n se sale.
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