Los parecidos razonables entre este Bar?a y el Madrid de Queiroz
En la temporada 2003-04 los blancos dilapidaron en el tramo final una gran ventaja en Liga y perdieron todos los t¨ªtulos a los que aspiraban
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
El 13 de marzo de 2004 toda Espa?a estaba pendiente de las noticias sobre los atentados que dos d¨ªas antes hab¨ªan golpeado Madrid y de la concentraci¨®n de personas que rodeaba la sede del PP unas horas antes de la apertura de las urnas. En el Bernab¨¦u era d¨ªa de f¨²tbol, pero ni siquiera las decenas de miles de espectadores que all¨ª se reunieron prestaron atenci¨®n al empate del Madrid ante el Zaragoza, pese a que fue la g¨¦nesis de una de las mayores hecatombes futbol¨ªsticas de las ¨²ltimas d¨¦cadas.
El hundimiento del Barcelona -con un punto de los ¨²ltimos 12 posibles en Liga y eliminado de la Champions- no es algo nuevo. En el f¨²tbol casi nada es nuevo, y que un grande dilapide una gran ventaja en pocas fechas ya se vio hace 12 a?os. Aquel Madrid de la temporada 2003-04 estaba entrenado por Carlos Queiroz, ese t¨¦cnico portugu¨¦s que se trajo Florentino P¨¦rez tras despachar a Vicente del Bosque. Seg¨²n el presidente madridista, el libreto estaba anticuado, as¨ª que vino Queiroz a renovarlo. Fue el a?o de los zidanes y pavones, otra creaci¨®n de Florentino y que propici¨® la supresi¨®n de la clase media en el vestuario: la salida de jugadores como Hierro, Makelele, Morientes... La idea era que solo hubiese estrellas y canteranos en la plantilla.
A pesar de que el Bar?a de este a?o sigue l¨ªder y est¨¢ en la final de Copa, las coincidencias con aquel Madrid son varias. La primera es lo reducido de sus plantillas. Este equipo de Luis Enrique cuenta con un once de alt¨ªsimo nivel, con tres de los mejores atacantes del mundo, pero el t¨¦cnico asturiano es reticente cuando tiene que mirar al banquillo, apenas cuenta con Aleix Vidal y Arda no se ha adaptado. El resto son canteranos que entran con cuentagotas. En el Madrid pret¨¦rito de Queiroz la base eran los 11 titulares y las apariciones de Solari para cubrir ausencias en el centro del Campo. Cuando alguno de los gal¨¢cticos del ataque (Zidane, Ra¨²l, Figo y Ronaldo Nazario) se ausentaba, el entrenador portugu¨¦s sudaba tinta para buscar un reemplazo.
Pero si en algo flaqueaba ese equipo madridista era de mediocampo para atr¨¢s. Los laterales estaban bien cubiertos por Salgado y Roberto Carlos, pero no ten¨ªan sustituto alguno. Peor era en el eje de la zaga, donde la salida de Hierro el verano anterior hizo estragos. Helguera alternaba la defensa con el centro y los j¨®venes Pav¨®n y Ra¨²l Bravo tuvieron que asumir demasiada responsabilidad. En el mediocentro estaba el fichaje estrella de ese a?o, David Beckham, que jugaba fuera de sitio porque en el suyo, por la derecha, jugaba Figo. Al ingl¨¦s le acompa?¨® durante buena parte del curso Guti. Como era de esperar, ese doble pivote adolec¨ªa del rigor t¨¢ctico que exige el puesto. Con todo, el equipo anduvo como un tiro. Ronaldo, el brasile?o, no paraba de marcar goles y los de arriba estaban finos. Hasta marzo. Entonces todo se vino abajo.
Como este Bar?a, el Madrid aspiraba a ganarlo todo, e iba bien encaminado. Ocho puntos de ventaja en Liga sobre el Valencia de Ben¨ªtez en la jornada 26, en cuartos de final de la Champions y en la final de la Copa. La situaci¨®n es calcada a la del equipo de Luis Enrique. La diferencia es que en 2004 el primer batacazo madridista fue en la Copa. Cuatro d¨ªas despu¨¦s del tropiezo en Liga con el Zaragoza, el Madrid se volv¨ªa a encarar con el equipo ma?o en la final de Montjuic. Con Ronaldo lesionado, los blancos cayeron en la pr¨®rroga (2-3) ante un equipo que estaba m¨¢s cerca del descenso en Liga que de otra cosa.

Perdida la Copa, ya todo fue un no parar. Quedaban once partidos ligueros y apenas se ganaron un par de ellos. Seis derrotas en los ¨²ltimos siete partidos, entre ellas una ante el Bar?a en el Bernab¨¦u (1-2), otra coincidencia. El Valencia se proclam¨® campe¨®n casi con comodidad cuando dos meses antes hab¨ªan dicho que el objetivo era ser segundos. El desplome madridista fue tal que incluso le superaron en la tabla el Bar?a -que estaba a 13 puntos 10 partidos antes- y el Deportivo, as¨ª que los blancos fueron cuartos y tuvieron que jugar previa de la Champions.
El golpe en la competici¨®n europea tambi¨¦n fue morrocotudo. Al igual que el Barcelona actual, el Madrid era el favorito, hab¨ªa eliminado al Bayern en octavos y hab¨ªa ganado al M¨®naco de Morientes -que estaba cedido all¨ª- en el Bernab¨¦u por 4-2. Se esperaba un tr¨¢mite en el Principado , pero lo que se llev¨® el equipo de Queiroz fue un adi¨®s inesperado tras perder 3-1 y ver como Morientes encabezaba la remontada.
Ese desastre de final de temporada fue el comienzo de unos a?os err¨¢ticos del Madrid de Florentino, dando bandazos con entrenadores y jugadores de todo pelaje y que llevaron al mandatario a dimitir en 2006 consumido por su propia creaci¨®n. Igual que hay similitudes con este Bar?a, tambi¨¦n es cierto que los cul¨¦s siguen dependiendo de ellos para ganar esta Liga y tienen un calendario llevadero. Y la Copa es dentro de un mes, tiempo suficiente para que Messi, Su¨¢rez y Neymar recuperen la inspiraci¨®n, vuelvan a ser imparables y los cul¨¦s se despierten de la pesadilla con dos t¨ªtulos en la buchaca.
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