Dagoberto Moll, un homenaje con historia
El Deportivo aprovech¨® la visita del Barcelona para homenajear a al exfutbolista de ambos equipos
El Deportivo aprovech¨® la visita del Barcelona para homenajear a Dagoberto Moll, un ex futbolista y entrenador que tiene varias historias tras s¨ª. La que le llev¨® de A Coru?a a Barcelona en 1954 signific¨® tambi¨¦n la llegada a la entidad cul¨¦ de Luis Su¨¢rez Miramontes. Moll, al que los azulgrana ya llevaban tiempo cortejando, era la estrella. Su¨¢rez, que todav¨ªa hoy es el ¨²nico espa?ol que tiene un Bal¨®n de Oro, iba como una especie de carabina: su f¨²tbol no gustaba a quienes entonces mandaban en el Deportivo, demasiado fr¨ªo y cerebral, le acusaban. ¡°Eran unos burros¡±, resumi¨® Moll tiempo despu¨¦s.
La carrera de Moll en el Barcelona no tuvo excesivo recorrido, apenas dos campa?as. Prosigui¨® en Condal, Espa?ol, Celta, Elche o Albacete, incluso regres¨® al Deportivo y tras colgar las botas se convirti¨® en un trotamundos de los banquillos de Espa?a y M¨¦xico. Uruguayo de nacimiento, afincado en A Coru?a, ya hab¨ªa sido internacional charr¨²a antes de hacer historia en un memorable equipo deportivista que fue subcampe¨®n de Liga en 1951 con una de las mejores delanteras que se recuerdan en Riazor: Corcuera, Oswaldo, Franco, Moll y Tino, bautizada como Orquesta Canaro por un periodista de la ¨¦poca, Ponte Pati?o, que hab¨ªa vivido en Buenos Aires y aseguraba que se trataba de un combo que jam¨¢s desentonaba. De ah¨ª el paralelismo.
Rodeado de su familia, bastante de ella llegada desde lejos y sin avisarle, para rendirle homenaje, protagonista de la comida previa al partido entre las directivas, Moll, de 88 a?os de edad, es un pozo de vivencias y an¨¦cdotas que remontan a un f¨²tbol de otra ¨¦poca, seguramente m¨¢s puro. Un f¨²tbol que le permiti¨® alinearse en una selecci¨®n de Barcelona que, equipada con una camiseta blanca, jug¨® contra el Bolonia en un partido organizado por la federaci¨®n catalana en enero de 1955. Moll comparti¨® delantera con Basora, Villaverde, Kubala y Di St¨¦fano, que obtuvo el permiso del Real Madrid para jugar aquel partido.
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