La llama de R¨ªo arde ya en Olimpia
A 100 d¨ªas y una semana del comienzo de los Juegos Ol¨ªmpicos los rayos del sol encienden en Grecia el fuego que llegar¨¢ a Brasil el 3 de mayo
Al mediod¨ªa solar del jueves 21 de abril, la actriz Katerina Lehu en el papel de sacerdotisa acompa?ada de 14 v¨ªrgenes ha encendido la llama que dentro de 100 d¨ªas y una semana comenzar¨¢ a arder en el estadio ol¨ªmpico de R¨ªo de Janeiro. La sacerdotisa y sus vestales capturaron los rayos del sol en un espejo parab¨®lico ante el templo de Hera en Olimpia, el lugar donde se celebraban los Juegos de la antig¨¹edad.
La llama que surgi¨® de la gran lupa encendi¨® la antorcha que pasando en mano en mano de 450 relevistas, algunos de ellos en fustanella, la falda del traje t¨ªpico, atravesar¨¢ Grecia en un trayecto de m¨¢s de 2.000 kil¨®metros que incluye la ciudad de Marat¨®n y la isla de Corf¨² y que acabar¨¢ en el estadio Panathinaiko de Atenas, sede hace 120 a?os de los primeros Juegos de la era moderna. Posteriormente en avi¨®n, protegida por una pantalla similar a las de las linternas de los mineros, volar¨¢ al museo ol¨ªmpico de Lausana donde arder¨¢ una semana y de donde despegar¨¢ el 2 de mayo para aterrizar en Brasilia. Miles de relevistas a la carrera la har¨¢n brillar por todo Brasil en un viaje de casi 100 d¨ªas que culminar¨¢ el 5 de agosto en el estadio ol¨ªmpico de R¨ªo. El primer relevista en Grecia fue el gimnasta Lefteris Petrunias, pero el m¨¢s aplaudido ser¨¢ seguramente un an¨®nimo refugiado sirio que en el nombre de todos los maltratados por las guerras la portar¨¢ en un relevo en el campo de refugiados de Eleonas.
Hay tradiciones ol¨ªmpicas que, por la escenograf¨ªa y los valores simb¨®licos con que se les adorna parecen nacidas hace centurias y centurias en la Grecia antigua, en uno de los templos de la Olimpia en que se celebraban los Juegos de la antig¨¹edad. El fuego, el pebetero y la antorcha que lo lleva en relevos pedestres al estadio se asocian constantemente al mito de Prometeo, castigado para la eternidad por Zeus por d¨¢rselo a los hombres rob¨¢ndoselo a los dioses, o a su valor purificador, s¨ªmbolo de la paz eterna. Sin embargo, ni el pebetero en el que arde la llama en los estadios ol¨ªmpicos durante toda la duraci¨®n de las competiciones ni las ceremonias de encendido y del relevo popular existieron en la antig¨¹edad. La llama ol¨ªmpica ardi¨® por primera vez en los Juegos de Amsterdam de 1928, y la antorcha alumbrada en Olimpia y trasladada al estadio fue un invento de
Carl Diem, secretario general del comit¨¦ organizador de los Juegos nazis, los de Berl¨ªn 36, hace 80 a?os ahora, buscando legitimar el origen cl¨¢sico de su r¨¦gimen. En su camino hacia Berl¨ªn, la llama, encendida en Olimpia el 20 de julio en una ceremonia muy similar a las actuales, recorri¨® 3.075 kil¨®metros transportada en una antorcha fabricada en acero inoxidable por la Krupp, que hizo un peque?o alto en la fabricaci¨®n de ca?ones y tanques, por 3.075 relevistas que corrieron, a una media de 12 kil¨®metros por hora, un kil¨®metro cada uno. Durante 13 d¨ªas y 13 boches atravesaron por carreteras y caminos Grecia, Bulgaria, Yugoslavia, Hungr¨ªa, Austria y Checoslovaquia, en una ruta inversa a la que tres a?os m¨¢s tarde emprendieron los ej¨¦rcitos de Hitler de conquista, destrucci¨®n y anexi¨®n durante la II Guerra Mundial.
Solo en 1948, en los Juegos de Londres, los primeros Juegos de la paz, adquirieron la antorcha y el relevo el valor simb¨®lico de anuncio y proclamaci¨®n de paz entre los pueblos del que se le ha dotado para siempre.
?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.