Cancellara no se vestir¨¢ de rosa
El suizo, febril, cede en la contrarreloj del Giro, en la que se impone Dumoulin por dos cent¨¦simas
Para los favoritos designados, para Vincenzo Nibali, Alejandro Valverde o Mikel Landa, la contrarreloj de 11 kil¨®metros con que arranc¨® el Giro de Italia en la lejana Holanda no fue sino poco m¨¢s de 11 minutos de dolor y miedo obligatorios, y un deseo, no caerse en una de las ocho curvas insidiosas. Despu¨¦s, los segundos, que no fueron muchos, separaron a los m¨¢s aptos para el ejercicio de los m¨¢s r¨ªgidos, los al¨¦rgicos al aerodinamismo. No se cay¨® ninguno de los tres, que sudaron y sufrieron, y Nibali fue 5s m¨¢s r¨¢pido que Valverde y 21s mejor que Landa, que dijo que fue c¨®modo pero jodido en la bici, en la postura que le tortura. Al menos, pudo consolarse el alav¨¦s que tan bien escala con que no le dobl¨® Tom Dumoulin, que hab¨ªa salido un minuto despu¨¦s y lleg¨® a 20s, como un b¨®lido en la ¨²ltima recta, y gan¨® la etapa.
A Tom Dumoulin, un holand¨¦s alto y el¨¢stico que se dobla como nadie horizontal a escasos cent¨ªmetros de la barra de su Giant y encarna las esperanzas de muchos holandeses, le exig¨ªan la victoria con gritos de euforia ruidosa miles de compatriotas en las calles y canales de Apeldoorn, la ciudad que solo hab¨ªa salido en los noticiarios mundiales hasta ahora cuando un loco en 2009 lanz¨® su coche contra un desfile real de la reina Beatriz y su s¨¦quito y mat¨® a siete personas en el atropello. En el coche de su equipo, como un aficionado privilegiado, le segu¨ªa jale¨¢ndose el nuevo rey, Guillermo, hijo de Beatriz, que se puso una corbata rosa para la ocasi¨®n, y la luci¨® junto a la maglia rosa de su s¨²bdito, felices ambos en los colores que vuelven locos a los italianos y que por 2,2 cent¨¦simas de segundo (o 22 mil¨¦simas, cronometraje oficial) arrebat¨® al esloveno Primoz Roglic, de quien se olvidaron todos enseguida pese a que corre en el ¨²nico equipo holand¨¦s del Giro, el Lotto-Jumbo.
La magn¨ªfica contrarreloj de Roglic demuestra la importancia de la aerodin¨¢mica en el ciclismo, porque corredor que sepa m¨¢s de vientos, y con capacidad f¨ªsica para plegarse, seguramente no hay. Roglic tiene 26 a?os y de ¨¦l no se sab¨ªa apenas nada porque es ciclista de vocaci¨®n tard¨ªa: en su juventud juvenil fue saltador de esqu¨ª, hombre p¨¢jaro aliado del viento que le lleva m¨¢s lejos, y muy bueno, campe¨®n del mundo j¨²nior en 2007. Como preve¨ªa que de mayor no ser¨ªa ni campe¨®n mundial ni ol¨ªmpico, el esloveno se pas¨® a la bicicleta, donde asombra. Su victoria, en la misma semana que la del Leicester en la Premier, habr¨ªa hecho felices a quienes creen que la impredecibilidad constituye la grandeza del deporte, tristes a los holandeses y perplejos a muchos miles de aficionados que solo pensaban en Fabian Cancellara.
Para el enorme suizo, la contrarreloj de Apeldoorn no era un tr¨¢mite peligroso como para los favoritos ni una oportunidad de hacerse famoso en 11 minutos y 3s a 53 por hora como para Roglic ni un asunto de grandeza patria como para Dumoulin. Para Cancellara, que ha sido maillot amarillo en siete Tours diferentes, maillot rojo en la Vuelta y l¨ªder en Luxemburgo, Rodas, Dinamarca, las dos Suizas, Niza, Tirreno, California, las dos Catalu?as (Volta y Setmana) y Austria, la carrera de Apeldoorn supon¨ªa la primera y la ¨²ltima oportunidad que ten¨ªa de vestirse de rosa Giro, el maillot que falta a su colecci¨®n junto al arco¨ªris de fondo en carretera. En los dos Giros anteriores que disput¨® el suizo, el pr¨®logo, su momento decisivo para asaltar los lideratos, se corri¨® en contrarreloj por equipos; en el tercero, el de 2016, el a?o de su despedida del ciclismo, a Cancellara, de 35 a?os, le ofrecieron un recorrido a su medida. Una traidora fiebre, y una posici¨®n ya anticuada sobre la bicicleta, le frenaron en Apeldoorn, donde cedi¨® 14s a Dumoulin y Roglic, acab¨® muerto sobre el asfalto y llor¨®, como tras sus frustrantes despedidas de Flandes y Roubaix, su mala fortuna.
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