Brexit no, Wexit s¨ª
Gran Breta?a debe seguir en la Uni¨®n Europea, pero Wenger no deber¨ªa seguir en el Arsenal
¡°Quisiera estar aqu¨ª para siempre y ser inmortal¡±. Ars¨¨ne Wenger, eterno entrenador del Arsenal
Dos entrenadores espa?oles de la Premier League inglesa han sido despedidos en la ¨²ltima semana. Roberto Mart¨ªnez del Everton y Quique Flores del Watford. As¨ª es la vida en el f¨²tbol, muchas veces injusta.
Vean, por ejemplo, la aberraci¨®n de que ellos dos se vayan y que Ars¨¨ne Wenger siga en el Arsenal. O la ¨¦pica despedida que el Real Madrid le brind¨® a ?lvaro Arbeloa la semana pasada cuando un par de estrellas que (se podr¨ªa argumentar) dejaron m¨¢s huella en el club salieron por la puerta de atr¨¢s. Aunque hay que reconocer, claro, que Iker Casillas y Ra¨²l nunca tuvieron la valent¨ªa de defender el honor del Madrid y de Espa?a en las redes sociales contra el temible central catal¨¢n, Gerard Piqu¨¦.
Ha sido m¨¢s injusto, eso s¨ª, echar a Flores que a Mart¨ªnez. Sin embargo, ambos tienen una cosa en com¨²n: han sido v¨ªctimas del ¨¦xito del Leicester City. Que un club hist¨®ricamente tan peque?o y de relativamente pocos recursos haya conquistado el campeonato ingl¨¦s ha causado un problema para los entrenadores de equipos como el Everton, el Watford y otra docena m¨¢s que juegan en la Premier. De repente ya no tienen la excusa de que, por falta de dinero, no pueden competir contra los Manchester City, Manchester United, Arsenal, Chelsea y Liverpool.
Ahora, alguna l¨®gica s¨ª hay detr¨¢s de la decisi¨®n de prescindir de Mart¨ªnez. Es un personaje muy querido en el f¨²tbol ingl¨¦s, simp¨¢tico y noble, pero fracas¨® en lo que debe ser lo primero que se le pide a un entrenador: maximizar el talento a su disposici¨®n. El Everton tiene un conjunto de jugadores igual de potente que el Leicester pero ha quedado esta temporada a mitad de tabla, igualado con el Watford.
La diferencia con el caso de Flores, que tambi¨¦n goza de mucha simpat¨ªa en Inglaterra, es que su peque?o club ten¨ªa como objetivo permanecer en la Premier dos temporadas seguidas por primera vez en su historia. Y no solo lo logr¨® sino que lo hizo gan¨¢ndose muchos admiradores en el f¨²tbol ingl¨¦s. Cuando Flores lleg¨® al club el verano pasado se encontr¨® con un equipo reci¨¦n ascendido de Segunda con una plantilla de jugadores nacidos en 18 pa¨ªses. Con material tan diverso construy¨® un equipo s¨®lido y solidario que a finales del a?o pasado estaba a un punto de los primeros cuatro en la Premier y que logr¨® la nada despreciable haza?a de llegar a semifinales de la FA Cup.
La prensa deportiva inglesa ha estado tan perpleja ante la decisi¨®n de despedirle como segura de que no tardar¨¢ en recibir ofertas de clubes m¨¢s fuertes que el Watford. La misma perplejidad la siente un sector creciente de la afici¨®n del Arsenal ante la negativa del club de prescindir de los servicios de su veterano entrenador.
Hace ya varios meses que se ven pancartas en el estadio Emirates del Arsenal pidiendo que Wenger se vaya. Cada partido el ruido en su contra crece, m¨¢s que nunca hace un par de semanas despu¨¦s de que el franc¨¦s declarara que parte de la raz¨®n de la mediocre temporada resid¨ªa en la falta de lealtad hacia su persona de parte de algunos fans. La verdad es que una vez m¨¢s el Arsenal, que hab¨ªa metido solo cinco m¨¢s goles que el Everton antes del ¨²ltimo partido de la temporada, ha jugado a un nivel muy por debajo de lo que se le deber¨ªa exigir al club m¨¢s rico de la ciudad m¨¢s grande de Europa. Los due?os, felices de que se paga m¨¢s por entrar al Emirates que a cualquier otro estadio del continente, parecen no tener un problema con que el equipo de Wenger no haya ganado la Premier desde 2004, o con que fracase a?o tras a?o en la Champions League.
Lo curioso es que bastantes de los fans del Arsenal a¨²n siguen fieles a Wenger. Tan fieles que un grupo de ellos se pelearon a trompadas en las gradas del Emirates la semana pasada con otro que exige lo que bromistas en Inglaterra llaman no el Brexit, sino el Wexit. Para cualquier ser razonable, est¨¢ claro: Gran Breta?a debe seguir en la Uni¨®n Europea, pero Wenger no deber¨ªa seguir en el norte de Londres.
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