Bach se encomienda a Samaranch en tiempos de zozobra ol¨ªmpica
El presidente del COI reinvidica en Madrid la figura de su antecesor al presentar su biograf¨ªa
Faltan poco m¨¢s de 80 d¨ªas para que el presidente del inestable Brasil, quien lo sea entonces, declare inaugurados los Juegos de R¨ªo y desde Nueva York un desertor de Mosc¨² revela c¨®mo el gobierno de Vladimir Putin manipul¨® las muestras de orina de sus medallistas y campeones en los Juegos de Invierno de Sochi para salir limpios de los controles antidopaje en un laboratorio supervisado conjuntamente por los especialistas de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) y el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI). Mientras, en Par¨ªs, un juez anticorrupci¨®n empieza a descubrir misteriosos y millonarios pagos de la candidatura ganadora de Tokio para los Juegos de 2020 a una cuenta oscura llamada Black Tidings y controlada en Singapur por el hijo del entonces presidente de la federaci¨®n internacional de atletismo (IAAF), Lamine Diack.
Contempor¨¢neamente, en Brasil la crisis se agudiza con la destituci¨®n de la presidenta Dilma Roussef y en el mismo R¨ªo de Janeiro en el que se acumulan los retrasos en la construcci¨®n de las instalaciones a niveles r¨¦cord, las autoridades sanitarias y la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) han vuelto a elevar el nivel de la alerta por el incontrolado virus Zika que tanto preocupa a los deportistas, y en Montreal, la AMA ha pedido a sus patrones, la Unesco y el COI, que proh¨ªban a Kenia, el pa¨ªs africano con mejor atletismo, participar en R¨ªo por su falta de pol¨ªtica y voluntad antidopaje.
El viernes 13, el mismo d¨ªa en que la credibilidad del movimiento ol¨ªmpico y su obra magna, los Juegos, recib¨ªan tan sonoros golpes de la corrupci¨®n y el miedo, el presidente del COI, Thomas Bach, presentaba en Madrid un libro titulado, sin m¨¢s, Presidente Samaranch, que glosa la figura y los 21 a?os de mandato (1980-2001) del s¨¦ptimo presidente del COI, aquel con el que todo empez¨®, y del que Bach, el noveno, dijo: ¡°Fue el hombre que forj¨® el movimiento ol¨ªmpico moderno¡±. Una forma de decir tambi¨¦n que nada de lo que ocurre ahora habr¨ªa sucedido sin Samaranch.
Antes de que Juan Antonio Samaranch (Barcelona, 1920- 2010) presidiera el COI, se pod¨ªa considerar al movimiento ol¨ªmpico una burbuja encerrada en s¨ª misma, ajena a la realidad y a los cambios, y ruinosa. En la presentaci¨®n del viernes en la sede del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Espa?ol (COE), la ausencia de responsables gubernamentales del deporte espa?ol pasados y presentes (solo acudieron dos expresidentes del CSD, Pedro Antonio Mart¨ªn Mar¨ªn y Juan Antonio G¨®mez Angulo), y la presencia de personalidades como Pilar de Borb¨®n, expresidenta de la Federaci¨®n Ecuestre Internacional, o Rodolfo Mart¨ªn Villa, exministro de largos a?os ha, se puede entender como s¨ªntoma de que la burbuja no se ha disuelto. El movimiento ol¨ªmpico sigue siendo otro mundo, pero, gracias a la revoluci¨®n iniciada por Samaranch en 1980, al menos ahora es muy rentable, un gran negocio.
Pedro Palacios ¡ªel periodista que con la ayuda de Edgar Mont-Roig y Juan Manuel Surroca llev¨® a cabo el encargo del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Chino y de la Fundaci¨®n Samaranch-China¡ª comienza la glosa de la obra del s¨¦ptimo presidente del COI con el congreso revolucionario de Baden-Baden, que en 1981 modific¨® la regla 26 de la Carta Ol¨ªmpica, la que prohib¨ªa participar en los Juegos a aquellos deportistas que ganaran dinero compitiendo, los profesionales, con el fin de abrir ¡°los Juegos a los mejores deportistas del mundo¡±.
Amateurismo ¡®demod¨¦¡¯
El objetivo era que los Juegos siguieran ¡°constituyendo en el futuro el acontecimiento m¨¢s importante de la Historia¡±. ¡°Consecuentemente, el p¨²blico llenar¨ªa los estadios y la televisi¨®n conseguir¨ªa las mayores audiencias¡±, escribe Palacios traduciendo las intenciones de Samaranch, quien, alarmado por el ¨¦xito comercial de los Mundiales organizados por las diferentes federaciones internacionales, puso fin al reino del amateurismo demod¨¦, lejan¨ªsimo del paso de la sociedad, y abri¨® el templo los Juegos al gigantismo y al comercio.
El COI tom¨® para s¨ª a los grandes sponsors, que antes se deb¨ªan a los organizadores de cada cita ol¨ªmpica, y la subasta de los derechos televisivos, que se multiplicaron con la presencia de las grandes estrellas del deporte mundial, cuyo apogeo lo constituy¨® el Dream Team, todas las figuras de la NBA en pleno, en Barcelona 92. Solo el f¨²tbol entre los deportes universales se mantiene refractario.
La rendici¨®n comercial y el gigantismo son dos de los problemas que amenazan la existencia actual del movimiento ol¨ªmpico, que alcanz¨® poderes nunca vistos con su monopolio del disfrute de la especificad del deporte en el mundo. Otras dos creaciones visionarias de Samaranch, y su ideolog¨ªa fundamental de que los asuntos del deporte debe resolverlos el deporte, sin injerencias de los gobiernos y la sociedad, son el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS), puesto en marcha en 1983, y la AMA, nacida del caso Festina, que al revelar la cara oculta del ciclismo asust¨® tanto a la ingenua sociedad que oblig¨® a medidas b¨¢sicas de salvaci¨®n de la industria del deporte. El limbo jur¨ªdico en el que se mueven ambos organismos, el de la justicia y el del dopaje, sin control por parte de los instrumentos de la democracia y la transparencia, es el origen de otra de las crisis que amenazan al movimiento ol¨ªmpico. De la corrupci¨®n ya tuvo su taza de caldo Samaranch con la crisis de Salt Lake City.
Samaranch, gran pol¨ªtico y diplom¨¢tico, dej¨® su presidencia en 2001, en el congreso que otorg¨® a Pek¨ªn los Juegos de 2008, cumpliendo la promesa que le hab¨ªa hecho a su gran amigo Deng Xiaoping, el l¨ªder chino que transform¨® el pa¨ªs a la muerte de Mao Zedong, y que hab¨ªa fallecido cuatro a?os antes. Cerraba el c¨ªrculo que hab¨ªa comenzado a trazar cuando logr¨® que el gigante asi¨¢tico pudiera participar en los Juegos a partir de Los Angeles 84, otro de los grandes pasos del presidente que forj¨® el movimiento ol¨ªmpico moderno.
Encuentro en Baden-Baden 81
Tomas Bach conoci¨® a Samaranch justo en Baden-Baden, donde, como Scarlett O¡¯Hara, el dirigente espa?ol jur¨® que nunca m¨¢s volver¨ªa a pasar hambre. Bach, entonces abogado y esgrimista de 28 a?os, particip¨® en el Congreso y apoy¨® el fin del amateurismo, pero con moderaci¨®n, ¡°para que los deportistas no acaben como anuncios ambulantes¡±. Ya demostr¨® entonces que sab¨ªa fintar no solo con la espada en la mano sino tambi¨¦n con la dial¨¦ctica: los deportistas no pueden llevar publicidad en los Juegos, donde todos los patrocinadores se deben al COI.
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