Di St¨¦fano le pas¨® la patata a Gento
¡ª?Qu¨¦ pasa, Nene! ?Se te va todas las veces!
¡ª?Es que me gambetea con las cejas!
¡ª?Pues no le mir¨¦s a la cara, mierda! ?Mir¨¢le a los pies!
El Nene era H¨¦ctor Rial, el que le increpaba, Alfredo Di St¨¦fano, y el aludido, el sueco Liedholm, regista del Milan. La escena se produc¨ªa en la final de la tercera Copa de Europa, en el viejo Heysel de Bruselas. Aunque tiene m¨¢s fama la quinta, la del 7-3, todos los jugadores del Madrid de aquella ¨¦poca recordaron esta, la tercera, como la mejor y m¨¢s dif¨ªcil de cuantas ganaron.
Fue un 28 de mayo, como la de anteayer. En 1958. No fue en Mil¨¢n, pero fue contra el Milan.
El Madrid ya llevaba dos. Para alcanzar esta final hab¨ªa eliminado sucesivamente al Royal Antwerp (Amberes), al Sevilla y al Vasas. El Mil¨¢n tuvo una eliminatoria m¨¢s, que le cay¨® por sorteo, para cuadrar los diecis¨¦is octavofinalistas: Rapid de Viena, Glasgow Rangers, Borussia Dortmund y, ya en semifinales, Manchester United. Un Manchester reconstruido como se pudo tras la cat¨¢strofe sufrida poco antes en M¨²nich, donde se estrell¨® su avi¨®n en la escala de vuelta de Belgrado, donde hab¨ªa eliminado al Estrella Roja. Murieron ocho de sus jugadores. En las semifinales contra el Mil¨¢n jugaron cinco supervivientes: Gregg, Foulkes, Morgans, Viollet y Webster. El resto del equipo era nuevo.
Bruselas bull¨ªa de gentes de toda Europa y a¨²n de Am¨¦rica, porque celebraba la Exposici¨®n Universal, la primera tras la guerra. Era tiempo de avances cient¨ªficos pasmosos y la manera de informarse de ellos era acudir presencialmente, porque la informaci¨®n no viajaba tanto como ahora. La perla de la Exposici¨®n era el Atomium, que all¨ª sigue, como gran reclamo tur¨ªstico de la ciudad. Situado junto al viejo Heysel, su audaz silueta era perfectamente visible desde el campo.
?l era quien lo arreglaba siempre todo. ?Y ahora ten¨ªa que arreglarlo yo!¡±, cuenta el c¨¢ntabro sobre la final contra el Milan
El Madrid viaj¨® el lunes, feliz. Era campe¨®n de Liga y hab¨ªa eliminado al Atl¨¦tico en octavos de la Copa. Contaba con todos sus titulares y Di St¨¦fano en gran forma. Por tercer a?o consecutivo (todos desde su llegada) hab¨ªa sido Pichichi, si bien esta vez compartido con Badenes, del Valladolid. Visitaron el pabell¨®n espa?ol, donde unas bailaoras de C¨¢diz eran la sensaci¨®n, comieron en el restaurante de la bola superior del At¨®mium, que sigue en servicio. Firmaron aut¨®grafos, se entrenaron, visitaron la embajada, pasearon, descansaron¡ Lo de siempre.
El Mil¨¢n ven¨ªa menos feliz. En su ¨²ltimo partido de Liga hab¨ªa perdido 1-5 en casa ante el Genoa. Cierto es que reserv¨® a cinco titulares, pero a¨²n as¨ª el marcador cay¨® como un tiro. Buffon no estuvo exento de culpa. Buffon, t¨ªo abuelo del actual, era el gran portero italiano de la ¨¦poca. Enorme, ten¨ªa tendencia al sobrepeso si se descuidaba, y estaba en una de esas fases. Ese partido le costar¨ªa la final.
Los precedentes son buenos para el Madrid, que ya ha eliminado al Milan en la semifinal de la primera Copa de Europa, dos a?os antes, y en la Copa Latina, el a?o anterior. Pero aquel Milan estaba en mejor¨ªa continua. Hab¨ªa incorporado a dos astros argentinos, Grillo (gran jugador e insidioso provocador) y Cucchiaroni. Adem¨¢s, crec¨ªa en su defensa un joven llamado Cesare Maldini, que acabar¨ªa por ser el primer gran l¨ªbero de la historia. Padre, a su vez, del celeb¨¦rrimo Paolo.
El partido es a las seis de la tarde y lo cuenta Mat¨ªas Prats por Radio Nacional. A¨²n no tenemos f¨²tbol televisado en Espa?a. Hay bastantes m¨¢s italianos que espa?oles, aunque tambi¨¦n los hay. Algunos, viajeros. Otros, inmigrantes, que emplean ahorros dif¨ªcilmente ganados para ver al Madrid. Como siempre, Santiago Bernab¨¦u, en su santiaguina, apelar¨¢ a ellos: ¡°Pensad que ma?ana podr¨¢n ir con la cara alta al trabajo si gan¨¢is. Esta gente manda divisas a Espa?a con mucho esfuerzo. No merecen que fracas¨¦is¡±.
Arbitra Alsteen, belga, y juegan estos:
Real Madrid: Alonso; Atienza, Santamar¨ªa, Lesmes; Santisteban, Z¨¢rraga; Kopa, Jose¨ªto, Di St¨¦fano, Rial y Gento.
Mil¨¢n: Soldan; Fontana, Maldini, Beraldo; Bergamaschi, Radice; Danova, Liedholm, Schiaffino, Grillo y Cucchiaroni.
Los cuatro ¨²ltimos de la alineaci¨®n del Mil¨¢n son extranjeros. Tambi¨¦n el Madrid tiene cuatro importados: Santamar¨ªa, Kopa, Di St¨¦fano y Rial. Ambos equipos representan el modelo superprofesional e importador, que para algunos est¨¢ perjudicando a sus selecciones: ni Espa?a ni Italia se han clasificado para el inminente Mundial de Suecia.
Y el partido es una maravilla. A?os despu¨¦s, hablando con Rial, que fue quien me cont¨® su an¨¦cdota con Liedholm, me dec¨ªa: ¡°Fue como tenis: de un lado a otro todo el rato. Lleg¨¢bamos, lleg¨¢bamos, lleg¨¢bamos. Todo el mundo jug¨® bien¡±.
Todo el mundo, incluso los porteros. Soldan, el suplente de Bufon, estuvo enorme, lo mismo que Juanito Alonso, que hab¨ªa recuperado la titularidad perdida tras el fichaje de Rogelio Dom¨ªnguez. Al descanso se lleg¨® con empate a cero gracias a los dos porteros y a los postes, que repelieron disparos de Gento y Cucchiaroni. En la segunda mitad, hay veinte minutos b¨¢rbaros, entre el 59¡¯ y el 79¡¯, en los que marcan sucesivamente Schiaffino, Di St¨¦fano, Grillo y Rial, los cuatro de antolog¨ªa. Para entonces, Rial ha dejado el marcaje a Liedholm, que pas¨® a ser tarea de Jose¨ªto.
Queda muy poco para el final cuando Antonio Ruiz, en el banco de suplentes (no hab¨ªa cambios, pero viajaban cuatro m¨¢s por precauci¨®n) ve que llega Di St¨¦fano como una flecha, a cortar un avance de Cucchiaroni. Se arrastra con los pies por delante, corta, se estrella en el banquillo y grita: ¡°?No puedo m¨¢s!¡±. Antonio Ruiz, un novato, se qued¨® impresionado: ¡°Fue la ¨²nica vez que le vi as¨ª¡±.
El 2-2 da paso a la pr¨®rroga. Di St¨¦fano aparta a Gento: ¡°Paquito, el ¨²nico que tiene fuerza ya aqu¨ª eres t¨². Te las vamos a echar todas. Si t¨² no nos sacas de esta, no ganamos¡±. Gento se qued¨® impresionado. Llevaba cinco a?os en el Madrid, junto a Di St¨¦fano: ¡°?l era el que lo arreglaba siempre todo. ?Y ahora ten¨ªa que arreglarlo yo!¡±.
Y lo arregl¨®. Se le ocurri¨® retrasarse un poco, para recibir mejor, porque as¨ª se despegaba de Fontana. Y en el 107¡¯, nada m¨¢s empezar la segunda mitad de la pr¨®rroga, solt¨® un tirazo raso y cruzado, desde la esquina del ¨¢rea, que cruz¨® entre un bosque de piernas y se col¨® junto al palo.
Juanito Alonso, que a¨²n tuvo a su cargo un milagro final a tiro de Cucchiaroni, cogi¨® la Copa. Tanto ¨¦l como Rial, Di St¨¦fano y Gento me dijeron m¨¢s de una vez que aquel Mil¨¢n fue el mejor equipo contra el que nunca jugaron. De ning¨²n partido estuvieron nunca tan orgullosos.
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