Iribar se qued¨® sin el partido n¨²mero 50
¡ªFue algo muy raro¡ Est¨¢bamos en el autob¨²s para ir a entrenar al campo del Pegaso cuando nos dijeron que Iribar no ven¨ªa¡ Que se marchaba a Bilbao por un problema familiar grave¡ Sin m¨¢s explicaciones.... Ni siquiera le vimos¡
El que habla es Juan Manuel Asensi, y la escena que narra se produjo el mi¨¦rcoles 19 de mayo de 1976, sobre las seis y media de la tarde. Espa?a estaba concentrada en Madrid, con vistas a un partido contra Alemania. Aquel hubiera sido el partido n¨²mero 50 de Iribar. Pero no lo jug¨® ni volver¨ªa m¨¢s a la selecci¨®n. Se qued¨® en 49. La explicaci¨®n a la prensa fue otra: nos dijeron que ten¨ªa un dedo mal. Luego, aunque sigui¨® jugando a gran nivel en el Athletic tres temporadas m¨¢s, no volvi¨® a ser llamado. Nunca jug¨® el partido 50. Aquello qued¨® envuelto en una nebulosa.
A vista de hoy, cincuenta partidos en la Selecci¨®n no parecen algo extraordinario, pero entonces lo eran. Ricardo Zamora hab¨ªa dejado el r¨¦cord de internacionalidades en 46, tras permanecer de 1920 a 1936 como titular, cediendo muy pocos partidos. En un tramo de tiempo parecido, Casillas ha acumulado 166. Pero es que antes hab¨ªa mucha menos actividad internacional. El r¨¦cord de Zamora se consider¨® por mucho tiempo una barrera inalcanzable. Resisti¨® a los Zarra, Ga¨ªnza, Puchades, Ramallets, Garay, Segarra, Amancio, Gento y tantos otros grandes y longevos jugadores que hubo en las d¨¦cadas siguientes. Gento fue el que m¨¢s se le acerc¨®. Se qued¨® en 43.
Hoy, cincuenta partidos en la Selecci¨®n no parecen algo extraordinario, pero entonces lo eran
Iribar apareci¨® en el Athletic en la 1962-63, deslumbrando. Desplaz¨® al gran Carmelo, que fue traspasado al Espanyol. Debut¨® en la Selecci¨®n el 11 de marzo de 1964, con solo 21 a?os, lo que se consider¨® algo excepcional. Se supon¨ªa que los porteros tardaban en madurar m¨¢s que los jugadores de otras posiciones. Pero era un fen¨®meno, con un f¨ªsico perfecto para el puesto, reflejos, colocaci¨®n, sobriedad¡ Con ¨¦l, Espa?a gan¨® a los pocos meses la Eurocopa ante la URSS.
Pronto fue un gran favorito de la afici¨®n de toda Espa?a. Fue c¨¦lebre la reacci¨®n de la afici¨®n bilba¨ªna en la final de Copa de 1966, cuando pese a perder con el Zaragoza 2-0 le pasearon a hombros al grito de: ¡°?Como Iribar no hay ninguno. Iribar, Iribar, Iribar es cojonudo¡!¡±. Toda Espa?a le quiso, como prototipo de vasco serio y futbolista cabal. Sostuvo algunos a?os malos del Athletic, en los que lleg¨® a acu?arse la frase: ¡°El Athletic son Iribar y diez m¨¢s¡±. Era del Athletic, pero era patrimonio de todos. Se le quiso y respet¨® tanto como ahora se quiere y respeta a Nadal, por buscar un ejemplo pr¨®ximo.
Se instal¨® en la selecci¨®n, casi sin competencia. Por alguna lesi¨®n o baja forma, cedi¨® alg¨²n partido a Sadurn¨ª o a Betancort, pero en general fue inamovible. Como hab¨ªa empezado tan joven, se empez¨® a especular en alg¨²n momento que s¨ª, que esta vez alguien podr¨ªa alcanzar la barrera m¨ªtica de los 46 de Zamora.
Y lleg¨®. Fue, digamos, en dos partidos consecutivos contra Escocia, en la fase de clasificaci¨®n de la Eurocopa de 1976. En Hampden Park (1-2) cumpli¨® el 46. Era el 20 de noviembre de 1975, justo un a?o antes de que muriera Franco. El 5 de febrero de 1975, en Valencia (1-1), hizo el 47, desempatando con Zamora.
Los cincuenta los podr¨ªa haber cumplido antes, pero por esos a?os empezaba a tener dolores de espalda, lo que permiti¨® algunas apariciones de Reina, Garc¨ªa Rem¨®n y Deusto. Tambi¨¦n tuvo un par¨®n por un tifus que mantuvo a todo Bilbao en vilo, con mucha gente ofreciendo misas y novenas por ¨¦l. Me cont¨® que un d¨ªa sinti¨® la muerte muy cerca.
Se viv¨ªan las agitaciones de la Transici¨®n, dif¨ªciles de entender desde la mentalidad de ahora
¡ªMe vi a m¨ª mismo en la cama, rodeado de la familia. Contempl¨¦ la escena como desde el techo. En eso sent¨ª que ca¨ª de golpe, volv¨ª a estar dentro de m¨ª. Me despert¨¦, empez¨® a bajar la fiebre y me cur¨¦.
Cumpli¨® el 48 ante Rumania, en abril de 1975. Los dos siguientes (ante Dinamarca y Rumania) los juega Miguel ?ngel. En el primero de ellos Iribar, con molestias, es suplente. En el segundo, el suplente es Deusto.
Espa?a pasa la fase de grupos y ha de jugar en cuartos contra Alemania. (Entonces la fase final de la Eurocopa se limitaba a semifinales y final, todo lo anterior se jugaba en los distintos pa¨ªses). En el Manzanares, el 24 de abril de 1976 (primer partido de la selecci¨®n despu¨¦s de muerto Franco), juega su partido n¨²mero 49, 1-1.
Se viv¨ªan las agitaciones de la Transici¨®n, dif¨ªciles de entender desde la mentalidad de ahora. Iribar firm¨® para la llamada Junta Proamnist¨ªa, lo mismo que Irureta y varias decenas de notables de la sociedad vasca, entre ellos Chillida. Aquel movimiento no es equiparable al de las actuales gestoras proamnist¨ªa. A la muerte de Franco, estaba muy extendida en capas de la poblaci¨®n de toda Espa?a una mirada indulgente hacia ETA, que luego esta fue perdiendo con su actitud posterior. La izquierda en general no ve¨ªa a los etarras como terroristas, sino como presos pol¨ªticos del franquismo.
M¨¢s tarde, Iribar dar¨ªa nuevas muestras de compromiso con la causa vasca. Es muy recordada la estampa de la ikurri?a, portada por ¨¦l y Kortabarria en un derbi vasco, cuando a¨²n era una ense?a prohibida. Eso fue en diciembre de 1976. Tres a?os despu¨¦s, en su ¨²ltima temporada en activo, acept¨® un puesto como independiente en la Mesa Nacional de Herri Batasuna, gesto que le gener¨® ya rechazo general en toda Espa?a. Para entonces, ETA empezaba a ser considerada como un sabotaje al intento general de reconciliaci¨®n.
Se fue apartando discretamente de aquel mundo y es sabido que el tema no le gusta.
En el aire qued¨® la pregunta: ?por qu¨¦ nunca jug¨® el partido n¨²mero cincuenta? Don Bal¨®n lleg¨® a publicar que, amenazado por ETA, rog¨® a Kubala que no le llamara m¨¢s. Desde el mundo abertzale se desliz¨® que ¨¦l mismo se neg¨®, para no ser utilizado como un s¨ªmbolo de Espa?a. Sin embargo, en declaraciones suyas de tiempos relativamente recientes, he le¨ªdo que hubiera querido cumplir los 50 partidos. Y tambi¨¦n en el libro Iribar irudia eta eredua, de Pedro Mari Goikoetxea, traducido al castellano por Carlos Latxaga con el t¨ªtulo Iribar, la alargada sombra del Txopo. ¡°Estaba en plena forma y hubiera podido conseguirlo, pero no me convocaron m¨¢s¡±.
Sobre este asunto he cruzado unos mensajes con ¨¦l estos d¨ªas. No quer¨ªa extenderse sobre ello, pero a mi pregunta de si existi¨® causa (familiar o de lesi¨®n) para su abandono de la concentraci¨®n antes del viaje a Alemania, me contest¨®:
¡ªEstaba entero y ning¨²n problema familiar.
Y a la de si hubiera querido retirarse con cincuenta partidos, me contest¨®:
¡ªSi me hubiera convocado Kubala HUBIERA JUGADO EL CINCUENTA.
(Las may¨²sculas son suyas).
El presidente de la Federaci¨®n, Pablo Porta, era un hombre muy de derechas. El seleccionador era Kubala. ?Recibi¨® alguna orden? Ninguno de los dos vive. No se les puede consultar.
El primero que alcanz¨® los 50 fue Arconada. Luego, Zubizarreta lleg¨® a los cien. Casillas pas¨® hace tiempo de los 150. Hoy tenemos 36 jugadores que han pasado los cincuenta. Esa barrera ya no impresiona, pero en su d¨ªa fue debate nacional.
Porque Iribar fue mucho Iribar.
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