Colombia se aferra a James ante Per¨²
El capit¨¢n, a seguir con su buen campeonato ante la selecci¨®n de Gareca, que creci¨® como jugador en Colombia
La contundencia de Colombia se mide este viernes a la solidez de Per¨² por una plaza en las semifinales, antesala de una cita a la que no llegan los primeros desde 2001 y los otros desde 1975, cuando los Cubilllas y Sotil martirizaron precisamente a los colombianos. Un partido, el de New Jersey, en el que los de P¨¦kerman tratar¨¢n de resarcirse de la pifia contra Costa Rica. Un duelo en el que James se antoja determinante para el devenir de los suyos.
No hay personaje en esta Colombia polarizada de hoy en d¨ªa que re¨²na tanto consenso como James Rodr¨ªguez. A la espera del Tour de Nairo Quintana, el pa¨ªs cierra filas en torno al capit¨¢n de la selecci¨®n, intocable para los suyos, sobre todos para aquellos, no pocos, que arguyen una especie de campa?a medi¨¢tica contra ¨¦l desde Espa?a por su mala temporada en el Real Madrid, obviando cualquier atisbo de cr¨ªtica hacia el jugador por peque?a que esta sea. Se encomienda, pues, el pa¨ªs a James y James a Colombia, donde se siente querido, respaldado, donde s¨ª le han dejado dar muestra de la indudable calidad que atesora al 10.
¡°Aqu¨ª juego hasta cojo, aqu¨ª me siento feliz¡±, asegur¨® el capit¨¢n, con medio hombro izquierdo inm¨®vil, despu¨¦s de anotar y dar el pase de gol a Bacca en el segundo partido, contra Paraguay. La berraquera del 10, clam¨® Colombia, que conf¨ªa en que, esta vez s¨ª, la selecci¨®n consiga darles una alegr¨ªa en forma de copa. La ¨²ltima data ya de 2001.
Enfilaba Colombia firme en esta Copa de Am¨¦rica hasta el encuentro con Costa Rica. Elucubr¨® P¨¦kerman con 10 suplentes de inicio y cuando se dio cuenta de la pifia ya era demasiado tarde. No pudieron remediar los James, Cardona y Cuadrado el extra?o error del t¨¦cnico, art¨ªfice de los mejores momentos de esta selecci¨®n a la que los altibajos acompa?an desde el Mundial de Brasil. Las dudas sobre la falta de armario y su solvencia para las grandes citas se amontonaron. Con el fantasma de Brasil en la mira, la eliminaci¨®n de los de Dunga pali¨® en buena medida la angustia cafetera.
Los de P¨¦kerman, que desistir¨¢ este viernes de los malabares en la n¨®mina inicial, buscar¨¢n las semifinales ante uno de los cuadros m¨¢s s¨®lidos del campeonato, Desde que Ricardo Gareca se hiciese cargo de Per¨², tanto en la edici¨®n de Chile del pasado curso como en esta, la selecci¨®n andina busca asemejarse m¨¢s a aquella de los Sotil y Cubillas que le cost¨® un t¨ªtulo a Colombia que a la que ha penado durante d¨¦cadas por el f¨²tbol sudamericano.
Viejo conocido e ¨ªdolo de la afici¨®n colombiana, Gareca creci¨® como jugador en el Am¨¦rica de Cali, despu¨¦s de sus inicios en Argentina. ¡°As¨ª como le ves en el banquillo, tranquilo pero con car¨¢cter, era en la cancha¡±, recuerda el t¨¦cnico argentino Mario Vanemerak, compa?ero de Gareca en la selecci¨®n y rival suyo en los duelos Millonarios-Am¨¦rica. Su etapa en Cali le dej¨® relaciones tan estrechas como la que guarda con su segundo, Sant¨ªn, inseparables desde aquellos ochenta en los que el Am¨¦rica era uno de los huesos del f¨²tbol sudamericano.
Impasible desde el banquillo salvo cuando suena el pitido final, a Gareca no se le recuerda tampoco un mal gesto como jugador, ni siquiera cuando se qued¨® sin el Mundial del 86 despu¨¦s de marcar el gol de la clasificaci¨®n, Pasarella mediante. Algunos de sus excompa?eros solo recuerdan el d¨ªa en que el seleccionador peruano lleg¨® tarde a un entrenamiento. La penitencia era colocarse un maillot amarrillo, de ciclismo, como si fuese el l¨ªder del Tour de Francia. Enrabietado, Gareca prendi¨® fuego a la ajustada zamarra.
Pocos recuerdan ¨²ltimamente tambi¨¦n un gesto de rabia como el de James despu¨¦s del partido contra Paraguay, la celebraci¨®n de su tanto o c¨®mo la impotencia por no poder voltear el marcado ante Costa Rica. El capit¨¢n colombiano quiere ser el 10 del torneo mientras de reojo, por el otro lado del cuadro, mira al 10 del f¨²tbol Mundial. Ya solo dos encuentros le separan de Messi.
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