Llull y Ay¨®n hacen volar al Madrid en el Palau

Lull y Ay¨®n, un base y un p¨ªvot, un dominador del ritmo y el tiro de larga distancia y un emperador del juego de altura, monopolizaron el segundo duelo de la final en el Palau Blaugrana. El Real Madrid, que el mi¨¦rcoles abandon¨® la cancha con un humor de perros tras ser derrotado con una canasta de Perperoglou en el ¨²ltimo segundo, arroll¨® al Barcelona con una actuaci¨®n implacable. La final est¨¢ empatada a uno, pero el Madrid ha perfilado su imagen m¨¢s aguerrida y eficaz en el Palau, la de esa m¨¢quina de anotar capaz de esquilmar al mejor equipo defensivo de la Liga y del continente, al que endos¨® 99 puntos en el primer envite y 90 en el segundo.

Llull, Ay¨®n y compa?¨ªa convirtieron el segundo duelo en un recital de su equipo, que domin¨® por m¨¢s de 20 puntos en la primera y en la segunda parte y gestion¨® con solvencia los vaivenes habituales en un cl¨¢sico. El Barcelona lleg¨® a situarse a cinco puntos, acarici¨® la posibilidad de la remontada, pero solo en un pasaje muy fugaz de la hora y media larga que se prolong¨® su martirio. El equipo de Xavi Pascual delat¨® lagunas demasiado profundas: su mal inicio, sus desajustes en rotaciones a veces inexplicables, su inoperancia frente a la presi¨®n defensiva del Madrid. La cantidad de talento que re¨²ne el Barcelona es notable, pero a menudo pierde el rumbo. Recuperar esas ca¨ªdas en picado tan abismales exige heroicidades, a veces, de todo punto imposibles.

Sergio Llull se tom¨® el segundo partido como si se tratara de la final ol¨ªmpica de los 100 lisos. Sali¨® disparado, un avatar de Usain Bolt. Y enfrente se le plant¨® un quinteto azulgrana que imit¨® al del Madrid en el primer encuentro, paquid¨¦rmico, torp¨®n en el manejo del bal¨®n y nefasto en el tiro. El marcador ilumin¨® un 2-11, como en el primer partido, pero al rev¨¦s. A diferencia de aqu¨¦l encuentro en el que Llull, Rudy y Carroll salieron desde el banquillo madridista para cambiar el rumbo de los acontecimientos, el Barcelona no dio con el punto de inflexi¨®n.

Continu¨® pusil¨¢nime en la defensa del interior de la zona, incapaz en su lentitud de obstaculizar los tiros exteriores o de obtener alguna canasta por piernas. Ten¨ªa que rumiar cada uno de sus ataques, secos Abrines, Navarro, Satoransky, Oleson. Xavi Pascual recurri¨® a Arroyo, in¨¦dito en el primer partido, que pas¨® por el partido de puntillas. Para colmo, Tomic, uno de los pocos que alimentaban con una m¨ªnima regularidad el marcador del Barcelona, sum¨® pronto tres faltas. Y Lawal, una de las bazas de Pascual para contener la eficacia de Ay¨®n, Thompkins y Felipe, tambi¨¦n se lastim¨® y apenas jug¨® tres minutos.

La desventaja del Barcelona lleg¨® a ser kilom¨¦trica, 16-37, tras un triple de Sergio Rodr¨ªguez. El Madrid dominaba el rebote (8-13), hab¨ªa anotado cinco triples y solo uno el Barcelona y hab¨ªa mimado el bal¨®n con solo dos p¨¦rdidas, cuatro menos que los azulgrana. En esos baremos se mantuvo hasta el final.

Perperoglou y Pau Ribas espolearon al Barcelona, que aceler¨® con un 11-0 y se puso a diez puntos. El Madrid recuper¨® el tono antes del descanso, pero Navarro, Samuels y Perperoglou le encontraron las costuras a la defensa del Madrid, que ech¨® de menos un mayor peso en el juego de Rudy Fern¨¢ndez, Maciulis y Carroll.

El Barcelona lleg¨® a situarse a cinco puntos (52-57). Navarro sufri¨® un esguince que le hizo ir al banco durante unos minutos. En su ausencia, Llull volvi¨® a ser el amo y se?or de la cancha. Ay¨®n y Thompkins tiraron del carro cuando el base menorqu¨ªn se tom¨® un respiro. Y el Madrid retom¨® la marcha en momentos clave. Abri¨® brecha en el inicio del ¨²ltimo cuarto (59-76) y vol¨®, tirado por Llull y Ay¨®n.