Ospina nunca est¨¢ solo
Su actuaci¨®n contra Per¨² hizo recordar la estrecha relaci¨®n de Colombia y los grandes porteros
Faltaba una noche que fuera solo suya. Hab¨ªa estado muy cerca de conseguirlo porque sus atajadas fueron inmensas siempre, pero le costaba lucirse justo con la que puede ser, desde 2011, una de las selecciones m¨¢s medi¨¢ticas en la historia de Colombia: James, Cuadrado, Bacca, Falcao, Te¨®filo Guti¨¦rrez¡ Igual y en silencio David Ospina siempre pon¨ªa su cuota de voladas, esas que le dan seguridad a la porter¨ªa nacional cada vez que ¨¦l la custodia.
Su magistral actuaci¨®n contra Per¨² hizo recordar la estrecha relaci¨®n de Colombia y los grandes porteros. En esta cadena evolutiva, para que Ospina existiera, debi¨® estar antes un Efra¨ªn Caim¨¢n S¨¢nchez, quien puso la primera piedra en esto de gestar mitos vivientes bajo los tres palos.
El Caim¨¢n, el mismo que le hiciera prometer al DT Adolfo Pedernera que recibir¨ªa como premio extra un suculento pollo asado que estaba exhibido en un restaurante en Lima si entraban a la Copa del Mundo de Chile en 1962, fue el que comenz¨® todo: recibi¨® goleadas pero era figura en tiempos en los que la tricolor se destacaba por su mansedumbre futbol¨ªstica. A punta de atajadas se fue a defender la porter¨ªa de un club grande de Argentina, San Lorenzo de Almagro, y con 36 a?os cumpli¨® el sue?o de jugar aquel Mundial chileno.
Para que hoy exista Ospina, tuvo que haber estado en ese lugar Pedro Zape, el rey de los a?os setenta en su puesto, el mismo que le ataj¨® un penal a Fernando Morena en pleno Centenario de Montevideo en una derrota-triunfo contra Uruguay. Para que hoy exista Ospina debi¨® marcar tarjeta Ren¨¦ Higuita, el monstruo que sin miedo fue capaz de detener cuatro penaltis en una final de Libertadores, que le tap¨® otro a Hadzibegic en Italia 90, que humill¨® a Klinsmann y Voller con sus inmensas voladas, que sal¨ªa jugando como 10 en tiempos en los que los arqueros se ufanaban de pegarle de punta para arriba y que escribi¨® su nombre en Wembley con el aguij¨®n de su escorpi¨®n.
Para que hoy exista Ospina debi¨® emerger el antecedente de ?scar C¨®rdoba, que repel¨ªa misiles el d¨ªa del 0-5 de Colombia contra Argentina o que se ganaba una Copa Am¨¦rica sin recibir un solo tanto en contra; para que hoy exista Ospina, hubo un Miguel Calero showman y exc¨¦ntrico; para que hoy exista Ospina debi¨® tener un predecesor como Farid Mondrag¨®n, el gigant¨®n que ¨¦l vio llorar por televisi¨®n tras la eliminaci¨®n de Francia 98. Ese mismo Mondrag¨®n al que 15 a?os despu¨¦s vio llorar de nuevo, esta vez de alegr¨ªa, en el momento que el guardameta del Arsenal le cediera su puesto los ¨²ltimos minutos del encuentro contra Jap¨®n. Fue ah¨ª, en ese abrazo del alma, que Ospina recibi¨® ese testigo generacional.
Ospina pocas veces desenton¨®, pero en contadas ocasiones lleg¨® a su casa con las polaroids que lo se?alaban como due?o del rol principal de un equipo. Lo que pasa es que siempre existi¨® un atenuante bueno o malo que termin¨® dejando en un segundo plano sus propias haza?as. En la pasada Copa Am¨¦rica se cans¨® de detener balones imposibles como contra Brasil, parando un frentazo de Neymar a quemarropa, pero el gol de Murillo y el triunfo frente a los brasile?os tras 24 a?os dej¨® a un lado esa obra maestra. O en Vi?a del Mar contra los argentinos: Ag¨¹ero remat¨® en las 5,50 con ira y Ospina repeli¨® la pelota con los pies a puro reflejo. El bal¨®n se elev¨® y a¨²n en el ¨¢rea chica, Lionel Messi, el que jam¨¢s falla, le pate¨® un penal con la cabeza. David, nadie sabe c¨®mo, se par¨® como un resorte y sac¨® una pelota imposible tanto que el inmutable crack del Barcelona estuvo cerca de arrancarse todos los pelos de la cabeza y con raz¨®n: no se pod¨ªa encontrar explicaci¨®n humana a semejante volada. Sin embargo el mal juego de Colombia esa noche y la derrota por penales dej¨® a la sombra esa obra de arte.
Frente a Per¨², en esta Copa Am¨¦rica Centenario, nada iba a minimizar su obra. Y en la definici¨®n por penales se gan¨® el papel protag¨®nico en el instante que su pie derecho contuvo el penal de Trauco. Esa atajada fue determinante para que Colombia regresara a las semifinales de la Copa Am¨¦rica despu¨¦s de 12 a?os de amarguras.
Ospina no estuvo solo en semejante momento. En ese pie tambi¨¦n estuvieron el Caim¨¢n, Zape, Higuita, C¨®rdoba, Calero y Mondrag¨®n.
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