Leo Messi fue Clint Eastwood
Argentina golea a Venezuela (4-1), se medir¨¢ a EEUU en semifinales y La Pulga alcanza el r¨¦cord de 54 goles de Batistuta
A un lado estaba Messi y al otro Seijas y Figuera; en un equipo formaba Higua¨ªn y en el contrario Rond¨®n. Y una selecci¨®n contaba con Romero mientras que en la rival formaba Hern¨¢ndez. Las individualidades desequilibraron el Argentina-Venezuela. Messi igual¨® la marca de Batistuta como goleador: 54. Seijas fall¨® un penalti a lo Panenka en tan mal momento (2-0) que desencaden¨® la ira de los hinchas de la Vinotinto. Romero par¨® el tiro de Seijas e hizo buenos las dos dianas de Higua¨ªn. Rond¨®n se pele¨® como un jabato con el arquero y la madera hasta que cobr¨® el gol del honor. Y, acto seguido, Hern¨¢ndez se comi¨® el 4-1.
La efectividad de Argentina fue tremenda frente a la descolocada Venezuela. La Albiceleste descont¨® un nuevo partido en su camino hacia la conquista de la Copa Am¨¦rica del Centenario y acude encantada al encuentro en semifinales de Estados Unidos. No defiende muy bien, le falta control de partido y a veces juega bien, en otras regular y en ocasiones hasta mal, m¨¢s que nada porque le cuesta mezclar en la l¨ªnea media. A cambio tiene dinamita en sus piernas desde que ha recuperado a Messi. Aunque discontinuo, el 10 fue un jugador capital en Boston, determinante en cada aparici¨®n, el n¨²mero 1.
Argentina funcion¨® como un reloj de precisi¨®n durante la suplencia de Messi. El 10 hab¨ªa sido protagonista a ratos, alguno extraordinario, como la media hora que jug¨® contra Panam¨¢. Los partidos de clasificaci¨®n, la mayor¨ªa de entretiempo y calentamiento, no est¨¢n exentos de riesgo, y si no que pregunten a Brasil o Uruguay. Alcanzados los cuartos de final, cuando se juega la continuidad en el torneo, se necesitan futbolistas para una hora y media, tambi¨¦n la Albiceleste, m¨¢s favorita y tambi¨¦n m¨¢s exigida que nunca, sobre todo desde la titularidad y capitan¨ªa del barbudo Messi.
El rosarino entr¨® en el equipo por el desgarrado Di Mar¨ªa mientras se manten¨ªa Nico Gait¨¢n. Argentina ganaba un 10 mientras Venezuela perd¨ªa a Pe?aranda. El afamado delantero se cay¨® de la formaci¨®n en el calentamiento y cedi¨® su puesto al desdichado Seijas, que carg¨® con una tarjeta nada m¨¢s empezar el partido por una patada a la tibia de Mascherano. El equipo de Dudamel siempre se distingui¨® por su agresividad futbol¨ªstica y alegr¨ªa en el juego, muy competitivo, superior en el torneo a Uruguay y capaz de competir con M¨¦xico, inferior tambi¨¦n ayer a la Argentina del omnipresente Messi.
El 10 se arranc¨® con un par de amagos que no acabaron en tiro y un remate de rosca desde la posici¨®n de falso 9 y con un pase largo, profundo y curvado desde el extremo derecho sobre el desmarque de Higua¨ªn, excelente en la definici¨®n ante Hern¨¢ndez. Las combas de Messi para las entradas por el costado izquierdo de Neymar y Jordi Alba son ya famosas en el Camp Nou. Hoy es un jugador m¨¢s vers¨¢til y completo, tan buen pasador y asistente como goleador, preciso en los golpes francos y r¨¢pido como buen llegador, una virtud que qued¨® clara cuando Figuera le derrib¨® en una acci¨®n de penalti que no pit¨® el mexicano Garc¨ªa.
Figuera se equivoc¨® poco despu¨¦s en una cesi¨®n a su portero e Higua¨ªn, atento y pillo, animado por la sensacional jugada del 1-0, se interpuso para controlar el cuero, regatear al meta y dejar el 2-0. Venezuela era un flan, espectadora del encuentro, siempre un segundo y un metro por detr¨¢s de Argentina, muy seria y mejor puesta, din¨¢mica y due?a de la pelota y del campo, entregada a la efectividad de Higua¨ªn y al desequilibrio de Messi. Nadie domina mejor la relaci¨®n tiempo-espacio que el 10. La Vinotinto solo se vino arriba despu¨¦s de un error de Mascherano que no aprovech¨® Rond¨®n por el acierto del Gato Romero.
Ausente Messi, perdido el hilo de juego porque el equipo no daba con Banega, Argentina se encomend¨® a su portero, excelente en el rechace de dos disparos, afortunado en un cabezazo de Rond¨®n que dio en el palo y err¨¢tico en la concesi¨®n de un penalti sobre Mart¨ªnez. Seijas quiso sonrojar al guardameta con un lanzamiento a lo Panenka y el cuero acab¨® en las manos de Romero, que se qued¨® quieto, aguant¨® hasta ridiculizar al tirador, y pudo resarcirse de su fallo, tan importante como Messi e Higua¨ªn, salvador de una mala defensa de la Albiceleste, vulnerable con y sin bal¨®n, apretada por Venezuela.
Al igual que pas¨® en la primera, la segunda parte comenz¨® con una excelente apertura de Messi. El receptor fue Gait¨¢n, que no pudo conectar con Higua¨ªn, obstaculizado por la defensa de la Vinotinto. Las conducciones del 10 desquiciaron a la zaga contraria, reiterativa en las faltas, y fueron tambi¨¦n un alivio para la propia, porque cada vez defend¨ªa peor Argentina, sobre todo a bal¨®n parado, uno de los puntos fuertes de Venezuela. A la Vinotinto se le escap¨® el partido en las ¨¢reas, la contraria y la suya, de nuevo generosa en la jugada del 3-1 que arm¨® y culmin¨® Messi para celebrar su retorno como l¨ªder de Argentina.
Ya condenada Venezuela, se resarci¨® al menos Rond¨®n, que merec¨ªa el gol m¨¢s que nadie, aunque apenas tuvo tiempo para su celebraci¨®n porque Hern¨¢ndez no estuvo muy acertado en un tiro de Lamela, habilitado naturalmente por Messi. Y a partir de entonces el partido fue decayendo, sin m¨¢s novedad a tener en cuenta que Gait¨¢n no podr¨¢ jugar por sanci¨®n la semifinal contra EEUU. No es una cuesti¨®n cualquiera acompa?ar a Messi. El 10 juga con la determinaci¨®n de quien sabe que no le perdonar¨ªan una nueva derrota en la final como pas¨® en el Mundial y en la Copa Am¨¦rica. Nade mejor que la barba para endurecer el rostro del 10.
Lio, sin perd¨®n, fue Clint Eastwood en Boston.
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