Turqu¨ªa se resiste a su suerte

Se sabe la estrella de Turqu¨ªa y act¨²a como tal. Tras quedarse limitado en la banda izquierda por dos partidos ¨Cen los que el equipo no dio una derechas-, Arda Turan consigui¨® que Terim hiciera un molde a su medida, un 4-2-3-1 donde ¨¦l actuaba de mediapunta sin apenas exigencias defensivas y libertad absoluta en el ataque. Ventaja que aprovech¨® porque tanto le daba actuar de mediocentro para sacar el bal¨®n desde la ra¨ªz como colocarse de falso 9 en busca de la prolongaci¨®n o el rebote a los balonazos que le enviaban a Burak Yilmaz, un delantero que se mueve mucho mejor de lo que juega. Due?o y se?or de Turqu¨ªa, Arda trat¨® de imponer su ley sobre el c¨¦sped del estadio Bollaert de Lens. No lo consigui¨® porque la Rep¨²blica Checa demostr¨® que para gobernar los partidos m¨¢s vale un equipo a una estrella; pero para ganarlos, bien vale un crack como Arda, un joven prometedor como Mor y un delantero con gancho. El triunfo les da una pr¨®rroga, puesto que deben aguardar a los resultados de esta noche para saber si siguen de pie en el torneo.

El bal¨®n y el f¨²tbol corrieron por parte de la Rep¨²blica Checa. No le quemaba la pelota entre los pies y sacaba el esf¨¦rico limpio desde atr¨¢s, al tiempo que Darida y sobre todo Plasil mov¨ªan los hilos desde el eje. Por la derecha romp¨ªa el combativo lateral Kaderabek y se ofrec¨ªa en el costado opuesto Krejci. Pero les costaba horrores pisar ¨¢rea y encontrar a la referencia, a un Necid torpe a rabiar que andaba re?ido con el f¨²tbol. As¨ª lo explic¨® en ese remate que le dio con el exterior cuando ten¨ªa la porter¨ªa ante s¨ª y lo envi¨® por arriba. Pero su gafe era contagioso: el poste escupi¨® el cabezazo de Sivok; Kaderabek prefiri¨® chutar al bulto antes que dar el pase tras la asistencia interior de Plasil; a Darida se le march¨® alto su disparo tras un nuevo saque de esquina; y Babacan se gan¨® los flashes y el aplauso despu¨¦s de una bella palomita al disparo lejano de Plasil. Demasiadas ocasiones sin premio que penaliz¨® Turqu¨ªa.

Sin plan porque el equipo de Terim es un aut¨¦ntico caos ¨Cle basta el vuelo de una mosca para desordenarse-, el equipo se entreg¨® al 10. Eran las normas de Arda, que en los dos primeros minutos del encuentro se pele¨® con dos compa?eros porque exig¨ªa toque y ser la frontera del f¨²tbol; quer¨ªa jugar a algo que a su alrededor no comprend¨ªan. Pero si no tocaba ¨¦l la pelota no hab¨ªa tut¨ªa. Hasta que se sali¨® con la suya. Fue en una contra, cuando recibi¨® en la medular, encar¨® al lateral para provocarlo y cuando le entr¨®, solt¨® el pase para la carrera de Mor, que pis¨® l¨ªnea de fondo y puso el pase atr¨¢s para el remate seco de Burak Yilmaz. Una palanca, una carrera, tres pases y un gol. La activaci¨®n lleg¨® de Turan, pero Mor demostr¨® tener una electricidad, conducci¨®n y desparpajo impropios de su edad (18 a?os). No es raro que le hayan captado a pesar de que apenas chapurree el turco, puesto que ha vivido en Dinamarca y ahora har¨¢ carrera en el Borussia Dortmund.

Con el paso de los minutos se diluy¨® la propuesta checa ¨Cque aun as¨ª cont¨® con un disparo de Darida y otro de Necid, ambos torcidos- y subieron los decibelios turcos, que se resist¨ªan a su suerte. Lo prob¨® Mor tras un eslalon precioso y lo consigui¨® Tufan tras cazar el bal¨®n en el ¨¢rea chica. Fue el gol definitivo para el partido y el tanto de la esperanza para una Turqu¨ªa. Tambi¨¦n el adi¨®s de la Rep¨²blica Checa. ?

El Atat¨¹rk de Lens

Era el Bollaert de Lens pero parec¨ªa el aut¨¦ntico estadio ol¨ªmpico de Atat¨¹rk en Estambul. La hinchada turca acudi¨® en masa al encuentro de anoche, confiada en que llegar¨ªa una victoria que maquillara su torneo. Acertaron el tiro; pero fallaron con los m¨¦todos y a buen seguro que la UEFA les impone una sanci¨®n.

C¨¢nticos, jarana por doquier y banderas con la luna menguante y su estrella que no dejaban de ondear por las calles aleda?as y por las gradas. Eran riadas de turcos que silenciaron en un pisp¨¢s a los checos. En el c¨¦sped y en los vomitorios. Pero se extralimitaron. Resulta que con el segundo gol, el de Tufan, la hinchada encendi¨® unas ocho bengalas y seis las arrojaron al terreno de juego. Se detuvo un segundo el duelo y hasta Arda Turan fue a pedir que pararan. Al final, se acab¨® el fuego pero no la fiesta. Al menos, hasta que los otros grupos digan lo contrario.