El dedo de Piqu¨¦
Como buenos espa?oles, nos gusta alimentar estas brasas patrioteras mientas rumiamos pipas. Lo dec¨ªa P¨ªo Cabanillas: "Al suelo, que vienen los nuestros".
Celebraba Morata el uno a cero cuando las redes sociales se retorcieron profundamente indignadas con Gerard Piqu¨¦, una vez m¨¢s, en esta ocasi¨®n por culpa de una supuesta alineaci¨®n indebida de su dedo coraz¨®n durante la interpretaci¨®n del himno nacional. La imagen de la pol¨¦mica, en la que tambi¨¦n se puede observar a Sergio Ramos mirando al cielo con devoci¨®n y cierto arrepentimiento, como si pidiera perd¨®n de antemano al Cristo de los Gitanos por el penalti que pensaba fallar, se convirti¨® en viral antes de que los croatas estamparan el empate en el marcador, al filo del descanso, y para la reanudaci¨®n del choque ya se manejaban dos l¨ªneas principales de investigaci¨®n: falta de respeto a los s¨ªmbolos constitucionales o desprecio velado hacia los medios de comunicaci¨®n m¨¢s cr¨ªticos con el futbolista.
Finalizado el encuentro, con la amargura de la derrota flotando en el ambiente del vestuario, Gerard Piqu¨¦ ofreci¨® su particular versi¨®n de los hechos y aleg¨® que solamente se estaba crujiendo los dedos, lo que a m¨ª me parece un gesto propio de defensa antiguo, de central uruguayo de los a?os setenta, de tipos curtidos en sangre y barro que conoc¨ªan la importancia de tener las articulaciones bien engrasadas cuando llegaba el momento de repartir hostias.
Contaba H¨¦ctor El Bambino Veira en una entrevista, lo que le dijo Moreno Castillo antes de comenzar el partido de su reencuentro en Espa?a, despu¨¦s de innumerables batallas en el f¨²tbol sudamericano: "Andate por los costados, nene; el medio es Vietnam". Es el tipo de advertencias que se lanzan envueltas en crujidos de huesos y me gusta pensar que Piqu¨¦ solo preparaba el saludo obligado a su compa?ero y rival, Ivan Rakitic.
De nada parece servir el rendimiento de Piqu¨¦ frente a las ansias de desmerecer su labor y la obsesi¨®n por reducir, su nivel de compromiso con la selecci¨®n nacional.
El f¨²tbol es un deporte tan hermoso que lo m¨¢s comentado por sus fan¨¢ticos seguidores termina siendo cualquier gesto o suceso que nada tiene que ver con el propio f¨²tbol, ese es su sino actual. En esta sociedad moderna de consumo r¨¢pido y compulsivo, de memes y de Vines, de grupos de WhatsApp y madres con Facebook, ya pocos se extra?an porque los mejores goles, los pases imposibles o los regates sobre una baldosa terminen eclipsados por un entrenador sac¨¢ndose los mocos, una se?orita faldicorta en la grada o un juez de l¨ªnea arrollado por la camilla motorizada. Uno escribe Riquelme en Google y el buscador le devuelve casi id¨¦ntico n¨²mero de resultados sobre Larissa que sobre Juan Rom¨¢n: bienvenidos al f¨²tbol moderno.
Volviendo a Gerard Piqu¨¦, de nada parece servir el rendimiento excelso que est¨¢ mostrando durante la presente Eurocopa frente a las ansias de desmerecer su labor y la obsesi¨®n por reducir, a la m¨ªnima expresi¨®n, su nivel de compromiso con la selecci¨®n nacional. Como buenos espa?oles, nos gusta alimentar estas brasas patrioteras mientas rumiamos pipas, discurrimos la mejor manera de no pagar nuestras consumiciones en los bares y miramos al dedo que nos se?ala la luna como si la tuvi¨¦semos muy vista. Lo dec¨ªa P¨ªo Cabanillas: "Al suelo, que vienen los nuestros".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.