Momento Cristiano
La gran estrella europea tiene la ocasi¨®n de encumbrar por fin a Portugal horas antes de que Messi se juegue el trono de Am¨¦rica
Dos d¨ªas sin partidos en un gran torneo son como dos d¨ªas sin pan, el f¨²tbol puesto a una dieta insufrible. Por fortuna, la pelota vuelve a rodar hoy. Y no a los pies de cualquiera, sino a los de Cristiano Ronaldo, el futbolista con m¨¢s cach¨¦, el m¨¢s planetario junto a ese Messi que tantas veces le ha desvelado y que est¨¢ a un paso de ganar la Copa Am¨¦rica. Puede hacerlo el domingo, unas treinta horas despu¨¦s de que CR se haya enfrentado a la Croacia de su amigo Modric (s¨¢bado, 21.00, Telecinco).
Otro cruce de caminos entre los astros. Para el luso puede haber llegado su cita cumbre con Portugal, su cuenta pendiente. Es universalmente conocido que a este genio con cuerpo de mazinger y descomunal ombligo le irrita hasta lo paranoico dejar deudas. Los croatas son un hueso, pero CR sabe que si salva el escollo, Portugal, por la ruta tierna del cuadro, tendr¨¢ a tiro la final. Y ¨¦l tira como pocos.
De Cristiano se vende todo, el coraz¨®n, el peinado, las muecas, los arrebatos, las sonrisas¡ Aunque a algunos les cueste priorizarlo, tambi¨¦n es el que m¨¢s partidos ha jugado en la historia de la Eurocopa (17), est¨¢ a un tanto de igualar a su poco amigo Platini ¡ªel exjerarca del Bal¨®n de Oro¡ª como m¨¢ximo goleador y ya es el primero en haber marcado en siete fases finales de altos vuelos, en cuatro Euros y tres Mundiales.
Por supuesto, tambi¨¦n tiene r¨¦cords insuperables de arrogancia como el gran vanidoso que es, pero resultar¨ªa imposible disociar unos registros de otros. Son esos chutes de ego los que han forjado desde la infancia a un cr¨ªo que a los 13 a?os dej¨® la cuna familiar con un obsesivo reto. No le bastaba llegar a futbolista, sino ser el mejor de los mejores. A sus 31 a?os mantiene el empe?o con esa franciscana profesionalidad. No es futbolista de barrio, como Messi, o de playa, como Neymar. Es un futbolista hiperb¨¢rico, de laboratorio, lo que le permite poner la edad entre par¨¦ntesis.
No es futbolista de barrio, como Messi, o de playa, como Neymar. Es un futbolista hiperb¨¢rico, de laboratorio
Su prodigioso f¨ªsico y su voracidad mental le han llevado a ser el jugador con m¨¢s remates del torneo, 31 en solo tres partidos. No despeg¨® hasta rescatar a Portugal ante Hungr¨ªa con dos golazos que podr¨ªan ser el p¨®ster del campeonato. Sus desaciertos previos ante las cenicientas Austria e Islandia le crisparon en el campo. Y no digamos fuera, con alg¨²n micr¨®fono que acab¨® por ser acu¨¢tico. Un gesto merecedor de todos los reproches, como su disparatado verbo contra los humildes islandeses que se hab¨ªan limitado a gozar de un d¨ªa en el para¨ªso futbolero. Pero como sus desaf¨ªos son a perpetuidad, de la furia sac¨® provecho para clasificar a Portugal.
Hasta entonces, CR tambi¨¦n era culpable de que esta Eurocopa sea la menos goleadora desde la edici¨®n de 1980. Se han contabilizado 69 goles en 36 partidos. Faltaban los de Ronaldo. Claro, un fogueo pasajero. Gui?os del f¨²tbol: cuando mejor jug¨® Portugal m¨¢s fall¨® su l¨ªder, que sac¨® el mazo cuando peor compiti¨® el equipo. Cuesti¨®n de ajustes. Si llegan, los lusos pueden tener recorrido.
Aunque disfrute como solista, el capit¨¢n portugu¨¦s, por mucho que le cueste aceptar que hay vida a su alrededor, tiene coro. La selecci¨®n lusa cuenta con un buen equipo. Gente tan graduada como Pepe, Nani, Ricardo Carvalho, Quaresma, Moutinho¡ Y futbolistas en alza como Andr¨¦ Gomes, Renato Sanches y Joao Mario. Un grupo interesante de mosqueteros al servicio de quien, tras el fiasco de 2004 en su casa frente a Grecia, tiene otra gran ocasi¨®n de abrochar tambi¨¦n con brillo su carrera internacional. Si alguien puede acabar con la hist¨®rica sequ¨ªa portuguesa, ese es CR.
Cristiano, por m¨¢s que tenga mon¨®logos con su oce¨¢nico espejo, deber¨ªa asumir que con ¨¦l, Portugal es much¨ªsimo. Pero que para ¨¦l, tambi¨¦n Portugal puede ser mucho, mucho. Hasta Messi lo sabe, y eso que ¨¦l tiene que soportar la insoportable sombra maradoniana. La del fabuloso Eusebio no es igual. Si CR quiere la inmortalidad con su pa¨ªs, y querr¨¢, porque nada le sacia, es el momento. El espejito, espejito... en el campo, donde es un jugadorazo de ¨¦poca.
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