Italia apaga la llama de Espa?a
Espa?a cierra su gran ciclo tras recibir un repaso en el primer tiempo y no alcanzarle con su posterior mejor¨ªa
Una Italia brava, concienzuda y muy aplicada cerr¨® el gran ciclo de la selecci¨®n espa?ola. Esta vez no fue el estruendoso batacazo del Mundial de Brasil, donde se grip¨® desde el suspiro inicial. En Francia, La Roja cay¨® (2-0) porque enfrente tuvo a un rival que fue mejor, mucho mejor, durante el primer tiempo. En ese periodo desti?¨® por completo a Espa?a, p¨¢lida y acogotada. La decidida respuesta tras el descanso no alcanz¨® a los de Vicente del Bosque, cuando Buffon fue el gran De Gea del primer acto. Al menos, al contrario que en Brasil, Espa?a tuvo un segundo aire y se baj¨® del trono europeo con el honor de quien lo intent¨® con ah¨ªnco hasta el ¨²ltimo momento.
Ahora toca una segunda reforma, y quiz¨¢ sin dos gu¨ªas capitales en los ¨¦xitos de casi una d¨¦cada como Vicente del Bosque e Iker Casillas, dos referentes indiscutibles para la eternidad. En caso de que renuncien, o les hagan renunciar, su legado queda de por vida y sobre los mismos pilares en los que ellos se auparon deber¨ªa renovarse el equipo. Una derrota con Italia no es una chapuza que abochorne o deba dinamitar una obra, por lo que la idea troncal, la que llev¨® al f¨²tbol espa?ol a la cima, pude perpetuarse. No han sido pocas las selecciones que al hilo de una decepci¨®n o una victoria mal interpretada mutaron sus genes sin ¨¦xito. La Canarinha, por ejemplo.
La despedida espa?ola se intuy¨® desde muy pronto. Espa?a apareci¨® por Par¨ªs como un boxeador que llega noqueado por una sola mano anterior, la que le propin¨® Croacia, similar al imprevisto desplome ante Holanda en Brasil 2014. Entonces, al siguiente partido, frente a un Chile con muchas similitudes con esta Italia, el equipo ya sali¨® tocado, tan impotente como en el raqu¨ªtico primer periodo de Par¨ªs. Al segundo se vio a una selecci¨®n chata, atemorizada, como si a¨²n sintiera dormido el ment¨®n. Italia la puso a caldo sin tregua, la acorral¨® en su campo y propici¨® que la pelota fuera un debate permanente. Los ¨²nicos pelotazos eran espa?oles, de De Gea, al que no hab¨ªa compa?ero que le diera socorro. En La Roja, nadie quer¨ªa arriesgar ante la presi¨®n alta del contrario. Espa?a no es un conjunto perfilado para ganar el bal¨®n en combate, as¨ª que se qued¨® sin sustento. Sin la pelota es un equipo en tanga.
Conte y los suyos planificaron de maravilla el partido. Levantaron dos diques, uno para estrangular a Busquets y los zagueros, con lo que evitaban la fluidez en el inicio del juego, y otro para frenar los ataques. El sistema desconect¨® a los volantes espa?oles, Silva, Iniesta y Cesc, a los que nadie era capaz de dar carrete. Del Bosque, como ya hiciera Luis Aragon¨¦s en la Eurocopa de 2008 que abri¨® el camino hacia el para¨ªso, repiti¨® equipo por cuarta vez. Se guio m¨¢s por sus dos buenos primeros partidos que por su ¡°parvularia¡± gesti¨®n del tropiezo con Croacia.
Italia no tiene jugadores para reventar el mercado, pero suple la falta de solistas con un conmovedor sentido gremial del juego y mucho trabajo de estudio. No deja nada al azar y consigui¨® que Espa?a fuera la menos Espa?a que se recuerda durante una hora. En ese tiempo, solo hubo buenas noticias espa?olas de De Gea, que evit¨® el gol con tres grandes intervenciones. No hab¨ªa compa?ero del meta que ganara un asalto, nadie se parec¨ªa a nadie. Todos agarrotados ante el empuje azul. Hasta la media hora no hubo focos para Buffon, sin inmutarse con un tirito de Iniesta. A De Gea, finalmente, le bati¨® Chiellini. Un innecesario atropello de Sergio Ramos, confuso todo el torneo, origin¨® una falta en el balc¨®n del ¨¢rea. El disparo de Eder, con la barrera algo dislocada, lo rechaz¨® De Gea como pudo, incluso luego ara?¨® la pelota cuando llegaba Giaccherini. Pero, a rebufo, a¨²n irrumpi¨® Chiellini. Solo Piqu¨¦, entre los espa?oles, estaba de guardia por la zona. Italia se fue al intermedio con un solo gol, pero la sensaci¨®n de superioridad era mucho mayor.
Sin 'nueve' al final
Con el amistoso de la pasada Semana Santa en Udine en la cabeza, cuando tambi¨¦n Italia anul¨® a Espa?a, Del Bosque, como entonces, ech¨® el lazo a Aduriz y descolg¨® a Morata a la banda izquierda. La Roja, con m¨¢s ¨ªmpetu y gallard¨ªa, tuvo otra mordida. Poco a poco, los jugadores se soltaron: Por fin se atrevieron a trenzar dos, tres, cuatro pases. Se animaron los laterales, los volantes¡ La selecci¨®n de Conte not¨® la nueva sacudida y recul¨®, forzada y por su propia naturaleza, por m¨¢s que hoy no se encapsule como era su tradici¨®n. Con todo, volcada Espa?a, una excelente combinaci¨®n entre Pell¨¨ y Eder dej¨® al segundo de par en par con De Gea, de nuevo crucial.
Con Casillas de pie junto al banco todo el acto, la escuadra espa?ola encerr¨® a su adversario. Lleg¨® el momento de Buffon, que a sus 38 a?os no tiene edad. Iniesta, Morata, Aduriz, Piqu¨¦¡ Se sucedieron las oportunidades. Por descontado, el dique italiano ya solo estaba frente a su portero y capit¨¢n. No hubo manera de quemar el rancho y Espa?a, que hab¨ªa repuntado con dos arietes, acab¨® sin la referencia de un ¡°nueve¡±. Primero fue relevado Morata y luego se lesion¨® Aduriz. Cuando solo quedaba arriesgar y arriesgar, en una contra ya con los espa?oles desmadrados, Pell¨¨ sentenci¨® la jornada. Y no solo la jornada parisina, liquid¨® a la Espa?a m¨¢s gloriosa. Lo mereci¨® Italia. Y merecen toda la consideraci¨®n y mucho m¨¢s quienes durante a?os lograron que la Roja fuera un himno a la felicidad. El f¨²tbol no olvida, solo lo hacen los que no conocen otro alimento que la cicuta y el vinagre.
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