La pugna de las ciudades de la luz
Griezmann es la farola de Francia y Cristiano pasa de la oscuridad a la luz de las fluorescentes en un click
Lisboa y Par¨ªs se parecen en la m¨ªstica. Son ciudades con misterios que no acaban de resolverlos por m¨¢s veces que se visiten. A ambas se les conoce como la ciudad de la luz aunque la luz brille de manera tan distintas en ambos casos. Se dir¨ªa que en Par¨ªs la luz es gris, o sea inquietante, y en Lisboa la luz es blanca, o sea inmediata. La luz tambi¨¦n brilla de forma distinta en sus selecciones de f¨²tbol. Griezmann es la farola de Francia y su luz se antoja como la linterna que se enciende y se apaga cmo si el f¨²tbol dependiese de sus fogonazos. Algo as¨ª como Par¨ªs de noche a la luz de las velas. De pronto, echa a correr como un bandido y las farolas se iluminan a su paso como esos pasillos que encienden los focos al sentir cada pisada para ahorrar electricidad.
Pero Francia y Portugal tienen sus correspondientes tropas detr¨¢s, m¨¢s musculosa la primera, m¨¢s oficiosa la segunda
Cristiano Ronaldo pasa de la oscuridad a la luz blanca y poderosa de las fluorescentes apenas pulsando un click. Puede caminar taciturno entre las sombras de su selecci¨®n y asaltar el ¨¢rea en dos d¨¦cimas de segundo para decir aqu¨ª estoy yo porque he venido. Entonces la luz blanca de Lisboa ciega al portero y a los defensas y de su farola cuelga un gol como cuando tras el triste fado la guitarra pone punto y final con un rasgueo de cuerdas estruendoso.
Tienen ambos muy poco de Voltaire o de Pessoa. Est¨¢n lejos de esa delicadeza, m¨¢s dados a cadencias fren¨¦ticas que a la mesura del ritmo. Pero los dos han alcanzado una final europea a la que acud¨ªan con m¨¢s timidez que insolencia. Ni Francia ni Portugal velaban sus mejores armas. Los de Ronaldo incluso superaban los partidos con la agon¨ªa doliente de los fados tradicionales que lo mismo a acaban bien que mal. Los de Griezmann anudaban las victorias con hilos tan finos que pod¨ªan romperse en cualquier momento si no fuera porque el principito bajaba de la luna para curarle las heridas.
Pero Francia y Portugal tienen sus correspondientes tropas detr¨¢s, m¨¢s musculosa la primera, m¨¢s oficiosa la segunda. A Portugal le ha abatido muchas veces la saudade y ha sido v¨ªctima e si mismo (recu¨¦rdese la derrota ante Grecia en la Euro portuguesa). Era como si machaconamente le repitieran los versos de Pedro Homem de Mello: "povo que lavas no rio / que talhas com o teu machado/ as t¨¢buas do meu caixao" (pueblo que lavas en el rio, que tallas con tu machete las tablas de mi ata¨²d). Tradici¨®n de grandes futbolistas y un promedio de jugadores por encima de la media, tropezaban una y otra vez consigo mismo en la peor versi¨®n futbol¨ªstica de la fatalidad de su destino.
Francia ha ido construyendo puentes que a veces derribaba con sus propias bombas, ya fuera por egolatr¨ªa, falta de autoridad o indolencia. Griezmann, el proscrito, les ha ense?ado el camino de la libertad. Griezmann y la destituci¨®n de Dom¨¦nech el indolente extravagante y la de algunos peces gordos (demasiado gordos) aunque la mano de Deschamps apenas sea capaz de pintar grises atardeceres. Solo resta saber qui¨¦n encender¨¢ la luz: el rat¨®n inteligente (o sea Griezmann) o el jaguar implacable (o sea Cristiano Ronaldo). Es decir, si sonara mejor la guitarra de 12 cuerdas de los fados o el acorde¨®n sentimental del Sena. O ninguno de los dos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.