Cristiano derrama l¨¢grimas de rabia y felicidad
Solo el triunfo final repar¨® el desconsuelo de la estrella de Portugal, que sufre un esguince de grado I del ligamento lateral interno de la rodilla izquierda
A Evra le desposeyeron del brazalete de Francia tras el mot¨ªn del Mundial de 2010, cuando la federaci¨®n expuls¨® a Anelka por insultar al t¨¦cnico Raymond Dom¨¦nech y varios jugadores, con ¨¦l al frente, se rebelaron. Pero que no lleve la banda en el brazo no quiere decir que no ejerza de l¨ªder, tal y como se constat¨® en el calentamiento de la final. As¨ª, mientras todos estaban en corro haciendo los ejercicios y con el capit¨¢n Lloris alejado, con su propia puesta en marcha, Evra tom¨® el mando. Apoy¨® el brazo sobre el hombro del preparador f¨ªsico e inici¨® una apasionada arenga que dur¨® cerca de cinco minutos, con gestos imperativos, con gritos alentadores, con los cinco sentidos. Asent¨ªan los dem¨¢s y Griezmann, al que esperaba toda Francia por su gran torneo, apretaba las mand¨ªbulas y resoplaba para canalizar la tensi¨®n. Al otro lado del campo, Ronaldo tambi¨¦n emanaba la misma determinaci¨®n, por m¨¢s que le incomodaran las polillas que revoloteaban por el c¨¦sped. El problema, sin embargo, es que dur¨® 23 minutos con las botas puestas.
Poco despu¨¦s de que Griezmann advirtiera de que era el pichichi con seis goles en otros tantos encuentros, pues conect¨® un disparo con la zurda torcido desde dentro del ¨¢rea y un cabezazo estupendo que Rui Patricio desvi¨® con una palomita a mano cambiada, Ronaldo se tumbaba sobre el tapete. Resulta que Payet, que se pas¨® de frenada y que entr¨® con m¨¢s dureza de la deseada -aunque no mereciera cartulina amarilla-, le clav¨® la rodilla en la parte lateral de la suya, una especie de calmante de lo m¨¢s doloroso que le dej¨® la pierna izquierda maltrecha. No hab¨ªan transcurrido ni diez minutos y el luso se retorc¨ªa de dolor, peg¨¢ndole mamporros al suelo, quiz¨¢ porque desde el principio intuy¨® que no era un golpe m¨¢s. Pero el Stade de France se pens¨® que era comedia porque la pita fue sonora, reiterativos abucheos que no cesaban. Volvi¨® al campo el siete, cojo, con muecas de que algo no iba bien o simplemente iba rematadamente mal porque en el minuto 16 neg¨® con el brazo arriba y se dej¨® caer sobre la lona.
La fotograf¨ªa no daba pie al enga?o porque a Ronaldo se le ca¨ªan las l¨¢grimas, arropado por todos los compa?eros menos Adrien y Renato, que se hidrataban en la banda. Nani, su gran amigo, aquel al que le dej¨® vivir en su casa durante un mes cuando lleg¨® a Manchester, le abrazaba y le susurraba al o¨ªdo. Pero el desconsuelo de Ronaldo era tremendo, con lloros a moco tendido. Orgulloso, competitivo como es a rabiar, decidi¨® ponerse una vez m¨¢s en pie. Lleg¨® a la banda y ante la intranquilidad del t¨¦cnico Fernando Santos, dijo con rotundidad: ¡°?Quero jogar, quero jogar!¡±. Lo hizo con un improvisado vendaje en la rodilla, pero cinco minutos m¨¢s tarde, tras afrontar en una jugada la imposibilidad de esprintar, se dio por vencido. ¡°No, no¡±, negaba el futbolista, que no pod¨ªa reprimir el llanto. Por lo que se march¨® en una camilla, con las manos en la cara y, al fin, con el Stade de France ofreci¨¦ndole el aplauso y la compasi¨®n. Pero eso de nada le serv¨ªa a Ronaldo, que abandon¨® el partido que siempre hab¨ªa so?ado jugar, tal y como desvel¨® durante la semana anterior. Tras la primera exploraci¨®n, se le ha diagnosicado un esguince de grado I del ligamento lateral interno de la rodilla izquierda
No es que perdiera demasiado del duelo, carente de otro ingenio que no fuera el de correr con la pelota o sin ella y que encontr¨® el picante en un aficionado que salt¨® al terreno de juego. Aunque entre tanto m¨²sculo y velocidad, Griezmann pidi¨® turno, pero le dio de refil¨®n al centro de Coman y la pelota, coqueta ella, le gui?¨® el ojo a la porter¨ªa para pasar de largo. Por lo que se lleg¨® a la pr¨®rroga, justo en el momento en que Ronaldo sali¨® de nuevo al c¨¦sped, ya con zapatillas, rodillera y la pierna a la virul¨¦, para dar un consejo, un ¨¢nimo o una palmadita a cada jugador al tiempo que se le volv¨ªan a escapar las l¨¢grimas y se met¨ªa en el banquillo. Pero no aguant¨® mucho ah¨ª porque sal¨ªa para dar instrucciones, como en esa falta que chut¨® Guerreiro al larguero. Y cuando ?der marc¨®, salt¨® -un poquito solo porque realmente no pod¨ªa- para festejarlo luego con todos, tambi¨¦n soltando l¨¢grimas a borbotones. En esta ocasi¨®n, l¨¢grimas de felicidad. Las mismas que desparram¨® con el pitido final entre abrazo y abrazo con sus compa?eros, aunque no pudo participar en el manteo al seleccionador Fernando Santos. Pero s¨ª que recogi¨® la Copa -que la trajo Xavi porque Espa?a era la pasada campeona-, por m¨¢s que subiera las escaleras a duras penas, y grit¨® un "?s¨ª!" como una casa para luego a?adir "?vamos!" y plantarle un gran beso. Por entonces, las l¨¢grimas ya estaban olvidadas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.