Los socorristas de la piscina
Tras los chistes en las redes, los profesionales se reivindican: ¡°En las piletas hay desmayos, calambres y traumatismos¡±
Una foto de Roberta uniformada de rojo y amarillo, apoyada en un flotador y con una expresi¨®n de tedio infinito tras un nadador ol¨ªmpico aliment¨® una broma que viaj¨® en segundos de Brasil a Australia: ?Qu¨¦ hace un socorrista cubriendo las espaldas de los mejores nadadores del mundo? Roberta est¨¢ triste con la repercusi¨®n y con los comentarios que la encasillaron en la ¡°profesi¨®n m¨¢s aburrida del mundo¡±. No quiere saber nada de la prensa y lleg¨® a hablar con su jefe por miedo al despido. ¡°Nos doli¨®. No somos in¨²tiles. Son los atletas m¨¢s preparados del mundo, pero nadan en su l¨ªmite f¨ªsico y siempre puede ocurrir un imprevisto. Son humanos¡±, defiende uno de sus colegas que no quiere identificarse.
Los cerca de 70 salvavidas ol¨ªmpicos han atra¨ªdo los focos hasta el punto de que hablar con ellos implica m¨¢s burocracia que preguntar a cualquier atleta en la zona mixta. El Comit¨¦ Organizador les ha prohibido tratar con los periodistas sin su consentimiento y solo pueden hacerlo tras su jornada laboral.
¡°Son bromas, pero algunos comentarios menospreci¨¢ndonos duelen. En las piscinas hay muchos traumas, un nadador puede sentirse mal, desmayarse, tener un calambre o en el caso de los saltos, caerse de una altura de 10 metros. Tenemos que estar preparados¡±, explica la socorrista y profesora de educaci¨®n f¨ªsica Daniela Carvalho, de 25 a?os. ¡°Esta experiencia es una vez en la vida. Es un privilegio y un impulso en nuestra carrera. Pueden decir que no hacemos nada, pero la piscina tiene tres metros de profundidad y ah¨ª caen desde la lente de una c¨¢mara a, como el otro d¨ªa, el se?or de mantenimiento¡±, defiende el colega de Roberta, desempleado si no fuese por los Juegos.
La mayor¨ªa son gente humilde, habitantes de los suburbios cariocas que por 420 euros (dos salarios m¨ªnimos en Brasil) cuidan de los nadadores. Su presencia es obligatoria. La ley impone un socorrista a partir de 36 metros cuadrados. Tampoco es algo exclusivo de estos Juegos. En Londres 2012, tambi¨¦n por ley, hab¨ªa 150 socorristas. En los Juegos de Se¨²l 88, el estadounidense Greg Louganis acab¨® ganando el oro, pero en uno de los saltos golpe¨® con la cabeza en el trampol¨ªn. Nueve a?os antes, Louganis estuvo inconsciente durante 20 minutos por otro golpe en la cabeza. En Roma 60, la nadadora estadounidense Carolyn Wood trag¨® agua y tuvieron que rescatarla, perdiendo as¨ª el oro en la prueba de 100 metros mariposa. En Pek¨ªn 2008, una nadadora japonesa de sincronizada se desmay¨® en la piscina por el esfuerzo.
El domingo, mientras Phelps conquistaba su 19? oro, a Carvalho, al borde de la piscina, se le pusieron los pelos de punta. ¡°Es muy emocionante pensar que estamos aqu¨ª para salvar las vidas de los mejores del mundo. Y profesionalmente, aunque nos menosprecien, es muy importante mostrar nuestro papel a todos¡±.
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