Maialen Chourraut o el triunfo de la conciliaci¨®n
Mientras otros pa¨ªses disponen de claros sistemas y m¨¦todos de producci¨®n de medallas, en Espa?a, el sacrificio individual sigue siendo la marca de f¨¢brica
El vel¨®dromo de R¨ªo es, o parece, el lugar m¨¢s brit¨¢nico de todo Brasil. Un anillo peraltado de pino siberiano, Union Jacks en los balcones y medallas en los cuellos de sus ciclistas. Desde Pek¨ªn 2008, la bicicleta de pista es la gran f¨¢brica de metales del deporte brit¨¢nico, un sistema productivo en el que cada ciclo ol¨ªmpico se integran nuevos deportistas sin desentonar con los anteriores. En la primera jornada en el vel¨®dromo brasile?o todas las pruebas las ganaron brit¨¢nicas y brit¨¢nicos, un oro en velocidad por equipos, primeros puestos en las previas de ambas persecuciones y Bradley Wiggins luciendo tatuajes y relevos monstruosos.
El rendimiento se mide con frialdad, se invierte en materiales y ruedas, se fabrica lo que haga falta. Las medallas caen a porrillo. No hay sitio para quijotes. Ni los necesitan.
En Espa?a, el pa¨ªs de los genios que nacen por generaci¨®n espont¨¢nea y llegan a ser los mejores del mundo, detr¨¢s de cada medalla hay una dosis mayor de empe?o y voluntad individual, de locura y deseo de llevar la contraria a la tradici¨®n y a lo establecido, que de m¨¦todo y sistema. Por eso, quiz¨¢s, tengan m¨¢s valor, toquen m¨¢s las emociones de las personas que una vez cada cuatro a?os se dejan llevar por la locura ol¨ªmpica ante el televisor. Es m¨¢s f¨¢cil identificarse con Maialen Chourraut, por ejemplo, la campeona ol¨ªmpica de aguas bravas cuatro a?os y un hijo despu¨¦s del bronce de Londres. Su ¨¦xito es el triunfo de un sistema sui g¨¦neris de conciliaci¨®n que pasa porque su pareja sea tambi¨¦n su entrenador. Como contaba Chuso Garc¨ªa Bragado, el que el compa?ero o la compa?era del deportista sea consciente del trabajo y el sacrificio que suponen su oficio, y colaboren en ¨¦l, es b¨¢sico para sobrevivir en Espa?a. Tras la de Mireia Belmonte, la otra medalla de oro espa?ola en unos Juegos en el que las cuentas empiezan a desperezarse, es tambi¨¦n la de una mujer, la de otra luchadora tenaz que cuenta con el apoyo absoluto de su familia y un entrenador que casi exclusivamente vive por ella. Lydia Valent¨ªn, de Ponferrada, podr¨ªa seguir la senda el viernes, el d¨ªa en el que Nadal sumar¨¢ una nueva medalla a su palmar¨¦s de campe¨®n ol¨ªmpico de Pek¨ªn ya que disputa junto a Marc L¨®pez la final de dobles contra los rumanos Mergea y Tecau con la plata ya segura. Al mismo tiempo, Miguel ?ngel L¨®pez, marchador extraordinario gracias, tambi¨¦n, a un entrenador de Cieza que ha entregado su vida a la persecuci¨®n de un sue?o loco, tendr¨¢ la oportunidad de sumar un oro ol¨ªmpico al europeo y al mundial que ya tiene. Y el fin de semana, Sergio Garc¨ªa y Rafa Cabrera, figuras del reci¨¦n ol¨ªmpico deporte del golf, podr¨ªan sumarse a la fiesta.
El deporte espa?ol empieza a carburar y Phelps, hijo del acreditado sistema productivo del deporte universitario de Estados Unidos, no cesa de hacerlo en la piscina. El norteamericano gan¨® los 200m estilos con una ventaja que en una carrera de caballos ser¨ªa de un cuerpo, enorme, y al terminar, con una sonrisa entre ser¨¢fica y diab¨®lica hizo bailar cuatro dedos de su mano derecha como si le hiciera lo de los lobitos a su hijo Boomer. Son cuatro los oros de R¨ªo en la cuenta del chaval de Baltimore, 22 el total de su carrera, un n¨²mero para el que ya no tienen dedos ni sumando los de los pies y las manos. En un alarde de productividad, inmediatamente despu¨¦s de subir al podio para escuchar las Barras y Estrellas, Phelps volvi¨® a la pileta para disputar las semifinales de los 100m mariposa, el que deber¨ªa constituir su quinto oro carioca en una final en la que le espera Chad le Clos.
¡°No soy la pr¨®xima Bolt ni la pr¨®xima Phelps, soy Simone Biles¡±. En v¨ªsperas de que Usain Bolt empiece a copar las portadas, la gimnasta norteamericana, extraordinaria e imbatible como el atleta y el nadador, y como Kohei Uchimura, prosigui¨® tambi¨¦n con su fabricaci¨®n de oro ganando el concurso completo por m¨¢s de dos puntos sobre su compatriota Aly Raisman. Le espera la pelea por tres t¨ªtulos m¨¢s: salto, suelo y barra. Las asim¨¦tricas son el ¨²nico aparato en el que la reina de R¨ªo no se clasific¨® para la final. Desde Nadia Comaneci en Montreal 76, la gimnasia femenina no hab¨ªa generado una figura tan dominante que sobrepasa los l¨ªmites de su deporte.
Tan pocas personas, tantas medallas, y un pa¨ªs, Fiyi, que hasta el jueves no consigui¨® la primera de su historia ol¨ªmpica tras imponerse al Reino Unido en la final de rugby a siete, especialidad en la que ya eran los mejores del mundo. Si el regreso del golf a¨²n se considera err¨®neo, el rugby en su versi¨®n reducida y tan din¨¢mica, se ha insertado con ¨¦xito y a la perfecci¨®n en el programa ol¨ªmpico.
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