Ellas
Algunas de las barrreras que le quedaban por romper al deporte femenino espa?ol han saltado por los aires
Preguntaba casi a diario un redactor jefe que fue de este peri¨®dico: ¡°?Y hoy, en deportes, nadie ha hecho historia?¡±. La frase ven¨ªa a cuento porque, en su opini¨®n, los medios de comunicaci¨®n, todos, sin excepci¨®n, ten¨ªan un especial vicio por exagerar el m¨¢s m¨ªnimo ¨¦xito en cualquier competici¨®n deportiva, hasta elevarlo a la categor¨ªa de lo nunca visto, lo ins¨®lito. En una palabra, hist¨®rico. As¨ª que olvidando (por un momento) cualquier vicio, quien esto escribe ha echado un vistazo al medallero espa?ol de los Juegos, lo ha escrutado metal a metal, prueba a prueba, lo ha comparado con los de anteriores eventos y ha llegado a la conclusi¨®n de que la actuaci¨®n de las chicas espa?olas ha sido, en una palabra, hist¨®rica.
Y lo ha sido porque muchas de las barreras que le quedaban por romper al deporte femenino han saltado por los aires. Jam¨¢s una nadadora espa?ola logr¨® un oro ol¨ªmpico. Mireia Belmonte lo hizo en los 200 mariposa. Como para no hacerlo, empujada como fue por su familia, por Espa?a y por Dios, que no ten¨ªa otra cosa que hacer en ese momento. Hay m¨¢s: hace cuatro a?os, en Londres, Maialen Chourraut conquist¨® el bronce en pirag¨¹ismo en aguas bravas. En R¨ªo, la chica de Lasarte lleg¨® a¨²n m¨¢s lejos, hasta el oro, convirti¨¦ndose en la primera espa?ola en subirse a un podio ol¨ªmpico tras haber sido madre.
En todas las quinielas que pudieron hacerse antes de arrancar la competici¨®n, un nombre figuraba como sin¨®nimo de medalla segura: Carolina Mar¨ªn. Y lo era porque ella es la ¨²nica de toda la delegaci¨®n espa?ola (306 deportistas) que presum¨ªa de ser la n¨²mero uno en su especialidad, el b¨¢dminton, campeona como es del mundo. Con ella no encajaban del todo bien los gritos de ¡°?incre¨ªble, incre¨ªble!¡± que, llevados por la emoci¨®n del momento, emit¨ªan los comentaristas. Si hay una medalla espa?ola en estos Juegos que es todo menos incre¨ªble es la de Carolina. Fue fiel Mar¨ªn a los pron¨®sticos y, de paso, se convirti¨® en la primera mujer nacida en Occidente que gana el oro en este deporte. Claro que, para coto cerrado, el estadio ol¨ªmpico, donde ninguna atleta espa?ola hab¨ªa subido al podio con la excepci¨®n de Mar¨ªa Vasco, bronce en Sidney 2000 en los 20km marcha. Hasta que Ruth Beitia, en otra madrugada de insomnio, se ajust¨® las gafas, descubri¨® su eterna sonrisa y ech¨® a correr para superar el list¨®n del salto de altura y colgarse el oro. En ese instante, el deporte femenino espa?ol acab¨® de dinamitar su muro m¨¢s infranqueable.
Pero no el ¨²nico. Mientras en hockey, waterpolo o balonmano las mujeres hab¨ªan pisado el podio, en baloncesto era imposible. Hasta R¨ªo. La plata conseguida ante un equipo de otro planeta como EE?UU ha provocado otro hecho ins¨®lito: por vez primera, Espa?a consigue medalla en hombres y en mujeres en el mismo deporte de equipo. Fueron plata las chicas y fue bronce, a modo de despedida, la mejor generaci¨®n de deportistas que jam¨¢s conoci¨® este pa¨ªs, la que lidera Pau Gasol.
Espa?a ha cerrado los Juegos con 17 medallas, con siete oros solo superados por los 13 de Barcelona 92. Y cuatro de esos oros son de mujeres. Decir que el deporte femenino espa?ol ya es mayor de edad es, adem¨¢s de una majader¨ªa, una mentira. El deporte femenino espa?ol lleva siendo mayor de edad mucho tiempo. Ya en Londres 2012, de las 17 medallas 11 las consiguieron mujeres. Y en R¨ªo han sido nueve, tambi¨¦n de 17. Pero parece que toca buscar lugares comunes y enhebrar frases grandilocuentes para definir a este pu?ado de chicas triunfadoras. Conviene, sin embargo, hacerlo con cierto criterio, no vaya a pasar lo que le ocurri¨® ayer a Andrea Levy, dirigente del PP, que en su intento de enfatizar el triunfo de Ruth Beitia, colega adem¨¢s de partido, dijo lo siguiente: ¡°Sab¨¦is que ayer nuestra compa?era, nuestra amiga, nuestra compatriota Ruth Beitia, ganaba el oro en salto de p¨¦rtiga...¡±. Casi, casi.
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