Del Potro, el invitado que no va de farol

Todos quieren a Juan Mart¨ªn del Potro. Le quieren en su pa¨ªs, Argentina, enloquecida con el verano tan sensacional que est¨¢ completando el de Tandil, de nuevo tenista, y de esos que causan respeto; le quieren en Londres y R¨ªo, donde fue agasajado a su regreso, despu¨¦s de dos a?os terror¨ªficos por la dichosa mu?eca izquierda, que le forz¨® a pasar tres veces por el quir¨®fano y casi le priva de lo que m¨¢s le gusta, que es soltar derechazos y encender al p¨²blico de la pista; y le quieren en Shangh¨¢i y Nueva York, torneos que le han hecho un hueco a pesar de que por la clasificaci¨®n actual de la ATP no ten¨ªa te¨®ricamente cabida.

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¡°No s¨¦ si estoy jugando tan bien como antes, pero estoy ganando y eso es lo importante. Ojal¨¢ llegue muy lejos aqu¨ª, porque amo esta atm¨®sfera. Siento una conexi¨®n, me siento muy identificado con estos aficionados¡±, describ¨ªa despu¨¦s de que el joven Dominic Thiem se echase a un lado por una dolencia en una rodilla y ¨¦l lograse el pase a los cuartos de final, convirti¨¦ndose as¨ª en el jugador con el ranking m¨¢s bajo (142) que acced¨ªa a la antepen¨²ltima ronda en los ¨²ltimos 25 a?os; el estadounidense Jimmy Connors (174 en el listado de 1991) ten¨ªa hasta ahora el honor.

Total que, la pr¨®xima madrugada, Del Potro se medir¨¢ al imprevisible Stanislas Wawrinka y tal vez pueda seguir prolongando el cuento de hadas que vive hoy d¨ªa, en el que la ilusi¨®n puede con las ganas de tregua que demanda su cuerpo. ¡°No est¨¢ todav¨ªa acostumbrado a jugar partidos de cinco sets¡±, explica el argentino, al que la organizaci¨®n del US Open tuvo a bien invitar despu¨¦s de una reaparici¨®n por la que muy pocos apostaban. En Nueva York, los de arriba entend¨ªan que su haza?a merec¨ªa recompensa y le ofrecieron una wild card, m¨¢s si cabe despu¨¦s del rendimiento que ofreci¨® en R¨ªo, donde solo el escoc¨¦s Andy Murray, tras una portentosa final ol¨ªmpica, pudo con ¨¦l.

Y el p¨²blico neoyorquino le adora, entre otras cosas porque ya se llev¨® el trofeo de la Gran Manzana en 2009, antes del sufrimiento, de los quir¨®fanos. Del infierno que estuvo muy cerca de hacerle dejar la raqueta. ¡°Tengo grandes recuerdos, pero soy una persona completamente diferente. Disfruto ahora much¨ªsimo m¨¢s que hace unos a?os, porque ahora siento que quiero jugar al tenis en los grandes escenarios¡±, contaba. Volvi¨® a un grande hace dos meses, en Wimbledon, y ahora desfila por Flushing Meadows con confianza y ya casi sin temores: ¡°No estoy preocupado por mi mu?eca porque estoy entrenando fuerte cada d¨ªa y est¨¢ respondiendo correctamente. Poco a poco puedo ir golpeando m¨¢s y m¨¢s fuerte¡±.

No s¨¦ si estoy jugando tan bien como antes, pero estoy ganando y eso es lo importante" Juan Mart¨ªn del Potro

Hoy d¨ªa, Del Potro se mueve por el circuito en solitario, sin entrenador. Se reinsert¨® en Wimbledon de la mano de Daniel Vallverd¨², pero al no poder ayudarle de forma constante, el catal¨¢n dio un paso a un lado. El argentino, por tanto, busca t¨¦cnico. "Preferir¨ªa no seguir solo el a?o que viene", dice Delpo, al que de madrugada la aguarda Wawrinka. ¡°Va a ser muy interesante de ver para el aficionado y de jugar para nosotros", se?al¨®; "los dos golpeamos muy fuerte a la bola. Pero depende de m¨ª, de mi juego, de mi servicio; b¨¢sicamente de mi derecha y de jugar mucho m¨¢s inteligente¡±.

Del Potro no va de farol. Figura de nuevo en el cartel de los cuartos de un major, donde no estaba desde 2013 (Wimbledon). Su derecha, descomunal cuando entra en calor, ha cogido temperatura. Lo del rev¨¦s ya es otra cosa, cuesti¨®n de tiempo. Pero, sin imponerse metas il¨®gicas ni a corto ni medio plazo, va despertando el gigante de Tandil.