La liberaci¨®n de ¡®Stanimal¡¯
Guiado por el sueco Norman y desde una transformaci¨®n personal que le llev¨® a cambiarse el nombre, el oscilante Wawrinka se consagra en la treintena, despu¨¦s de conquistar tres Grand Slams en tres a?os
De Stanislas a Stan hay un mundo, toda una metamorfosis personal. El proceso incluye un buen pu?ado de derrotas, no pocos vaivenes sentimentales y la regeneraci¨®n final de un hombre que poco a poco ha ido encontrando la paz personal; tambi¨¦n, despu¨¦s de conquistar su tercer Grand Slam con una exhibici¨®n ante Novak Djokovic en la final de Nueva York, la eclosi¨®n profesional. Del perdedor apocado al triunfador que hoy ocupa las portadas hay un trecho enorme; no en lo temporal, apenas tres a?os, sino en lo vital. Atr¨¢s qued¨® Stanislas, porque el presente lo escribe Stan.
Cuando Wawrinka (Lausana, Suiza; 31 a?os) decidi¨® cambiarse el nombre, en 2015, lo hizo porque quer¨ªa redirigir su vida y su carrera, hasta entonces un continuo zigzag. Su desmedido talento con la raqueta era correspondido con una cifra proporcional de tropiezos, que no caen en el olvido, sino todo lo contrario: son las vigas que sostienen su reconstrucci¨®n. ¡°Lo intentaste. Fracasaste. No importa. Sigue intent¨¢ndolo. Vuelve a fracasar. Fracasa mejor¡±, reza la tinta inyectada en su antebrazo izquierdo.
El suizo, tres del mundo, a la sombra permanentemente del mito de Roger Federer en su pa¨ªs, dio un giro radical a su vida. Adopt¨® decisiones trascendentales, como el cierre de una convulsa relaci¨®n de 10 a?os con su exesposa (ahora est¨¢ emparejado con la croata Donna Vekic, 102 de la WTA). Sin embargo, ninguna fue tan importante para su despegue como su alianza con Magnus Norman, el extenista sueco que de forma silenciosa y con mucha paciencia, a partir de 2013, fue reencauz¨¢ndole. Desde entonces, Stan fue abandonando progresivamente a Stanislas. Su tenis sigui¨® describiendo curvas, muchos altibajos, pero el n¨®rdico le ense?¨® a ganar.
Entre ¨¦l y Norman hay qu¨ªmica. El t¨¦cnico supo ir domando poco a poco al chico de las dos caras: Stan, el tipo cercano, bromista y afable, incluso t¨ªmido, y Stanimal, el tenista que cuando saca a pasear el brazo y est¨¢ inspirado no hay quien lo pare. Ni siquiera Djokovic, al que le tiene tomada la medida. Por encima de todo, el sueco ¨Cdos del mundo (2000) y finalista de Roland Garros en su curr¨ªculo¨C le transmiti¨® equilibrio y la fortaleza emocional para alejar todo aquello que le perturba. ¡°Ahora, la ¨²nica meta que tengo siempre en mi mente es la de superarme¡±, reflexion¨® tras batir a Nole, pulverizado por el exquisito rev¨¦s a una mano de Stan.
Hasta que se entreg¨® a Norman, los resultados de Wawrinka eran los de un jugador oscilante, con buenas herramientas pero muy poca estabilidad. Despu¨¦s, de la mano del preparador, comenz¨® a controlar la ansiedad y hacerse grande en los escenarios m¨¢s reconocidos. Primero abord¨® el Abierto de Australia (2014), luego tom¨® Roland Garros (2015), con una apote¨®sica actuaci¨®n contra el serbio, y este domingo alz¨® el trofeo del US Open. ¡°He llegado a tres finales de Gran Slams y las he ganado porque nunca sent¨ª la presi¨®n de que ten¨ªa que ser campe¨®n; s¨ª la de salir y hacerlo bien. Tampoco me cuestiono si enfrente tengo al mejor jugador del mundo¡±, resumi¨®.
En cierto modo, Wawrinka es un antih¨¦roe. Le incomoda el protagonismo excesivo y acostumbra a ir a lo suyo. Tiene las mejillas picadas por el acn¨¦, la nariz rojiza como un pimiento y su figura dista mucho de los cuerpos fibrados y finos que predominan en el circuito. No tiene el tir¨®n mercadot¨¦cnico de los cuatro fen¨®menos. Pero, ya lo dijo antes del pulso con Djokovic: ahora es feliz. Stanimal se ha liberado. Y lo ha hecho en la treintena, cuando pocos daban ya un duro por ¨¦l. Cuenta ya con la misma cifra de majors que el escoc¨¦s Andy Murray, el integrante complementario del Big Four, y ha ganado las 11 ¨²ltimas finales que ha disputado. Se ha ganado el respeto.
¡°Se merece que le incluyan entre los grandes jugadores, no hay duda. Ha ganado tres Grand Slams diferentes, una medalla ol¨ªmpica (en el dobles de 2008, junto a Federer) y la Copa Davis (2014). Ha estado en lo alto durante a?os, jugando su mejor tenis en los grandes partidos¡±, diseccion¨® el serbio, rendido al gran Stan.
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