Los c¨®rners alivian la penuria de Mourinho
El United se impone al Leicester con tres goles de tiro de esquina (4-1) en un partido en el que destacaron Pogba y Mata. El t¨¦cnico dej¨® a Rooney en el banquillo
El United no carburaba. Rooney hablaba con Carrick, sentado en el banquillo. Mourinho escrutaba la pradera con un moh¨ªn de miedo. Los pitos comenzaban a derramarse desde las gradas de Old Trafford y el Leicester conduc¨ªa las cosas a su modo, cedi¨¦ndole la pelota al rival y desestabiliz¨¢ndolo en cada contragolpe. Hasta el minuto 22. Cuando Daley Blind lanz¨® un c¨®rner desde la derecha de la porter¨ªa del Leicester al cogollo de hombres que luchaban. Chris Smalling burl¨® a Fuchs en el segundo palo y estir¨® el cuello. Rota la marca y conectado el cabezazo. Bal¨®n picado y gol.
Un c¨®rner arranc¨® al equipo m¨¢s poderoso de Inglaterra del pozo en el que parec¨ªa enterrado desde hac¨ªa tres semanas. Fue el inicio de una goleada como una r¨¢faga: cuatro goles en 20 minutos, tres de ellos de c¨®rner. Como si el centro a la olla fuese la destilaci¨®n de uno de los proyectos m¨¢s caros de la ¨²ltima d¨¦cada en el f¨²tbol europeo. El Leicester, vigente campe¨®n, perdi¨® los duelos defensivos primero y la concentraci¨®n despu¨¦s. Sin la energ¨ªa de los equipos que tienen un sentido de misi¨®n, es un equipo cualquiera.
Dos derrotas en Premier, contra el City y el Watford, y una derrota en Liga Europa, contra el Feyenoord, hab¨ªan sumido al United en una espiral de dudas. Una ola de cr¨ªticas cada vez m¨¢s regulares arrecia contra Mourinho procedente de medios que hasta hace poco practicaron la zalamer¨ªa. La visita del Leicester, acentuaba la sensaci¨®n de zozobra en la hinchada m¨¢s fr¨ªa de las Islas. La multitud recibi¨® a los jugadores con impaciencia. Al cuarto de hora de partido, despu¨¦s de una jugada del Leicester mal gestionada por Allbrighton, comenzaron a escucharse rumores de malestar. Los aficionados no toleraban un pase atr¨¢s. No soportaban una combinaci¨®n sin m¨¢s movimientos que los que hac¨ªa la pelota. Las tres l¨ªneas apretadas que dispuso Claudio Ranier parec¨ªan impenetrables. Ibrahimovic bajaba exasperado a pedir la pelota y Mata, hostigado por Drinkwater y Amartey, no encontraba el modo de hilvanar el pase. El juego del United era previsible.
Mourinho despleg¨® una alineaci¨®n in¨¦dita. Ex¨®tica en los par¨¢metros del entrenador portugu¨¦s. Sin Wayne Rooney, a quien durante tantos a?os encumbr¨® en sus discursos, y al que acab¨® por relegar a la suplencia en favor de Mata, desterrado del Chelsea por ¨¦l mismo en 2014. La marginaci¨®n del capit¨¢n de Inglaterra amenaza con alumbrar uno de esos conflictos que arraigan en el coraz¨®n de las aficiones. Un problema imposible de solucionar sin gastos descomunales.?
Mata respondi¨® con su inteligencia habitual. El espa?ol se situ¨® como mediapunta por detr¨¢s de Ibrahimovic, y desde all¨ª oper¨® procurando asegurar la pelota. En las alas, Rashford a la izquierda y Lingard a la derecha, compusieron una pareja de prometedores trescuartistas ingleses. En el eje del mediocampo, el livian¨ªsimo Ander Herrera. A su lado, m¨¢s descolgado, Pogba.
Entre Pogba y Mata pegaron el martillazo definitivo. Probablemente el franc¨¦s hizo su mejor partido con el United. Ubicuo, siempre perfilado para jugar a un toque, seguro de s¨ª mismo, Pogba se ofreci¨® en todos los cuadrantes de la cancha. Transcurrida la media hora fue el primer colaborador de Mata al borde del ¨¢rea, en donde el Leicester concedi¨® una doble pared que ninguna defensa s¨®lida habr¨ªa permitido. Por el medio, rendido Amartey, ante la lentitud de Morgan y Huth, Mata encontr¨® la v¨ªa que buscaba. Jug¨® con Lingard, Lingard con Pogba, y Pogba de nuevo con Mata, que fusil¨® ajustando el tiro al palo. Zieler solo pudo arrastrarse. El 2-0 fue la l¨¢pida en el partido. El ¨²nico gol de jugada elaborada del United. El Leicester se hundi¨® en tal desconcierto que le metieron dos goles m¨¢s en los cinco minutos siguientes. En dos c¨®rners. Rashford, a pase de Mata tras un saque corto, y Pogba de cabeza.
Cerrado el tr¨¢mite competitivo, los equipos dedicaron la segunda mitad al reagrupamiento y la restauraci¨®n. Solo el magn¨ªfico gol de Gray (4-1) anim¨® la tarde hasta el final. Los pitos de la multitud de Old Trafford se silenciaron bajo el peso de la goleada. Pero la nube de inquietud que se cierne sobre Mourinho pareci¨® acompa?arle mientras se marchaba al vestuario con cara de funeral. El United sigue sin jugar bien y el Leicetser, aplacado el delirio, ha vuelto a parecerse al equipo menor que fue. Ya suma tres derrotas. Las mismas que sufri¨® en toda la temporada pasada.
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