El Eibar empata en el Bernab¨¦u y el Madrid pierde el liderato
Los blancos, con poca chicha, encadenan su cuarto empate, el tercero en Liga, frente a un modesto pero encomiable rival que jam¨¢s le perdi¨® la cara. Ni la mejor¨ªa de CR y un activo Bale fueron suficientes
Catorce jabatos de un encomiable Eibar provocaron otro bajonazo del Madrid, que ya ha perdido seis puntos consecutivos en Liga, cuatro en Chamart¨ªn. Tal contabilidad, en un club con los galones del Real, si no es una crisis est¨¢ muy cerca. Esta vez, los blancos no se aferraron ni a un toque de corneta final. Porque no hubo arrebato alguno frente a un rival que demostr¨® una entereza extraordinaria en un d¨ªa ¨¦pico para la ciudad armera, que se sinti¨® en Marte. S¨ª se?or, los modestos tambi¨¦n pueden improvisar la gloria. Una jornada p¨®stuma para un subversivo Eibar, otra tarde de colapso para un Madrid fundido, gripado, que no mereci¨® m¨¢s, ni mucho menos, y cerr¨® el primer mes del curso m¨¢s sonado de lo que cab¨ªa suponer.
Previsible, mon¨®tono y con cierta pachorra, el Real Madrid se qued¨® hueco durante toda la sobremesa. Su ¨²nico recurso, un monocultivo de centros laterales improductivos. Demasiado pedestre para todo un Madrid. Para un equipo reducido a un vaiv¨¦n ordinario del bal¨®n, de tr¨¢nsito a lo ancho del campo. Fue un conjunto algo ulceroso, poco profundo salvo en contadas aventuras de Cristiano, de nuevo m¨¢s extremo que ariete, lo que remite a que su f¨ªsico ya congenia mejor, y, sobre todo Bale, de largo el mejor guionista de los suyos.
Enfrente, con orden y un punto bizarro, el Eibar tard¨® seis minutos en lograr una cima desconocida, marcar un gol al Madrid en Liga. Un estupendo servicio de Pedro Le¨®n lo cabece¨® Fran Rico, otro exmadridista, como un ¨¢ngel. Sin Casemiro, no hubo pivote que le pusiera las cadenas. En el Bernab¨¦u, con visitantes del pelot¨®n, un gol tan madrugador no suele tener mayor incidencia. Y menos si el Real iguala pocos minutos despu¨¦s. Lo hizo Bale, un cabeceador de primera, tras una asistencia de CR que pill¨® a Luna, marcador del gal¨¦s, en la siesta. No fueron pocas las se?ales de superioridad del brit¨¢nico frente a su centinela. Pero el Madrid no supo explotar su mejor veta.
Unos problemas musculares de James en el calentamiento dieron paso a un m¨¢s correoso que efectivo Kovacic, enhebrado en el medio campo con Kroos e Isco, titular por primera vez desde el nueve de agosto, all¨¢ por la Supercopa europea. Hasta que se evapor¨® en el segundo tramo, el malague?o se ofreci¨® a todos como cord¨®n umbilical. Intent¨® dar fluidez al juego, pero de forma inopinada al Madrid le dio por vaciar el ¨¢rea. Remaban por fuera CR y Bale, se conten¨ªan demasiado los volantes y cerca de Riesgo solo anidaba Benzema. No el Benzema futbolista, sino una sombra. Ni una m¨ªsera miga dej¨® el galo, relevado al descanso por Morata, lo mismo que hizo Nacho con Varane. No lo ve¨ªa claro Zidane, que antes de la reflexi¨®n del intermedio asisti¨® at¨®nito al tuteo del intr¨¦pido Eibar, que en esa fase lleg¨® a sofocar a su her¨¢ldico adversario. Unas manos fuertes de Keylor evitaron otro estropicio tras un disparo de Pedro Le¨®n, que junto a Capa, sometieron a un fl¨¢cido Danilo tanto como Bale a Luna por el otro costado.
Los chicos de Mendilibar no perdieron el descaro tras el descanso. Con tanta armon¨ªa como entusiasmo, ni se enchironaron ni se hicieron un equipo largo. Cuando le lleg¨® alg¨²n espor¨¢dico rel¨¢mpago del Madrid siempre encontr¨® la respuesta correcta de su portero y dos centrales, a los que no les falt¨® jam¨¢s el auxilio de gente como Dani Garc¨ªa y Escalante, que tiran de pico, pala y lo que haga falta.
Nunca tuvo marcha el Madrid, salvo cuando los focos reca¨ªan en Bale, autor de otro cabezazo, este a¨²n m¨¢s soberbio que el del gol. Desde fuera del ¨¢rea, el gal¨¦s se anticip¨® a Luna y estrell¨® la pelota en el poste izquierdo de Riesgo. Alg¨²n amago de Morata, que con poco fue mucho m¨¢s que Benzema, y ah¨ª se qued¨® el Madrid. Con Isco ya sin dep¨®sito, a Asensio le toc¨® ubicarse como interior, no como media punta, y tampoco dej¨® huellas. Cuando se esperaba el cl¨¢sico arre¨®n final, la tradicional ventolera local en Chamart¨ªn, resulta que el hist¨®rico Eibar resisti¨® son mayores sobresaltos. Al Madrid otra vez le faltaron chorros de f¨²tbol. Y, en esta ocasi¨®n, hasta el esp¨ªritu con el que suele maquillar sus carencias. En cuestiones de alma, la falta de algunos titulares no sirve de coartada.
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