No tira
El Madrid est¨¢ en estado de preocupaci¨®n en un pa¨ªs sin gobierno y sin oposici¨®n
Madrid estos d¨ªas es una buena ciudad para enfadarse. Adem¨¢s no proporciona enfados malos. Son esos enfados entra?ables que tienen los padres cuando regresan de una reuni¨®n con los tutores, y al final, comentando las cafradas del hijo, acaban sonriendo. De todos los lugares de todas las ciudades del mundo, el mejor lugar para enfadarse este fin de semana fue el Bernab¨¦u, seguido de cerca de la calle Ferraz. En ambos el enfado ten¨ªa una atm¨®sfera de chirigota; es decir, uno quiere y deber¨ªa enfadarse, pero tanto el Madrid como el PSOE lo ponen dif¨ªcil. Hay que quererlos.
En el Bernab¨¦u el Madrid jug¨® el partido m¨¢s largo de su historia. Alrededor de noventa minutos que se extendieron media vida. Despu¨¦s de tantas veces criticando a los que dicen que el Madrid no juega a nada, ayer el Madrid no jug¨® a nada, que por otro lado es una frase que est¨¢ mal. El juego horroroso del equipo se ha visto en muchas ocasiones, se ha analizado con bastante suerte y ha dejado tarde-noches memorables. Sin embargo, jugar a nada tiene una factura distinta: es dif¨ªcil atrapar el sentido que le quiere dar al bal¨®n el Madrid. La mejor ocasi¨®n fue una carrera loca, demag¨®gica, de Cristiano detr¨¢s de un bal¨®n imposible. Fue la mejor ocasi¨®n porque luego el portugu¨¦s se gir¨® hacia sus compa?eros y les pidi¨® rabia.
Ah¨ª se pudo ganar el partido, en esos segundos. A veces la demagogia es recomendable para espabilar al pueblo. Pero el pueblo, encarnado simb¨®licamente en Isco, Isco (se qued¨® solo delante del portero y se gir¨® hacia atr¨¢s para regatear a un defensa) y Morata (antol¨®gicos minutos tumbado en la espalda de los defensas del Eibar), se fio al minuto 93 y dej¨® pasar los minutos echando de menos a Modric y Marcelo; hablando de ellos. Ense?¨¢ndose fotos de los ¨²ltimos t¨ªtulos, etiquet¨¢ndolos.
Cuando todo acab¨® la sensaci¨®n no era de preocupaci¨®n por el resultado, mal¨ªsimo, sino por el juego. El juego no fue malo. El juego no fue. Cuando el juego es malo el p¨²blico abronca; cuando no se juega, cuando un partido de noventa minutos parece durar tres horas y la mejor ocasi¨®n del Madrid es una carrera a ninguna parte como parte de un plan de estimulaci¨®n, lo que viene a continuaci¨®n es el silencio y el desconcierto. Un enfado suave, como cuando pasa un cometa y te lo dicen un minuto despu¨¦s. El Madrid est¨¢ en estado de preocupaci¨®n en un pa¨ªs sin gobierno y sin oposici¨®n, con todo el mundo en funciones y Modric operado. As¨ª esto no tira.
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