Lopetegui, en busca de su autoridad
El seleccionador es hoy un entrenador en pr¨¢cticas, al menos en la alta jerarqu¨ªa del f¨²tbol
Enredado en las canciller¨ªas del f¨²tbol internacional con idea de gobernar su nomenclatura, ?ngel Mar¨ªa Villar, presidente de la Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol, tuvo tiempo el pasado 21 de julio de hacer una parada dom¨¦stica y becar a Julen Lopetegui como seleccionador absoluto. Una afortunada beca s¨ª, porque Villar, reunido con Villar, se aferr¨® m¨¢s a su intuici¨®n que a la reducida hoja de servicios del t¨¦cnico guipuzcoano. Un giro arriesgado, puesto que sus ¨²ltimas y exitosas elecciones hab¨ªan sido Luis Aragon¨¦s y Vicente del Bosque, dos pretorianos, gente con un extraordinario kilometraje en los vestuarios. En esto del f¨²tbol, con tantos desmentidos, nadie tiene la p¨®cima m¨¢gica, por lo que cabe pensar que en Lopetegui hay un potencial buen entrenador. En sus predecesores, nada era virtual porque su carrera les avalaba sobradamente.
Tras un amistoso con pedigr¨ª en B¨¦lgica y un partido verbenero con Liechtenstein, a Lopetegui le ha llegado su primer gran d¨ªa, todo un reto en Italia. Nunca se ha visto en otra plaza semejante. Pero es alguien acostumbrado a escalar sin horas de vuelo.
Su mayor techo en los banquillos espa?oles lo alcanz¨® en 2003, cuando dirigi¨® diez partidos al Rayo en Segunda A. Antes de su destituci¨®n logr¨® dos victorias, ante el Polideportivo Ejido y el Terrassa. Volvi¨® a los focos en 2006, fichado por La Sexta como comentarista del Mundial de Alemania. De nuevo en la pasarela, dos cursos despu¨¦s le contrat¨® el Real Madrid para guiar al Castilla en Segunda B. El filial acab¨® sexto, con 18 victorias, 9 empates y 11 derrotas. Ah¨ª concluy¨® su etapa con los blancos y un a?o m¨¢s tarde fue analista de TVE. Sin m¨¢s banquillos por el camino, se enrol¨® en el vivero de la FEF, donde triunf¨® con los t¨ªtulos europeos de la sub 19 (2012) y sub 21 (2013). Suficiente para que le reclutara un campe¨®n de Europa como el Oporto, donde el proyecto pintaba bien pero salt¨® abruptamente por los aires en temporada y media. Una carrera peculiar para cualquiera, no tanto para el exportero, que ya como futbolista gan¨® una Liga con el Madrid con 90 minutos jugados en dos campa?as, y hasta una Recopa y una Copa con el Bar?a en las que ni particip¨®. Incluso, con una internacionalidad como sub 21 en 1985, solo 26 minutos en un amistoso ante Croacia le sirvieron para ir al Mundial 94.
Lopetegui, cuya huella futbol¨ªstica no fue la de Guardiola o Zidane, novatos como ¨¦l cuando llegaron a la pizarra pero con un legado indiscutible, es hoy un entrenador en pr¨¢cticas. Al menos, en la alta jerarqu¨ªa del f¨²tbol. Un balc¨®n de a¨²pa al que no se hab¨ªa asomado, salvo en su fugaz y convulsa experiencia portuguesa. Pudiera ser una pega, el tiempo juzgar¨¢, hoy solo es una constataci¨®n. Afronta una aventura may¨²scula, por mucho que acunara a varios de los jugadores a los que ahora ha alistado en la selecci¨®n. Ese es su principal escudo, como lo evidencia que convocara a Isco con solo 78 minutos de rodaje. Todo un mensaje. Lo mismo da que en su puesto figuren Iniesta, Thiago o Silva. O que en equipos punteros de la Premier, Mata y Cazorla tengan mucha mayor presencia que el malague?o en Espa?a. Como la de todo seleccionador, una leg¨ªtima elecci¨®n, por supuesto. Lo mismo que permitir la filiaci¨®n de algunos fisios afines a pesos pesados del equipo. Lopetegui tiene el poder, ahora le toca ganarse la autoridad dentro y fuera de la caseta. Ha empezado bien. Jugadores como Busquets y Morata han subrayado que hoy ¡°se trabaja m¨¢s lo t¨¢ctico¡±. En los podios de 2010 y 2012, Morata no hab¨ªa despegado, pero s¨ª Busi, al que habr¨ªa que preguntar qu¨¦ se trabajaba para llegar a las cimas.
Lopetegui ha reunido a un buen grupo de futbolistas. Tiene cesto. Ahora solo falta que sepa hilar fino. En la absoluta, los egos no son los de las subcategor¨ªas y la exigencia y el ruido medi¨¢tico tampoco. Y mucho menos los rivales. Para empezar la cruda Italia, un hueso como apenas ha tenido delante este t¨¦cnico. Sin carrera hecha, le toca enfilarla. El ¨¢nimo se le da por descontado, falta comprobar su pericia al mando de la gran tropa. Se le suponen condiciones, al menos las demostradas como instructor de cantera, y como todo novato que llega tras un periodo de fiascos destila ilusi¨®n. Mucha suerte en este viaje inici¨¢tico.
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