El ¡®trumpismo¡¯ contamina el f¨²tbol
Las intervenciones pol¨ªticas de dos jugadores de la selecci¨®n colombiana de f¨²tbol nos han ofrecido otra se?al m¨¢s del auge del trumpismo en los tiempos que corren. Ambos tuvieron la valent¨ªa moral de pronunciarse antes del plebiscito del domingo pasado en el que la mayor¨ªa de los pocos votantes que acudieron a las urnas optaron para rechazar un acuerdo de paz que hubiera puesto fin a medio siglo de guerra.
Uno de ellos es Radamel Falcao, grand¨ªsimo goleador cuando jugaba para el Atl¨¦tico de Madrid, venido a menos en su actual equipo, el M¨®naco. El otro, no tan conocido fuera de su pa¨ªs, es Daniel Torres, centrocampista fichado en el verano por el Alav¨¦s. En el terreno pol¨ªtico Torres fue el vencedor. Apost¨® por el no al acuerdo. Falcao se hab¨ªa declarado por el s¨ª. Una breve comparaci¨®n de los argumentos que cada uno adujo nos demostrar¨¢ c¨®mo en Colombia reina hoy el esp¨ªritu de Donald Trump.
Falcao hizo unas declaraciones al diario El Tiempo de Colombia en las que dijo, entre otras cosas, lo siguiente: ¡°Se tratar¨¢ de reconstruir un pa¨ªs. Generaciones enteras que sufrieron por la guerra. Yo me imagino un pa¨ªs que tenga la capacidad de perdonar. A¨²n 70 veces si es necesario¡ Un pa¨ªs donde quepamos todos a pesar de nuestras diferencias. Una Colombia en la que aprendamos a vivir sin guerra, sin odio. Con un profundo respeto por el otro. Por el que piensa diferente. Un pa¨ªs donde la verdad de lo que pas¨® sirva para entender que no se puede volver a repetir¡±.
No le hicieron caso a Falcao. A Torres s¨ª. Esto es lo que dijo el jugador del Alav¨¦s en un v¨ªdeo en el que se dirigi¨® a su presidente, Juan Manuel Santos, quien acaba de recibir el premio Nobel de la paz por las negociaciones que ha llevado a cabo con las guerrillas de las FARC.
¡°Hola se?or presidente¡±, comenz¨® Torres, ¡°me dirijo a usted para hablarle de la situaci¨®n espiritual de Colombia y del tratado de paz¡ El centro de su Gobierno y de esta negociaci¨®n no es Jesucristo. Jesucristo es el ¨²nico que puede traer esa paz que tanto anhelamos¡ Adem¨¢s quiero decirle que a lo que usted ha acudido, las pr¨¢cticas que han hecho, no son de Dios, ni vienen de Dios¡±. Torres remat¨® su mensaje de 53 segundos con la siguiente afirmaci¨®n: ¡°Esto no se trata de religi¨®n, esto es la verdad¡±.
El debate Falcao-Torres hace pensar en la contienda electoral en Estados Unidos entre Hillary Clinton y Donald Trump. Clinton se expresa con racionalidad y fluidez verbal; Trump balbucea una contradicci¨®n tras otra. Clinton apela a la madurez; Trump al infantilismo. Clinton es inteligente; Trump es banal.
La banalidad de Torres se impuso la sensatez de Falcao en el plebiscito colombiano y, si se sigue imponiendo en el resto del mundo la l¨®gica pol¨ªtica de este annus horribilis, Trump ser¨¢ investido como presidente de Estados Unidos a principios del a?o entrante.
Dicho esto, el futbolista colombiano que demostr¨® estar m¨¢s sintonizado con su pueblo no fue Torres, mucho menos Falcao. Fue el m¨¢s famoso de los tres hoy en d¨ªa, el centrocampista del Real Madrid James Rodr¨ªguez. James no dijo nada sobre el plebiscito; no se tom¨® la molestia de opinar sobre el voto m¨¢s importante de la historia de su pa¨ªs. Result¨® que el 60% del electorado colombiano tampoco se tom¨® la molestia de acudir a las urnas. Se supone que calcularon que har¨ªan un mejor uso de su tiempo si saliesen de paseo, o almorzasen con sus familias, o jugasen con sus tel¨¦fonos m¨®viles, o viesen una telenovela o un partido de f¨²tbol en televisi¨®n.
La apat¨ªa fue la gran vencedora del plebiscito colombiano. Quiz¨¢ nos muestran el camino que seguiremos los dem¨¢s. Quiz¨¢ con el tiempo los habitantes de las dem¨¢s democracias del mundo se abstendr¨¢n progresivamente de participar en la pol¨ªtica. Quiz¨¢ sean James y ese 60 por ciento de no votantes colombianos los que nos ofrecen la visi¨®n del futuro que nos espera, dejando el campo a¨²n m¨¢s libre a que los Trumps de este mundo nos gobiernen. Daniel Torres deber¨ªa ir pensando en una carrera pol¨ªtica despu¨¦s del f¨²tbol. Le podr¨ªa ir muy bien.
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