Recital del Real Madrid ante el Betis
Los de Zidane apabullan a los verdiblancos con gran f¨²tbol y la actitud adecuada. Con un Kroos excelente y algunos goles magn¨ªficos, los madridistas sellan su mejor jornada del curso
El Madrid m¨¢s seductor del curso dej¨® un partido para el recuerdo. No por la trascendencia del envite y el hueso del Betis, sino por evidenciar de lo que puede ser capaz. En Sevilla fue un equipo arrebatador, con tanto garbo como talante. Un conjunto redondo, estilista y laborioso, como demandaba Zidane.
El Madrid tir¨® de cat¨¢logo y fue un certamen de f¨²tbol, sobre todo durante el primer tiempo. Dej¨® un partido rotundo, para fardar con motivos, y un goteo de goles para rebobinar. Esta vez, con aire de mosqueteros, nadie se hizo el remol¨®n y el equipo sell¨® un periodo inicial extraordinario. Todo un simposio de t¨¢ctica y t¨¦cnica, y una actitud intachable. Mientras le cay¨® la tromba visitante, no hubo dem¨¦ritos del Betis, fundido por un adversario que le dej¨® en tanga. Sometido por un rival que, por momentos, jug¨® al solitario.
El tanto prematuro de Varane, que hizo de Sergio Ramos en ataque, dio paso a un Madrid recreativo. El cabezazo del franc¨¦s no fue epis¨®dico. El gol dio a entender que el equipo de Zidane hab¨ªa marcado a fuego el encuentro. Los cuatro empates precedentes le espabilaron. Y las goleadas de Bar?a y Atl¨¦tico le estimularon.
Dispuesto a sacudirse los fantasmas de las ¨²ltimas semanas, el Madrid desat¨® la tormenta perfecta. Ausentes Casemiro, Modric y James, Kroos y Kovacic tomaron el tim¨®n, con guantes de seda para la escuadra y el cartab¨®n. Ambos estuvieron bien auxiliados por un refrescado Isco, liberado por delante de los dos medios. Marcelo, de vuelta de la enfermer¨ªa, conquist¨® la banda izquierda y Bale, junto a Carvajal, tambi¨¦n amedrent¨® lo suyo por la otra orilla. En ataque est¨¢tico y a campo abierto, el Madrid fue abrumador. A los chicos de Poyet solo les quedaba morir de realidad. Salvo al eterno Joaqu¨ªn, el ¨²nico que se sublev¨®. Para desgracia b¨¦tica, un quite de Kroos al capit¨¢n origin¨® el segundo tanto. El alem¨¢n avanz¨® con paso prusiano, atrajo a toda la retaguardia local y en el momento justo cedi¨® la pelota a Benzema. La resoluci¨®n del galo fue apote¨®sica. Con el pie derecho burl¨® al meta Ad¨¢n. Le hizo creer que disparar¨ªa a su poste m¨¢s alejado, el izquierdo. Pero en la ¨²ltima mil¨¦sima del remate dio un giro de tobillo y le puso la pelota en direcci¨®n contraria. Un toque versallesco. Esas cosas tiene Benzema, en Sevilla de nuevo Benzema, el aut¨¦ntico, el que lleva lubricante en las botas, no el de los ¨²ltimos tiempos.
Reducido a cascotes, el Betis solo amagaba por la banda de Joaqu¨ªn y Piccini, que se procur¨® la ¨²nica ocasi¨®n verdiblanca en el acto inicial. Un espejismo. Los goles, el f¨²tbol, el ¨¢nimo... todo era del Madrid. De hecho, antes de la diana exquisita de Benzema, Cristiano ya hab¨ªa fallado un gol y Bale hab¨ªa cabeceado, en vuelo raso, al poste izquierdo. Con Keylor en la tumbona, al Real solo le faltaba Cristiano, con m¨¢s ajetreo que pericia. CR a¨²n no es CR. Es lo que supone tener el list¨®n propio por las nubes.
Con el luso todav¨ªa en la sala de espera, el tercer estacazo fue el ¨²nico casual en su producci¨®n. Marcelo, en fuera de juego, caz¨® un rebote. Pero la noche estaba para los violines, no para jugadas de gaita. El cuarto fue un romance total. De un c¨®rner en contra, el Madrid se sac¨® de la chistera un contragolpe descomunal, una oda a esta suerte del f¨²tbol. Seis jugadores visitantes se arrancaron como b¨²falos para certificar una secuencia fabulosa: Kovacic-Pepe-Kovacic-Benzema-Cristiano-Pepe-Isco. Seis pases subordinados a toda mecha para el broche final del malague?o. F¨²tbol tertulia a la carrera.
De vuelta del div¨¢n del intervalo, el Betis intent¨® despejar los truenos. Paliar, al menos, lo que se pod¨ªa avecinar, una goleada de ¨¦poca. Los muchachos de Poyet, siempre con Joaqu¨ªn por bandera, cazaron el gol de Cejudo. El t¨¦cnico uruguayo ha decidido que su carpanta ofensivo, Rub¨¦n Castro, parta hacia la porter¨ªa desde la izquierda, lo que rebaja notablemente su escala goleadora.
Juego hipn¨®tico
El mayor empe?o b¨¦tico tuvo carrete lo que tard¨® Zidane en activar de nuevo a los suyos con la entrada de Lucas, que siempre pone decibelios. Kroos recuper¨® su juego hipn¨®tico y el Madrid se cuadr¨® de nuevo. Sin los alardes del primer tramo, pero con la consistencia suficiente para despejar cualquier esperanza local. Este Kroos es un domador de pelotas, cuando convienen las luces cortas y cuando se precisan las largas. Con muchas m¨¢s intermitencias, Isco, esta vez notable, tampoco es un piernas. Su rosca en el quinto bingo lo subray¨®.
Otro golazo para una noche que termin¨® de ser redonda para el Madrid cuando Cristiano Ronaldo aument¨® la cuenta. Una goleada tan brillante requer¨ªa alg¨²n apunte del genio en su camino para ser de nuevo un genio. Con ¨¦l festejando su golito, el Madrid cerr¨® la jornada con un brindis sonoro y muy merecido. Ya conoce la ecuaci¨®n primordial, talento y solidaridad. Con la dicha no siempre basta. Esta vez tuvo de todo. Un recital en toda regla.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.