El Madrid golea al Legia en las rebajas
El equipo de Zidane, algo desali?ado y con poco equilibrio hasta la salida de Morata y Lucas, se impone con m¨¢s goles que buen f¨²tbol
En su partido 400 en su fetichista Copa de Europa, el Madrid festej¨® la cita con una goleada sin muchas pompas futbol¨ªsticas. No fue el equipo invasivo y arom¨¢tico del Villamar¨ªn, sino un conjunto descosido. Lo mismo dio, ante un equipo de las rebajas de la Champions, sell¨® otra zurra. El Legia, que tuvo momentos de inopinada fluidez por los desajustes locales, sucumbi¨® con facilidad. Sobre todo, tras la irrupci¨®n de Morata y Lucas en el segundo acto, cuando le dieron otra chicha a un Madrid descamisado hasta entonces.
El Legia es un equipo verbenero, formateado a la antigua usanza del acorde¨®n: defiende con todos los que puede y ataca con tantos como son capaces de llegar. Un conjunto desaforado que se toma el eje del campo como un apeadero de pueblo, nadie se para en ¨¦l. As¨ª lo interpret¨® Zidane, con James y Asensio como supuestos auxiliares de Kroos. Ninguno tiene un punto de jabato, ambos son estilistas, jugadores de mirada al frente que descuidan el cogote. Por tanto, no hubo quien atornillara el medio campo, lo que deriv¨® en un duelo en la noria, sube y baja para todos.
Sin abrochar el partido, el Madrid concedi¨® m¨¢s de la cuenta a un adversario sin testamento futbol¨ªstico. Un club que se col¨® en la Copa de Europa por esa gatera de la playera fase previa. Para desdicha p¨®stuma de Ryszard Kapuscinski, el que fuera su portero juvenil y distinguido hincha, hoy solo tiene eco por sus pendencieros seguidores. La UEFA les ha cerrado el estadio en Varsovia, pero campan a sus anchas por casas ajenas, donde, como en Madrid, siembran la barbarie. Un asco.
Sin quitar ojo al indeseado partido policial, sobre el c¨¦sped del Bernab¨¦u, el grupo de Zidane plante¨® un choque desequilibrado, palo a palo, sin sost¨¦n. Golpe a golpe, casi siempre gana el Madrid, y m¨¢s ante un rival del cami¨®n escoba de la Champions, 13? en la Liga polaca y que ya va por el tercer t¨¦cnico del curso. Pero hay victorias que no lucen, como esta, con un Madrid desordenado al que el Legia le origin¨® m¨¢s fogatas de las previstas en el ¨¢rea de Keylor. Antes del cuarto de hora, Odjidja ya hab¨ªa rematado a un poste del meta costarricense. No fue el ¨²nico desparpajo del cuadro polaco. Abierto de par en par el encuentro, Bale caz¨® un buen zurdazo para enderezar la contienda. Pareci¨® suficiente para que se marchitara el Legia, m¨¢xime cuando poco despu¨¦s, Marcelo, un atacante que improvisa como lateral, se procur¨® el segundo gol. Benzema, como extremo, se cit¨® con el brasile?o, que es tan heterodoxo que lo mismo amenaza por el exterior que por los pasillos interiores. Por esa v¨ªa emergi¨® y su remate lo desvi¨® Jodlowiecz a la red.
Con todo a favor y un contrincante tan menguado, el Madrid concedi¨® un segundo aire a los muchachos de Magiera. A Kroos no le daba con la escoba, desentendidos del repliegue tanto James y Asensio como, por supuesto, los tres delanteros. Sin espinazo el Madrid, el Legia, bizarro ¨¦l, se vio con soltura, guiados por Odjidja, Guilherme y Radovic, sus ¨²nicas vetas explotables. Con el Madrid partido, Radovic se la lio a Danilo y el indiscutible penalti lo ejecut¨® con acierto el bosnio. El equipo de Zidane se mov¨ªa por impulsos, a trompicones, con ida, pero sin vuelta. Y sin tino, con poca finura. No la tuvo Bale, salvo en el gol, muy cosido en la banda, con mucho centro lateral sin precisi¨®n. Y mucho menos acierto tuvo Cristiano, crispado, confuso, desobedecido por sus pies. M¨¢s ariete que extremo, no le faltaron oportunidades. Tuvo un chorro, pero hasta los CR de este mundo se pueden cegar. Competitivo supremo como es, el luso acab¨® contrariado, quiz¨¢, porque con once goles en cuatro d¨ªas de los suyos solo ha podido festejar uno, el sexto ante el Betis. Se?al de que CR a¨²n est¨¢ de rodaje. Su mejor contribuci¨®n fue como asistente. Primero, con un toque desprendido para Asensio, autor del tercer tanto. Un buen gol para despejar cualquier milagro polaco. Su disparo tuvo miga, con el cuerpo y la mirada enga?¨® al portero Malarz, que se qued¨® clavado ante el remate del zurdo. Todo un bingo para Asensio, al que la gente de Chamart¨ªn le tiene fe, en su estreno en la Copa de Europa.
Afeitado el animoso Legia, los cambios de Zidane asentaron al Madrid. El reto requer¨ªa agitadores, y Morata y Lucas V¨¢zquez, relevos de Bale y el intrascendente James, lo son. Con ellos y Kovacic el encuentro ya solo fue blanco, con el Legia por fin apretado, fijado en campo propio. Anclado en la izquierda, Morata asisti¨® de maravilla para el golazo de Lucas, que empalm¨® la pelota sin que besara la hierba. Luego, de nuevo con CR como mensajero, el propio Morata cerr¨® la cuenta a una faena algo desali?ada del Madrid,
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