El teatro de Mestalla
Solo falta que se pronuncie el secretario de Estado para que a partir de un gol se visualice la trifulca entre Cardenal, Tebas y Villar
Alrededor de la celebraci¨®n de un gol se ha montado una traca tan monumental en el f¨²tbol espa?ol que ahora mismo alcanza ya al secretario de Estado para el Deporte. Aunque el tanto lleg¨® de penalti en la ¨²ltima jugada y supuso la victoria visitante en un partido de rivalidad, como es un Valencia-Bar?a, circunstancia que abona un escenario de una gran carga emocional, no se recuerda un juicio sumar¨ªsimo como el que viven los implicados en los sucesos de Mestalla. La imagen se ha convertido en el caldo de cultivo preferido por la industria del espect¨¢culo para alimentar el gas sentimental y hacer girar la rueda del circo medi¨¢tico, m¨¢s a gusto con los gestos de Neymar que con dianas como la de Messi.
El Comit¨¦ de Competici¨®n se equivoc¨® cuando, sin venir a cuento, reprob¨® el comportamiento ¡°rid¨ªculo¡± de los jugadores del Bar?a, a los que acus¨® de fingir, despu¨¦s de juzgar y sancionar al Valencia. La argumentaci¨®n de un organismo que nunca tuvo como cometido opinar ni interpretar sirvi¨® de excusa al club de Mestalla para reclamar penas para el rival despu¨¦s de pagar 1.500 euros de multa y detener al hincha que tir¨® una botella de agua sobre los futbolistas azulgrana que festejaban el 2-3. Nadie en Valencia se dio por enterado de los varios objetos que cayeron sobre el campo ni de las declaraciones fuera de tono de empleados cualificados como el director deportivo Garc¨ªa Pitarch.
Una vez se dio con el cabeza de turco, pidi¨® perd¨®n y se entreg¨® a la justicia, prescribe cualquier falta y se deja de discutir sobre el caldo de cultivo del partido y la l¨ªnea que separa la pasi¨®n de la agresividad verbal, tan fina que permite declaraciones a favor de corriente del presidente de la Generalitat, Ximo Puig. No ha habido precisamente un club que se mueva mejor en el victimismo en situaciones de inestabilidad institucional que el Bar?a. Hay pocos ejemplos mejores que el de Figo. Ahora es el Valencia el que se ha hecho el ofendido con la complicidad del presidente de la Liga.
Tebas se manifest¨® curiosamente en la misma l¨ªnea que despu¨¦s se pronunci¨® Competici¨®n. No ejerci¨® de patr¨®n de los clubes sino de censor del tridente desde la misma Valencia durante una gala a la que no acudi¨® ning¨²n miembro del plantel ni del cuerpo t¨¦cnico del Bar?a. Y al club azulgrana no se le ha ocurrido nada mejor que judicializar el caso, acostumbrado como est¨¢ a remitirse a los tribunales y a los comunicados, como si no tuviera voz ni voto: el Bar?a ha pedido al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) que abra los procedimientos disciplinarios que correspondan a Tebas, al que retira su confianza, y a los miembros del Comit¨¦ de Competici¨®n.
Ya solo falta el pronunciamiento del secretario de Estado para que a partir de la efusividad de un gol se visualice la trifulca que hay en el deporte espa?ol entre Cardenal, Tebas y Villar. Ya no interesa la agresi¨®n sino la celebraci¨®n ¡ªse entiende que desmesurada¡ª, la provocaci¨®n ¡ªse dice que a la afici¨®n y no a un sector que insultaba¡ª, la falta de autoridad del Bar?a ¡ªpor no reprender a Neymar¡ª y el enredo Liga-CSD-FEF. El teatro permite culpar tanto o m¨¢s al provocador que al francotirador, quiz¨¢ porque nadie simboliza mejor el tinglado medi¨¢tico que Neymar.
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