Se retira Miroslav Klose, el m¨¢ximo goleador de los mundiales
El delantero alem¨¢n se unir¨¢ al equipo de colaboradores de Joachim L?w, entrenador de la selecci¨®n
Ya no se prodigaba como anta?o con los saltos mortales con los que celebraba cada diana ¨C¡°los a?os pasan y ya no tengo tanta agilidad¡±, confesaba-, pero nunca se alej¨® del todo del gol Miroslav Klose (Opole, Polonia, 1978) hasta que ahora acaba de anunciar su retirada como futbolista para incorporarse al equipo t¨¦cnico de Joachim L?w en la selecci¨®n alemana. No es una decisi¨®n aleatoria porque en ella vivi¨® sus mejores d¨ªas como futbolista y fragu¨® una leyenda que le sit¨²a como el m¨¢ximo goleador de la historia de los Mundiales con 16 tantos, uno m¨¢s que Ronaldo Nazario, al que super¨® justamente en el campeonato celebrado en Brasil con un gol en el hist¨®rico 1-7 de las semifinales.
¡°Con el equipo alem¨¢n celebr¨¦ mis mayores ¨¦xitos y es un honor poder comenzar en ella mi formaci¨®n para poder ser entrenador¡±, explica Klose, que pasar¨¢ a la historia m¨¢s como un futbolista de selecci¨®n que de club. Apenas gan¨® dos ligas y fueron durante su poco lustrosa estancia en el Bayern, pero con la Mannschaff fue 137 veces internacional, solo a rebufo de Lothar Matth?us, y anot¨® 71 goles para erigirse en l¨ªder de un listado de realizadores en el que ha dejado atr¨¢s incluso a Gerd M¨¹ller. ¡°Ni me puedo comparar a ¨¦l¡±, apunta. Tiene raz¨®n. Klose no fue un futbolista de tanto calado, pero hizo su trabajo como pocos, delantero de ¨¢rea con el don de la oportunidad, dominador de los espacios all¨ª donde casi todos se achican, modelo por pautas de comportamiento, profesionalidad, fiabilidad y honestidad. ¡°?Es cierto que se acuesta todos los d¨ªas a las nueve de tarde?¡±, le preguntaron durante su estancia final de cinco campa?as en Roma. ¡°Debo confesar que no, desde que estoy en Italia me voy a cama a las diez¡±, contest¨®.
Klose estaba sin equipo tras cumplir contrato el pasado mes de junio con el Lazio, con el que en 2011 hab¨ªa firmado un v¨ªnculo de dos a?os. Hubo un punto, tras el Mundial de Brasil, en el que pareci¨® que iba a perpetuarse en el gol. All¨ª lleg¨® a sus sue?os, no solo desbanc¨® a Ronaldo sino que alz¨® la Copa del Mundo tras un subcampeonato y dos terceros puestos en las ediciones anteriores. De vuelta a la liga italiana anot¨® trece veces en la Serie A y volvi¨® a apuntarse un posible regreso a una selecci¨®n que buscaba un nueve. Pero la ¨²ltima temporada fue dura por las lesiones, tan leves como molestas. Con todo, anot¨® siete goles en 24 partidos y se sent¨® a valorar varias ofertas. Le llamaron desde Australia y el Deportivo marc¨® su n¨²mero hace mes y medio cuando se lesion¨® Joselu y antes de fichar a Ryan Babel. Les dio las gracias y les explic¨® que esperaba un buen contrato en una competici¨®n menos exigente, quiz¨¢s en China, Estados Unidos o en un destino ¨¢rabe. Su nombre incluso se vincul¨® al N¨¢poles como opci¨®n para suplir a Milik. En Kaiserslautern so?aban con un regreso a los or¨ªgenes. ¡°Si quisiera jugar en Segunda Divisi¨®n¡¡±, apuntaba el presidente del club con el que se estren¨® en la ¨¦lite.
Klose, el se?or del gol, deja el f¨²tbolMiroslav Klose, el se?or del gol, deja el f¨²tbol. M¨¢ximo realizador de la historia en los Mundiales, leyenda de la Mannschaff http://cort.as/neN-
Posted by El Pa¨ªs Deportes on Tuesday, November 1, 2016
Al final prevaleci¨® la otra alternativa, la de ponerse el ch¨¢ndal. ¡°En los ¨²ltimos meses maduraba la idea de prepararme para desarrollar t¨¢cticas y estrategias. Son cuestiones que ya me interesaban como jugador¡±, detalla. Hac¨ªa ah¨ª enfocar¨¢ su condici¨®n meticulosa y su capacidad de superaci¨®n. Hijo de un futbolista y una guardameta de balonmano, Klose vivi¨® sus ocho primeros a?os en Auxerre, donde jugaba su padre. Hab¨ªa nacido en un territorio particular, la Alta Silesia que tras la Segunda Guerra Mundial pas¨® de ser territorio germano a conformar el conf¨ªn de Polonia. Sus padres decidieron en 1986 aprovechar la oportunidad que se les plante¨® de cruzar el tel¨®n de acero y comenzar una vida en la entonces todav¨ªa Alemania Occidental. Sin apenas hablar alem¨¢n, Klose lleg¨® a un colegio de Kusel, una localidad vecina a Kaiserslautern, en el que los peque?os inmigrantes ten¨ªan problemas para que sus compa?eros les admitiesen en los partidos a la hora del recreo. Cuando pudo hacerlo se convirti¨® en uno de los ni?os m¨¢s populares de la escuela. ¡°El f¨²tbol me ayud¨® a integrarme, pero nunca tuve sentimientos encontrados por mi nacionalidad o procedencia¡±, explica cada vez que se le pregunta por su origen y devenir. Apela a la naturalidad: polaco de etnia germana por su padre, su madre fue m¨¢s de ochenta veces internacional con Polonia, ¨¦l eligi¨® jugar con Alemania porque fue donde creci¨® y, ya como h¨¦roe germano, no le duele reconocer que habla el idioma de su ni?ez en la intimidad del hogar.
A un lado a otro de la frontera, siempre traspasada la del gol, Klose cuelga las botas tras dejar una estela de se?orial rectitud. Dos veces rectific¨® sobre el campo decisiones arbitrales que le favorec¨ªan, todav¨ªa al final de su estancia en Italia se maravillaba de la laxitud mediterr¨¢nea en cuestiones que ten¨ªan que ver, por ejemplo, con la puntualidad. En su adi¨®s es inevitable detenerse en algunas de sus plusmarcas que figuran en los libros de la historia del f¨²tbol, pero Joachim L?w advierte que hay algo m¨¢s tras ellas: ¡°Klose es un ejemplo como persona y deportista porque subordina todo el ¨¦xito individual al del colectivo¡±.
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