?Benzema o Morata? Ser¨¢ broma, ?no?
En el Madrid primero fue Bale el encausado y ahora le ha tocado el turno al delantero franc¨¦s
Ocurre cada domingo a la hora del aperitivo, ?o es la del desayuno?, cuando el buen aficionado al f¨²tbol se encuentra de sopet¨®n con un partido de la Liga espa?ola en su televisor. Aseguran algunos expertos en este deporte, y en husos horarios, que la del mediod¨ªa es una magn¨ªfica franja de tiempo para animar al mercado asi¨¢tico, por lo que uno se imagina a China paralizada en la contemplaci¨®n de, pongamos, un partido entre el Real Madrid y el Legan¨¦s. Seguro que el avispado hincha de aquellas tierras cay¨® ayer en la cuenta de que en el equipo de Zidane faltaba uno de sus futbolistas clave, Benzema, aquejado de unas intempestivas dolencias. En su lugar acudi¨® al auxilio del equipo blanco Morata. Siendo de sumo inter¨¦s esta informaci¨®n, no quedar¨ªa reflejada en estas l¨ªneas si no fuera porque en los ¨²ltimos tiempos se ha alimentado respecto al Madrid un debate que no es sino una tropel¨ªa: el que confronta a uno y otro, a Benzema y Morata, exigiendo algunos como exigen que Zidane apueste de una vez por el segundo y sacrifique al primero. Lo dicho: un sinsentido.
Desde que lleg¨® a Madrid, hace ya ocho a?os, Benzema ha unido a sus dotes futbol¨ªsticas la condici¨®n, supuesta, de primus inter pares, prohijado como estaba, y est¨¢, por el mism¨ªsimo presidente del club, Florentino P¨¦rez. Eso se dec¨ªa (y se dice) para justificar que entrenador tras entrenador tengan el nulo criterio de alinearle hoy s¨ª y ma?ana tambi¨¦n. Para destacar la relaci¨®n que su presunto padrino, en el sentido m¨¢s familiar de la palabra, tiene con ¨¦l, se lleg¨® una vez al extremo de significar que el se?or P¨¦rez, de habitual sosegado en los palcos de esos campos de Dios, se levant¨® en Lyon de su asiento para aplaudir un gol de aquel que no es sino la ni?a de sus ojos. ¡°Florentino P¨¦rez celebra un gol de Benzema¡±, se destacaba en titulares, v¨¢lgame el cielo c¨®mo es este Florentino, mira que celebrar un gol del Madrid... Con el tiempo, el presidente logr¨® juntar en la delantera del equipo, am¨¦n de a sus dos hijos predilectos, Benzema y Cristiano, a Bale. Y ocurri¨® que entrenador tras entrenador tuvieron el nulo criterio de alinearles a los tres juntos hoy s¨ª y ma?ana tambi¨¦n, con el levantamiento en armas de los siempre preclaros defensores de las esencias futbol¨ªsticas, que no es posible, aseguraban, que los tres a la vez no pueden jugar, que no defienden, que son incompatibles. Desde que las tres luces que iluminan la existencia del se?or P¨¦rez se juntaron en la delantera del equipo, el Madrid no ha ganado m¨¢s que dos Copas de Europa, tanta leche con la BBC.
Hace meses, quien sobraba era Bale. Hoy, con el gal¨¦s convertido en el futbolista m¨¢s determinante del equipo a izquierda, derecha, de frente y de perfil, le toca a Benzema. Ocurre que este, adem¨¢s de ser un extraordinario jugador, es ¨²nico, distinto, indetectable, el que pone la pausa y el sentido com¨²n cuando en el Madrid ruge la marabunta. Sin embargo, a la plantilla ha vuelto Morata, fant¨¢stico jugador, de la casa adem¨¢s, adorado por el Bernab¨¦u. Y que siempre responde. Y ah¨ª nos lanzamos pues los analistas a desmenuzar cada acci¨®n de cada partido. Y descubrimos que los n¨²meros de Morata son estupendos, como no pod¨ªa ser de otra manera. Ayer no jug¨® Benzema, lo hizo Morata, y el Madrid gan¨® gracias a Bale, que es como ya gana casi siempre, mientras Cristiano recuperaba aquel papel de colegial que rega?a a sus compa?eros en el patio porque no le pasan la pelota. Morata jug¨® y firm¨® un gran gol, lo que sin duda va en desdoro de Benzema, que no hizo nada relevante all¨¢ en la grada. Y marc¨® Morata tras pasarse el partido ya no en el c¨¦sped sino ca¨ªdo sobre ¨¦l y pregunt¨¢ndose, junto a miles de aficionados asi¨¢ticos, c¨®mo puede ser que en el f¨²tbol haya dos reglamentos: el que aplican todos los ¨¢rbitros del mundo, con mayor o menor acierto, y el de Mateu Lahoz. Luego nos extra?ar¨¢ que en China no penetre la afici¨®n a este deporte. Les enga?an.
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