El maradoniano Donald Trump
Mientras EE UU se prepara para hacer de la democracia un desierto, debemos estar agradecidos al oasis del f¨²tbol
¡°Hay que pensar, entonces ?por qu¨¦ no pensar a lo grande?¡±. Donald Trump
Donald Trump recuerda a Diego Armando Maradona. El presidente electo de Estados Unidos y el astro argentino comparten, entre otras virtudes, el populismo, el narcisismo, la incontinencia emocional y la verborrea. Ambos se postulan como defensores de los pobres pero acumulan fortunas y no pagan sus impuestos; ambos ans¨ªan la adulaci¨®n de las multitudes; reaccionan a las cr¨ªticas con zarpazos desmesurados; opinan con autoridad sobre temas de los que tienen m¨ªnimo conocimiento; y, dada la oportunidad, no paran de hablar.
Dicho todo esto, Maradona es un ser muy superior a Trump. Aparte de que tiene un sentido del humor m¨¢s sofisticado, un mejor dominio de su lengua nativa y un corte de pelo menos absurdo, lo que coloca a Maradona en otra dimensi¨®n es que tiene talento y Trump no tiene ninguno. Trump se hizo rico y famoso, y ahora ser¨¢ presidente del pa¨ªs m¨¢s poderoso del mundo, porque hered¨® una fortuna de su pap¨¢. Maradona naci¨® pobre y se convirti¨® en un ¨ªdolo mundial porque jug¨® al f¨²tbol como Dios.
Hay que estarle eternamente agradecido. Igual que hoy, mientras el mundo se vuelve loco y Estados Unidos se prepara para hacer de la democracia un desierto, debemos estar agradecidos al f¨²tbol por el oasis que nos ofrece de relativa racionalidad, decencia y paz.
Ahora, uno lo tendr¨ªa dif¨ªcil si tuviese que elegir entre Trump y Maradona para el cargo de l¨ªder del mundo libre. Eso no significa que no haya mejores candidatos que ambos en el mundo del f¨²tbol.
Podemos tener la seguridad de que Vicente del Bosque administrar¨ªa los grandes conflictos mundiales con m¨¢s sagacidad y cordura que Donald Trump. Despu¨¦s de haber resuelto el l¨ªo en la selecci¨®n espa?ola entre los jugadores del Barcelona y del Real Madrid en tiempos de Jos¨¦ Mourinho, Oriente Pr¨®ximo es poca cosa.
El propio Mourinho es un personaje infinitamente m¨¢s apto para ocupar el ala oeste de la Casa Blanca que el presidente electo neoyorquino. Habla mejor el ingl¨¦s que Trump, tiene las ideas m¨¢s claras y mantendr¨ªa a su staff ¡ªel secretario de estado y otros miembros de su gabinete ministerial¡ª a raya. El problema podr¨ªa llegar en el tercero de los cuatro a?os de su mandato. La historia de Mourinho demuestra que en su tercera temporada en un equipo viene el derrumbe. Como dir¨ªan los estadounidenses, he goes nuclear. Se vuelve nuclear.
Hablando un poco m¨¢s en serio, la figura del? f¨²tbol mejor preparada para ejercer hoy como presidente de Estados Unidos es J¨¹rgen Klopp.
Entre los jugadores, es verdad que la egolatr¨ªa de Cristiano Ronaldo vuela en la misma estratosfera que la de Trump. Pero Cristiano, como su nombre indica, ofrece motivos para sospechar que lejos de los focos de las c¨¢maras es un hombre compasivo que se esforzar¨ªa m¨¢s que el mezquino due?o de Trump Tower para atacar la ra¨ªz de tantos de los horrores del mundo, la pobreza.
En cuanto a Messi, con la ayuda de su padre y sus asesores posiblemente llegase a superar los conocimientos del magnate neoyorquino en el importante tema de las finanzas. Su punto d¨¦bil, como el de Trump, ser¨ªa la pol¨ªtica internacional. Si uno le dijera la palabra Aleppo, podemos suponer que responder¨ªa, ¡°?Y ese en qu¨¦ equipo juega?¡±. Pero si Messi fuese capaz de aplicar ese GPS que lleva dentro del cerebro en el campo de f¨²tbol al terreno geopol¨ªtico, quiz¨¢ ser¨ªa capaz de encontrar el hueco necesario para superar el autob¨²s defensivo que Assad y Putin han aparcado en Siria para evitar que se marque el gol de la paz.
Hablando un poco m¨¢s en serio, la figura del mundo del f¨²tbol profesional mejor preparada para ejercer hoy como presidente de Estados Unidos es indudablemente J¨¹rgen Klopp, el entrenador del Liverpool. El principal problema al que se enfrentar¨¢ Trump ser¨¢ curar las heridas de un pa¨ªs que ¨¦l se ha encargado de dividir m¨¢s que nunca. Klopp posee el carisma, el tacto, el discurso y la claridad t¨¢ctica necesarias para unificar a los habitantes de la naci¨®n m¨¢s bipolar de la tierra. Es un alem¨¢n que se ha ganado a los ingleses, gente cuya nostalgia por sus haza?as en la Segunda Guerra Mundial es tan cansina como inagotable. Trump es un fascista por temperamento. Klopp ser¨ªa el Churchill, el Franklin Delano Roosevelt, que hoy necesita la gran potencia nuclear de Occidente.
Y si no Klopp, cualquiera. Del Bosque, Mourinho, Ronaldo o Messi, por supuesto. Pero tambi¨¦n Simeone, Guardiola, Ancelotti, Casillas, Rooney (bueno, quiz¨¢ no Rooney) lo har¨ªan mejor en la Casa Blanca que Donald Trump.
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