El f¨²tbol y la libertad de expresi¨®n
El Bar?a intent¨® que sus jugadores no concedieran entrevistas, pero se ech¨® atr¨¢s. En el Madrid solo se las dan a aquellos medios a quienes permite la autoridad
Fue un malentendido. Sin m¨¢s. Cosa de alg¨²n celoso funcionario que se extralimit¨® en sus funciones. La pasada semana, durante unas horas, sobre los deportistas del Barcelona pes¨® un doloroso veto: ya no podr¨ªan conceder entrevistas a los medios de comunicaci¨®n que no pertenecieran al club. La libertad de expresi¨®n de los jugadores quedaba, as¨ª, cercenada, decisi¨®n dif¨ªcil de entender siendo el Bar?a una entidad que defiende con denuedo ese derecho, como demuestra que en el asunto de las esteladas, ese en el que mandatarios y juristas de la UEFA exhiben una sorprendente falta de luces, apele a la susodicha libertad de expresi¨®n en su deseo de que socios y simpatizantes puedan ondear la bandera que les plazca siempre que no incite a la violencia. Dur¨® un instante la prohibici¨®n, pues presto corri¨® el Bar?a a emitir una nota en la que lamentaba la confusi¨®n generada. ¡°El compromiso del club con la transparencia y el acceso a la informaci¨®n es firme¡±, conclu¨ªa el documento, aseveraci¨®n en la que al docto escribiente se le olvid¨® a?adir una coletilla: ¡°Siempre que no se trate del fichaje de Neymar¡±.
Sea como fuere, el Bar?a rectific¨® y sus jugadores mantienen el derecho a hablar con quien les venga en gana, libertad de la que otros carecen por orden de la autoridad. Ah¨ª est¨¢ el caso de los futbolistas del Real Madrid, que solo expresan sus siempre concienzudas opiniones a aquellos medios de comunicaci¨®n a los que el club considera de orden, sin saberse a ciencia cierta en cumplimiento de qu¨¦ catecismo se adquiere esa condici¨®n. Ya avis¨® hace meses el presidente del club, Florentino P¨¦rez, del estado de las cosas: ¡°Hay periodistas que no quieren que gane el Madrid¡±. Hasta aqu¨ª pod¨ªamos llegar. Existen medios que cuentan en sus filas con individuos que no quieren que gane el Madrid. Inaudito.
El pasado mi¨¦rcoles, Dani Carvajal, jugador internacional del Real Madrid, fue entrevistado en el programa El Larguero de la cadena Ser. Habl¨® en su condici¨®n de integrante de la selecci¨®n espa?ola. Preguntado sobre los vetos que algunos clubes imponen, y otros amagan con hacerlo, a sus profesionales, dijo lo siguiente: ¡°Nosotros vivimos de esas entrevistas, de la prensa, Al ciudadano de a pie le gusta levantarse y leer una entrevista. Esas restricciones hacen que el f¨²tbol no sea tan abierto como deber¨ªa ser¡±. Acab¨¢ramos. He aqu¨ª un futbolista al que le importa lo que opinen los aficionados. ?Alguno m¨¢s?
Buena culpa de lo que ocurre la tienen los propios medios de comunicaci¨®n. Unos, porque elevan a la categor¨ªa de primicia que un futbolista reg¨¹elde. Otros, porque se prestan sin la m¨¢s m¨ªnima queja a acudir sol¨ªcitos a cuanto acto de promoci¨®n protagonice un jugador, bien sea presentando una nueva l¨ªnea de calzoncillos que ayudan a correr para atr¨¢s o esa laca que mantiene la cresta enhiesta bajo la ducha. La falta de respeto salta de un bando a otro, de los deportistas a los periodistas, por lo que aqu¨ª es imposible que ocurra lo que en la NBA, donde la intimidad de unos y el trabajo de otros est¨¢n blindados por una consideraci¨®n mutua que les lleva incluso a compartir un rato en el vestuario. Por suerte, al Bar?a le dur¨® un suspiro su ansia de prohibir, por lo que podremos seguir disfrutando de la elocuencia de sus chicos. Con el Madrid, en cambio, continuaremos al vaiv¨¦n de los designios de su presidente, seg¨²n nos vea con buenos o malos ojos, devotos de la fe madridista o ateos sin cura. Lo que es seguro es que por estos lares no escucharemos a ning¨²n futbolista decir lo que dijo Toto Schillaci, m¨¢ximo goleador del Mundial 90 con Italia, que al ser preguntado sobre lo duro que era el f¨²tbol en su pa¨ªs respondi¨®: ¡°S¨ª, es muy duro. Pero peor es trabajar¡±.
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