Spanoulis le gana la primera batalla al Bar?a
El Olympiacos, sincronizado y eficaz, desfigura a un Bar?a dejado de la mano de Rice y Tomic
Spanoulis le pudo a Rice. El cerebral estilete del Olympiacos se sali¨® una vez m¨¢s con la suya. El Barcelona se vio desbordado por ese juego tan lento pero seguro del que suele sacar r¨¦dito el equipo griego. Rice no tuvo su mejor d¨ªa y el Barcelona, falto de chispa y obsequioso en sus transiciones y circulaciones de bal¨®n, se pas¨® el partido haciendo la goma. Pero nunca estuvo lo bastante cerca como para asustar realmente al Olympiacos, ni siquiera cuando se puso a cinco puntos (56-51), faltando un minuto y medio. Los de El Pireo necesitaban la victoria para a?adirse al pelot¨®n de equipos que buscan un lugar al sol en esta Euroliga de 16 equipos en la que pocos se descuelgan y solo el CSKA sobresale. La zona caliente est¨¢ superpoblada. De ah¨ª la importancia de sumar triunfos, y del partido que le aguarda ahora al Barcelona, ma?ana en el Palau, de nuevo contra el Real Madrid.
OLYMPIACOS, 59; BARCELONA, 52
Olympiacos: Mantzaris (5), Spanoulis (15), Lojeski (1), Printezis (7), Milutinov (2) ¨Cequipo inicial-; Green (9), Birch (7), Papapetrou (8), Papanikolaou (0) y Hackett (5).
Barcelona Lassa: Rice (11), Oleson (2), Perperoglou (4), Holmes (13), Tomic (4) ¨Cequipo inicial-; Dorsey (9), Vezenkov (3), Eriksson (0) y Koponen (6).
Parciales: 21-16, 11-9, 17-13 y 10-14.
?rbitros: Lamonica (Italia), Latiseus (Letonia) y Hordov (Croacia). Eliminados por faltas personales Birch y Milutinov.
Pabell¨®n de la Paz y la Amistad de El Pireo. 10.000 espectadores. S¨¦ptima jornada de la Euroliga. El Barcelona suma cuatro triunfos y tres derrotas, como el Olympiacos.
El Olympiacos venci¨® sin excesiva holgura, pero tambi¨¦n sin apenas ning¨²n sufrimiento. Perdi¨® demasiados balones el Barcelona, 17, seis m¨¢s que su rival, y estuvo tan desacertado lanzando triples, como defendi¨¦ndolos. El duelo entre Rice y Spanoulis no fue literal. En pocas ocasiones se marcaron de t¨² a t¨². Pero el partido se le hizo espeso y dif¨ªcil al base estadounidense. No anot¨® su primera canasta hasta el tercer cuarto y fall¨® los cinco triples que lanz¨®.
Spanoulis manej¨® con mano maestra el juego lento y t¨¢ctico hasta decir basta con el que su equipo suele manejarse a las mil maravillas en El Pireo. El Olympiacos es un equipo que tiende a desquiciar a sus rivales. Sus peque?os son tenaces y persistentes. Si no son muy exigidos en defensa, forman un muro defensivo que se atraganta a cualquiera. Se le atragant¨® a Tyrese Rice, al que se engancharon Mantzaris primero y Hackett despu¨¦s. Y ya es sabido a estas alturas de la temporada que cuando el base estadounidense no se encuentra a gusto, no anota, no da algunas asistencias, no mueve el bal¨®n con agilidad y eficacia, los partidos se le ponen muy cuesta arriba al Barcelona.
Y si a ello se a?ade que Tomic suma tres faltas personales en apenas cinco minutos en la cancha, la empresa de ganar en el Pabell¨®n de la Paz y la Amistad se aproxima a la utop¨ªa. Y eso es lo que le sucedi¨® al Barcelona en la primera parte. Empez¨® a sentir muy pronto el plomo en las piernas y la confusi¨®n en la cabeza. No supo frenar a Spanoulis, ni defender a los triplistas griegos. Oleson y Koponen persiguieron sin ¨¦xito al barbudo 7 que piensa, mueve y anota en funci¨®n de lo que m¨¢s le conviene a su equipo. El finland¨¦s aument¨® en la segunda su eficacia en una misi¨®n vital para la suerte de su equipo, pero no lo suficiente.
El Olympiacos gast¨® mucha munici¨®n desde la m¨¢xima distancia. Sus porcentajes no fueron notables, pero, junto a su defensa y a los balones que perdi¨® el Barcelona, le bastaron para manejarse con una relativa tranquilidad. Adem¨¢s, esa forma de atacar, cre¨® mucha confusi¨®n en la defensa del Barcelona. Las incursiones de Mantzaris, Spanoulis, Green o Hackett, acababan con bandejas o balones doblados hacia fuera. La noria que estableci¨® el entrenador, Ioannis Sfariopoulos, sincroniz¨® a la perfecci¨®n. Dio la sensaci¨®n de que los rojiblancos pod¨ªan pasarse el bal¨®n con los ojos cerrados despu¨¦s de haber desencajado el pent¨¢gono defensivo azulgrana. Y en ataque, salvo Jonathan Holmes, el nuevo fichaje, nadie estuvo fino en el equipo de Bartzokas. Su derrota en El Pireo fue tan corta como concluyente.
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