Modric y el due?o del ¨²ltimo minuto
Encomendados al croata y a Ramos, los de Zidane ha hecho de la resistencia a la derrota un arte
Zidane mir¨® a un lado y a otro, casi avergonzado. ¡°Tengo una palabra pero es mala¡¡±. Decenas de c¨¢maras le enfocaban en la rueda de prensa anterior al cl¨¢sico. Un centenar de periodistas aguardaban. Dud¨®, sonri¨® con cierto miedo. Mir¨® a su izquierda, como pidiendo permiso al responsable de comunicaci¨®n que permanec¨ªa a su lado. ¡°Nosotros hace un a?o ¨ªbamos all¨ª¡¡±. Volvi¨® a detenerse. ¡°Perd¨®n, perdona, no quiero¡¡±. Y por fin se atrevi¨®: ¡°?bamos all¨ª con el culo apretado¡±. La carcajada fue general. Y respir¨® Zidane. Hab¨ªa pronunciado aquella palabra y al escudo del Madrid no se le hab¨ªa ca¨ªdo la corona. Porque ocurre que s¨ª, que el Madrid tiene culo. Y que a veces lo aprieta. Ocurri¨® la pasada temporada en el Camp Nou, donde el equipo se ech¨® atr¨¢s y dej¨® hacer a su rival, el Bar?a. Hasta que dej¨® de echarse atr¨¢s y dibuj¨® un cuarto de hora, apenas un cuarto de hora, portentoso, en el que consigui¨® tres goles (uno anulado a Bale por marcarlo de cabeza) que le sirvieron para ganar y para inaugurar un periplo extraordinario, que tanto dura en el tiempo que dura hasta hoy.
Lejos de all¨ª, en Barcelona, Luis Enrique tambi¨¦n comparec¨ªa ante los medios de comunicaci¨®n. Y lo hac¨ªa sin la recortada en la mano, costumbre que ha enterrado hace tiempo, lo cual le dignifica. El t¨¦cnico del Bar?a se mostr¨® sereno y conciliador, lo que no evit¨® que se revolviera ante las cr¨ªticas que en los ¨²ltimos tiempos acumulan los suyos: ¡°Aunque hay equipos en Europa y en Espa?a de muy buen nivel, no veo ninguno superior a nosotros¡±. Hombre, como recurso para animar a la tropa parece perfecto. Y tan leg¨ªtimo es que ¨¦l no vea a nadie superior como que otros s¨ª lo vean. Pero de aquel Bar?a que dominaba con mano de hierro el f¨²tbol mundial apenas quedan retazos. Por ejemplo, los que en el partido del s¨¢bado protagoniz¨® Iniesta en el breve espacio de tiempo que estuvo en liza. Claro que ya se sabe que este chico juega un f¨²tbol diferente al del resto de la humanidad. Pero si Messi se pone en modo terrenal pues puede suceder que un equipo, pongamos uno que hoy en d¨ªa pueda ser incluso superior al Bar?a, no s¨¦, el Madrid quiz¨¢, con el culo apretado o relajado, te impida ganar. Sobre todo si ese equipo, el Madrid dec¨ªamos, cuenta en sus filas con Modric.
El f¨²tbol mundial, y particularmente el espa?ol, se enredan cada a?o en una controversia absurda, est¨¦ril y cansina. Esa que versa sobre Messi y Cristiano, y que obliga a elegir entre uno y otro, entre pap¨¢ y mam¨¢, como si la exaltaci¨®n de uno significara la defenestraci¨®n del otro. Pero en este mundo hay m¨¢s actores. De primera l¨ªnea. En el cl¨¢sico del s¨¢bado, el f¨²tbol no perteneci¨® ni a Cristiano ni a Messi, sino que fue propiedad de Modric e Iniesta, esos chicos tan discretos, tan normales, tan de andar por casa, tan alejados del boato y la estupidez que rodean a este deporte y tan llenos, tan, tan, tan llenos de f¨²tbol.
Iniesta regal¨® el partido a Messi con un pase de dibujos animados, a¨²n con 1-0, pero el argentino demostr¨® su condici¨®n humana mandando fuera el bal¨®n. Al rato se repiti¨® la historia interminable, esa que suele suceder cuando el reloj se muere y Sergio Ramos, el due?o del ¨²ltimo minuto, merodea el ¨¢rea rival. Uno cree que hay mejores formas de suicidarse que dejar a este t¨ªo suelto en esos instantes. Modric lo explica as¨ª: ¡°?l me ha dicho d¨®nde ponerla, yo se la he puesto y ya est¨¢¡±. Pues eso. Sergio Ramos pide, Modric la pone y ya est¨¢ liada una monumental. Hay individuos que, con las posaderas prietas o aflojadas, han hecho de la resistencia a la derrota un arte. Y visten de blanco.
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