Wanda
El pasado es prestigioso. La frase se dice en Medianoche en Par¨ªs, cuando Woody Allen hace regresar a los fantasmas de los a?os 20 que fueron a dar con sus huesos alrededor del Sena. Tambi¨¦n se dice algo sobre el trasvase de ¨¦poca del protagonista: "La idea de que un per¨ªodo de tiempo distinto es mejor que el que vivimos es un fallo de la imaginaci¨®n rom¨¢ntica".
Hay que enfrentarse al presente, dice Allen. Algo duro en el caso del f¨²tbol, donde el pasado es particularmente prestigioso: m¨¢s atacantes, m¨¢s goles, menos dinero. Estadios abarrotados con p¨²blico de pie. En Liverpool la muchedumbre de The Kop, la grada de Anfield, cantaba en los 60 She loves you: ?c¨®mo no se va a odiar el f¨²tbol moderno?
Y sin embargo la imaginaci¨®n rom¨¢ntica no puede competir con la victoria en el caso de los que pueden ganar ni la supervivencia en el caso de los que no. Por eso ni Atl¨¦tico, ni Real ni Bar?a conservar¨¢n el nombre de sus estadios. Como tampoco conservaron la camiseta limpia de publicidad. Y sus campos se adaptaron a una normativa que impide las avalanchas en los fondos. Ya no hay equipos con cinco delanteros. En fin, resumir lo que ha ido a peor ser¨ªa muy pesado. Pero si alg¨²n club se hubiese resistido a alguno de estos cambios no existir¨ªa hoy en d¨ªa salvo en campeonatos regionales. La pureza siempre hay que ir a buscarla lejos.
As¨ª que la del estadio no ser¨¢ la ¨²ltima concesi¨®n. Hace a?os que Madrid y Manchester inauguraron las giras mundiales de pretemporada en detrimento de una preparaci¨®n adecuada. Hace a?os, tambi¨¦n, que el Madrid encontr¨® un modelo de explotaci¨®n de imagen y de venta de camisetas con el que rentabilizar desembolsos marcianos. ?Fue barato CR? ?Lo hubiera sido Messi de pagar en su momento 250 millones por ¨¦l?
Los transatl¨¢nticos espa?oles compiten en Europa con clubes que cotizan en bolsa, con el dinero del petr¨®leo y contra sus propias aficiones: la habitual reserva de impugnable tradici¨®n que vela por las mismas esencias que, traicionadas, los han convertido en lo que son. Mi equipo, el Madrid, tendr¨¢ un a?adido comercial al nombre del estadio y qui¨¦n sabe si en el futuro un due?o ¨¢rabe. El madridista seguir¨¢ reconoci¨¦ndose en su equipo en la medida en que gane, no en que se vista de rosa palo. ?Vieron la nostalgia con que la afici¨®n del City celebr¨® el gol de Ag¨¹ero que le dio la Premier? Renunciar a lo que quieres para seguir siendo feliz: es una lecci¨®n de vida, y no la peor. Por eso el pasado es prestigioso. Porque no vuelve.
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