Abuso sexual en el deporte
Las relaciones de superior a subordinado son sin duda las m¨¢s peligrosas
El abuso sexual en el deporte entra en una dimensi¨®n todav¨ªa m¨¢s profunda de lo que ya es el propio abuso, puesto que por la calidad de la relaci¨®n entre el deportista y el entrenador (no dejar¨¢ el mismo estigma si el abuso se produce de deportista a deportista, de fisio a deportista o de entrenador a deportista, etc¨¦tera), por la intimidad com¨²n, la gran cantidad de horas, objetivos e ilusiones en com¨²n... Lo compartido en viajes, hoteles, vestuarios, entrenos o concentraciones... Lo que hace que la dimensi¨®n de la traici¨®n sea todav¨ªa m¨¢s grave.
Los deportes individuales son m¨¢s susceptibles de que sucedan los abusos. En este tipo de deporte el v¨ªnculo entrenador-deportista es m¨¢s estrecho, y adem¨¢s no se sospecha que sea as¨ª... no pasa nada por que las relaciones sean m¨¢s ¨ªntimas o m¨¢s estrechas... como padre e hijo, mentor-alumno... son muchos m¨¢s los espacios de intimidad compartidos...
Las relaciones que pueden fomentarlo, y al mismo tiempo enmascararlo, son las relaciones verticales (vs. las horizontales, que son de t¨² a t¨², o incluso entre deportistas del mismo deporte pero de diferentes edades...) las relaciones de superior a subordinado son sin duda las m¨¢s peligrosas, donde el poder del de arriba y la admiraci¨®n del de abajo permiten el abuso y sostienen el silencio.
El v¨ªnculo sexo-deporte es todav¨ªa un gran tab¨². Todo lo referente al sexo en el deporte se esconde: relaciones ¡ªtodav¨ªa se llenan p¨¢ginas sobre si es bueno o no el sexo antes de una competici¨®n¡ª, la orientaci¨®n sexual de los deportistas... Pero el tab¨² del abuso sexual en el deporte es todav¨ªa mayor. Lo que ubica a quienes lo han sufrido en un terreno de mayor vulnerabilidad, soledad insufrible, donde sentimientos como la culpabilidad o la infravaloraci¨®n se agravan.
El abuso sexual, por sus propias caracter¨ªsticas y los esfuerzos del abusador, es muy dif¨ªcil de detectar, pero deja marcas definitivas en quien lo sufre.
Creo que es necesario un mayor soporte y reconocimiento (tambi¨¦n aceptaci¨®n) social de que esto tambi¨¦n puede estar (y est¨¢) sucediendo en el deporte, por mucho que pretendamos creer que el deporte es un oasis de valores, puesto que definitivamente no lo es. Ni siquiera el deporte est¨¢ a salvo de la psicopatolog¨ªa y el sufrimiento.
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