El Real Madrid evita ante el Kashima la sorpresa del siglo
Cristiano, con dos goles en la pr¨®rroga, otorga a los blancos su quinto t¨ªtulo Intercontinental
No fue un pase¨ªllo y el Real Madrid a punto estuvo de entrar en la historia del f¨²tbol japon¨¦s. Lo evit¨® Cristiano con dos goles en la pr¨®rroga, periodo al que forz¨® el meritorio Kashima local al campe¨®n de Europa. El quinto t¨ªtulo de los madridistas, en el actual formato del Mundial de Clubes y el precedente de la Intercontinental, permiti¨® a los de Zidane cerrar 2016 con un triplete internacional. En los tres retos, Champions, Supercopa y la cita japonesa, el Madrid se vio apretado al l¨ªmite. De todos los pulsos sali¨® airoso y ya encadena 37 partidos invicto. En la final de Yokohama, ante el primer finalista asi¨¢tico del torneo, el club que aup¨® el inolvidable Zico, el Real tuvo muchos grises. Pero, aferrado a sus estrellas, certific¨® la superioridad europea en un Mundial que desde su nuevo encuadre en 2000 solo ha visto cuatro triunfos ajenos, y todos brasile?os.
Discontinuo como es, el Madrid apareci¨® y se inhibi¨® en muchas fases. Se tensa y se destensa con facilidad, lo que le lleva a jugar a tirones. Lo hizo frente al Kashima, equipo de constantes fijas que se resisti¨® a ser un gui?apo a pies del imponente campe¨®n europeo. Ni el madrugador gol de Benzema, en el primer remate del equipo espa?ol, les destempl¨®. Es un equipo que va siempre a lo suyo, pase lo que pase. En ocasiones, una virtud, y en otras un defecto. En la sala de espera, fue el Madrid quien le dio vidilla por sus muchos sesteos.
El equipo de Zidane fij¨® los tiempos del partido, los buenos y los malos, dada su jerarqu¨ªa absoluta, de ¨¦l depend¨ªa la partitura. Arranc¨® mancomunado, con Kroos y Modric de gobernantes, con hilo permanente con los sobresalientes Benzema y Lucas V¨¢zquez. Todos fuera del radar de los japoneses, sometidos sin remedio en el per¨ªmetro de su ¨¢rea. Para asombro general, hasta su explosi¨®n final, solo Cristiano supon¨ªa un rev¨¦s para los madridistas. Al luso le dio por arabescos intrascendentes, mucha bicicleta sin cadena y espuelas irrelevantes, gestos cinematogr¨¢ficos en el pa¨ªs de Oliver y Benji pero poco efectivos. Nada que ver con el CR aut¨¦ntico y contundente como nadie hasta que el portugu¨¦s interioriz¨® que la jornada no era tan festiva como supon¨ªa.
Del buen peritaje inicial de Kroos y Modric lleg¨® el tanto de Benzema, tan activo en el ¨¢rea como en su periferia. Un disparo del croata retrat¨® al portero local, Sogahata, que despej¨® de forma frontal a pies del galo, una cita inevitable con el gol. No se amedrent¨® el Kashima, que no es conjunto deslumbrante, pero s¨ª bien estructurado y de suela desgastada en el que nadie baja la guardia. Y estudioso. Sabedor de que Marcelo no tiene auxilios, lo contrario que Carvajal con Lucas, el cuadro nip¨®n volc¨® su ataque por el costado del brasile?o, por donde el Madrid se deja la casa abierta si no retroceden CR o Benzema. Al Kashima le faltan ca?ones, pero frente al solitario Marcelo encontr¨® una ruta de evacuaci¨®n.
No aprovech¨® el Madrid los minutos de apogeo de sus dos volantes ¨CKroos y Modric-, Lucas y Benzema, los que mejor sacud¨ªan la zaga japonesa con sus idas y venidas, con sus descuelgues al espacio. Pero baj¨® la marcha y se hizo m¨¢s ambulante. A un paso del descanso, achatado el Madrid, Shibasaki caz¨® un bingo tras un mal despeje de Varane, con toda la retaguardia espa?ola sin diente de sierra.
Del aviso del Kashima no se dio por enterado el grupo de Zidane hasta que el propio Shibasaki dej¨® al mundo boquiabierto con su segundo gol. El ¡°diez¡± local tuvo m¨¢s hueso que ning¨²n blanco para atrapar un patad¨®n al cielo de Sergio Ramos. Cosida la pelota, Shibasaki se gest¨® por su cuenta una gran diana con un zurdazo imposible para Keylor Navas. El hero¨ªsmo de la debilidad: el Kashima por delante ya empezado el segundo acto.
En desventaja, con las alarmas en rojo mientras se frotaba las lega?as, por fin espabil¨® el Madrid, ya sabedor de que no estaba en una verbena, que la final no era simple apeadero hacia la gloria. El equipo visitante se cuadr¨®, ya sin fisuras hasta los ¨²ltimos minutos, con Casemiro de escolta de los centrales y Carvajal y Marcelo como ventiladores. Benzema, animado como nunca, el jugador de la noche en Jap¨®n, cogi¨® el partido por el pecho y entorno a ¨¦l gravit¨® todo el Madrid. Una trenza del franc¨¦s con Kroos deriv¨® en el en¨¦simo asalto de Lucas hacia la meta de Sogahata. Yamamoto le atropell¨® y Cristiano ejecut¨® con acierto el penalti.
Con el empate, durante un buen trecho el Madrid encapot¨® al Kashima, que ya apenas tuvo v¨ªas de escape hasta que el Madrid se deshilach¨® de nuevo en las ¨²ltimas escenas, en las que el ¨¢rbitro incluso indult¨® de la expulsi¨®n a Sergio Ramos. Hasta entonces, CR se olvid¨® de las caricaturas con los pies y el Madrid roz¨® la remontada en varias ocasiones.
Pero de forma inopinada, de nuevo estuvo fuera de lugar cuando ca¨ªa el tel¨®n. Tanto honor tuvo el Kashima que lleg¨® a la pr¨®rroga con el Real enchironado cerca de Keylor. Zidane, que solo hab¨ªa hecho un cambio, y sorprendente ¨CIsco por el punzante Lucas-, asisti¨® acongojado a la mayor entereza f¨ªsica de su adversario, que roz¨® la ¨¦pica con su intr¨¦pido final de encuentro, con oportunidades para Fabricio y Endo. Un espejismo para el meritorio conjunto japon¨¦s. En el tercer tiempo se impuso la l¨®gica, y el madridista de la final (Benzema) asisti¨® de maravilla al mayor icono madridista (Cristiano). Yuma, con un cabezazo al larguero, mantuvo el suspense, pero no le alcanz¨®. Emergi¨® el CR reconocible con otro gol y se convirti¨®, tras el gallego Luis Su¨¢rez en 1964, en el primer jugador en conquistar en un curso la Copa de Europa, la Eurocopa y la Intercontinental-Mundial de Clubes. Un genio oportuno para evitar la sorpresa del siglo.
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