DeMarcus Cousins, ruido y furia

DeMarcus Cousins vive interpretando a perpetuidad el papel de malo de la pel¨ªcula. Su rictus mezcla insatisfacci¨®n, tedio y desafecto, su porte intimida por fiereza, aspereza y rotundidad. En la madrugada del martes al mi¨¦rcoles, el p¨ªvot de los Sacramento Kings protagoniz¨® otra de sus noches locas en la NBA. Salt¨® a la pista para medirse a los Blazers horas despu¨¦s de que su equipo le impusiera una ¡°multa ejemplarizante¡± por los insultos y amenazas que lanz¨® la pasada semana contra un periodista local que aire¨® sus salidas nocturnas y los altercados de su hermano; canaliz¨® su rebeld¨ªa anotando 54 puntos a golpe de talento; y rescat¨® sus demonios escupiendo el protector bucal hacia el banquillo de Portland.

Los ¨¢rbitros le se?alaron la segunda t¨¦cnica que le costaba la expulsi¨®n, pero tras revisar la jugada en v¨ªdeo le indultaron para jolgorio del Golden Center por entender que el aparato salt¨® de forma ¡°involuntaria¡±. Cousins regres¨® a la pista recibido como un h¨¦roe y anot¨® el tiro libre con el que redonde¨® una voraz hoja de servicios que reflejaba 55 puntos (a uno de su mejor marca lograda ante Charlotte en enero de este a?o), 13 rebotes y tres tapones en 41m 35s. El sustento para la victoria de su equipo (126-121). La en¨¦sima exhibici¨®n de talento y ciclotimia de un jugador abrazado a la controversia.

Lastrado por su constatada inmadurez, Cousins fue elegido por Sacramento en la quinta posici¨®n del draft de 2010. El p¨ªvot, de 26 a?os y 2,11m, no ha dejado de coleccionar pol¨¦micas desde entonces.

En noviembre de 2012 fue suspendido de empleo y sueldo durante dos partidos por enfrentarse a Sean Elliot, exjugador y narrador de los San Antonio Spurs. Semanas despu¨¦s, fue sancionado por golpear en los test¨ªculos al escolta de los Mavericks O. J. Mayo. ¡°Su conducta le convierte en un jugador basura. No es normal su falta de madurez. Tiene alg¨²n problema mental¡±, se?al¨® el jugador de Dallas tras el episodio. La paciencia se le agot¨® a su equipo cuando, a finales de aquel 2012, se encar¨® durante el descanso de un partido ante los Clippers con su entrenador, Keith Smart. La sanci¨®n por ¡°comportamiento no profesional y conducta perjudicial para el equipo¡± no vali¨® para reconducir un expediente sancionador forjado desde sus tiempos universitarios, cuando foment¨® con orgullo su apodo del Hombre del Saco. ¡°No podemos darle una patada y dejarle en la cuneta por creer que es un caso perdido¡±, explic¨® entonces el propio Smart, inasequible al desaliento. Su car¨¢cter indomable tambi¨¦n choc¨® con George Karl, con el que se enfrent¨® por no defenderle ante los ¨¢rbitros, obligando a mediar a Vlade Divac como general manager.

En su videoteca de cruces de cables figuran gestos de pandillero como los amagos de pu?etazos al lituano Valanciunas durante las semifinales del Mundial de 2014 y al p¨ªvot de Oklahoma Steven Adams, la temporada pasada, y novatadas como la que se encontr¨® el rookie Skal Labissiere al que oblig¨® a descalzarle despu¨¦s de un entrenamiento con posterior escarnio en las redes incluido. Con argumentos de estrella y conducta de ni?o, DeMarcus Cousins sigue acaparando focos y deparando alardes tipogr¨¢ficos.