Pepillo: Sevilla, Real Madrid, River y...
Jos¨¦ Garc¨ªa Castro, para el f¨²tbol Pepillo,naci¨® en Melilla en 1933. A los 18 a?os ya jugaba en el Melilla, que viv¨ªa una gran ¨¦poca, en Segunda. Maravillaba con su regate. Jug¨® all¨ª dos temporadas y media. En el Sevilla jugaba un melillense, Ramon¨ª, excelente medio que lleg¨® a la selecci¨®n. Habl¨® con tanto entusiasmo en el club de su paisano que le llamaron para hacerle una prueba.
La apariencia del chico defraud¨®. Muy alto, muy delgado, era la radiograf¨ªa del silbido. Med¨ªa 1,78 y pesaba 60 kilos. Ya en su madurez, cuando ech¨® algo m¨¢s de cuerpo, nunca pas¨® de los 65. Helenio Herrera, entrenador del Sevilla, le hizo un partido de prueba en el que le enfrent¨® al marcador m¨¢s severo que ten¨ªa, Enrique. No dio una, pero aun as¨ª se empe?¨® en ficharle. En sus memorias, cuenta que le adivin¨® tal clase que supo que ense?¨¢ndole unas cuantas cosas ser¨ªa un gran jugador.
La directiva consinti¨® a rega?adientes, en parte por la brasa de Ramon¨ª, que ten¨ªa gran prestigio, en parte porque a Herrera era dif¨ªcil contradecirle. Pepillo trabaj¨® puertas adentro y al cabo de unas semanas debut¨® en un amistoso ante el First de Viena. Maravill¨®. HH y Ramon¨ª sacaron pecho ante la directiva.
El de HH y Pepillo fue un gran Sevilla. Subcampe¨®n de Copa en 1955, tras barrer en las semifinales al Madrid. Subcampe¨®n de Liga en la 56-57, justo detr¨¢s del Madrid. Campe¨®n del Carranza en 55, 56 y 57, y subcampe¨®n en el 58, justo ante el Madrid, en una final tremenda. El ¨¢rbitro expuls¨® al sevillista Campanal antes del descanso, pero este se neg¨® a aceptarlo. Durante todo el descanso se negoci¨®. Al final se lleg¨® al acuerdo, tras intervenci¨®n de Bernab¨¦u y de los hermanos Carranza, uno presidente del Sevilla y el otro alcalde de la ciudad, de que Campanal no saliera en la segunda parte pero fuera sustituido.
La rivalidad entre el Sevilla y el Madrid fue legendaria. Llegaron a enfrentarse en la Copa de Europa de la 57-58, a la que el Sevilla accedi¨® como subcampe¨®n de Liga porque el Madrid hab¨ªa ganado el a?o anterior Liga y Copa de Europa. La ida fue una masacre: el Madrid gan¨® 8-0, con Marsal y Campanal expulsados. La vuelta fue 2-2. Pepillo se libr¨®, por una lesi¨®n, del escarnio.
Y ese verano fich¨® por el Madrid. Entre los sevillistas eso aument¨® la antipat¨ªa hacia el Madrid, al que Pepillo hab¨ªa marcado goles en casi todos los partidos. Adem¨¢s, se dec¨ªan, ?necesitaba el Madrid a Pepillo o se trataba de fastidiar al Sevilla?
Aquel Madrid acababa de fichar a Canario y a Did¨ª. Pepillo aterrizaba en una delantera b¨¢rbara, que reun¨ªa a Canario, Did¨ª, Di St¨¦fano, Puskas y Gento m¨¢s Herrera, Mateos, Marsal, Rial, Manol¨ªn Bueno y el propio Pepillo. ?Qu¨¦ iba a hacer ¨¦l all¨ª?
Jug¨® el primer partido de Liga, 7-1 al Betis, por lesi¨®n de Di St¨¦fano, y marc¨®. Luego, tras unos partidos fuera, le tocaron cuatro seguidos, ganados todos, incluida la salida a San Mam¨¦s. En estos partidos marc¨® ocho goles. Cinco de ellos se los hizo al Elche en un estrepitoso 11-2. Quirante, defensa del Elche aquel d¨ªa, lo recuerda con humor: ¡°Est¨¢bamos en nuestro primer a?o en Primera. Faltaba Di St¨¦fano y pensamos que eso nos iba bien. ?Pero el suplente nos meti¨® cinco! Era un fen¨®meno, por abajo y por arriba. Pero, claro, con Di St¨¦fano por delante¡¡±.
De nuevo, cuando se cur¨® Di St¨¦fano, volvi¨® al banquillo.
La crisis de Did¨ª le permiti¨® acabar la Liga como titular, en un ataque que se repiti¨® mucho: Canario o Herrera, Pepillo, Di St¨¦fano, Puskas y Gento. Cerr¨® el campeonato con 13 goles en 12 partidos y el p¨²blico, encantado con ¨¦l. Antonio Ruiz, compa?ero de equipo en aquella ¨¦poca, lo recuerda como un jugador de garant¨ªa: ¡°Habilidoso hasta el extremo, hac¨ªa la ruleta, pasaba el pie sobre el bal¨®n, amagaba, sal¨ªa. Y era valent¨ªsimo. Iba de cabeza como un rayo, no tem¨ªa a ning¨²n defensa. Un valor muy seguro¡±.
Lleg¨® a ser muy querido por Chamart¨ªn. Pero ¨¦l era interior de punta, como Puskas, y con esa delantera Di St¨¦fano ten¨ªa poco apoyo para bajar al medio campo. Finalizada la Liga, el Madrid fich¨® a Del Sol, procedente del Betis. Y ¨¦l se qued¨® con el puesto de Pepillo para lo que quedaba, la Copa y el tramo final de la Copa de Europa, la quinta, que concluy¨® con aquel 7-3 al Eintracht.
Pepillo empez¨® la 60-61 como suplente. Y le toc¨® vivir una aventura curiosa; como Bernab¨¦u lo quer¨ªa tener en reserva para cuando decayera Di St¨¦fano (que ya andaba por los 34 a?os), decidi¨® cederlo al River Plate. Y all¨¢ se fue, a primeros de 1961, porque en Argentina la Liga iba con el a?o natural. Los compa?eros le despidieron con una gran fiesta, con cante y baile, de la que dio cuenta el bolet¨ªn del club. Hab¨ªa calado hondo.
Argentina sufr¨ªa una crisis. Hab¨ªa sido vapuleada en el Mundial de 1958. A los presidentes de Boca y River se les ocurri¨®, para levantar el ambiente y las taquillas, fichar extranjeros, dentro de una din¨¢mica que llamaron ¡°F¨²tbol Espect¨¢culo¡±. Ah¨ª entr¨® de lleno Pepillo, anunciado con bombo y platillo como ¡°el heredero de Di St¨¦fano¡±. Pero Di St¨¦fano no significaba gran cosa en Argentina, porque poco hab¨ªa hecho all¨ª. A Pepillo, con su figura tan estilizada, les dio por tomarle por torero. As¨ª le trataban prensa y afici¨®n, El Gallego Torero. River lleg¨® a componer una delantera con cinco extranjeros: Domingo P¨¦rez, Pepillo, Moacyr, Delem y Roberto: un uruguayo, un gallego y tres brasile?os. El orgullo argentino del p¨²blico y la prensa repudi¨® aquello. River qued¨® tercero, lo que no mejor¨® la cosa. Pepillo marc¨® ante los cuatro grandes, Boca, San Lorenzo, Independiente y Racing, pero ni as¨ª.
En verano, aquel River hizo una gira por Europa, con muy buenos resultados. Incluso gan¨® al Madrid en el Bernab¨¦u, con Pepillo muy aplaudido. Pero en Buenos Aires no le toleraban. Le comparaban con los vascos de los a?os cuarenta (L¨¢ngara, h¨¦roe en San Lorenzo, Blasco, Aedo y Cilaurren, que le precedieron en River) y sal¨ªa perdiendo.
Buenos Aires fue la tumba de sus aspiraciones. Regres¨® en invierno, con la 61-62 ya lanzada. Bernab¨¦u le daba vueltas a otro sucesor de Di St¨¦fano, el sueco Simonsson, a su vez cedido en la Real. Pepillo apenas jug¨®. En verano fue traspasado al Mallorca, donde se dio el gusto de ganarle 5-2 al Madrid, con dos goles suyos. All¨ª estuvo dos cursos. Luego, al M¨¢laga, otras dos temporadas, la primera de ellas con ascenso a Primera. All¨ª coincidi¨® con Vel¨¢zquez, que siempre me habl¨® maravillas de ¨¦l. Retirado al final de 65-66, le hicieron volver a¨²n una ¨²ltima temporada, en la que se dio el gusto de ascender de nuevo con el M¨¢laga. Ben Barek tiene el mejor recuerdo de ¨¦l como jugador y como compa?ero: ¡°Sab¨ªa mucho, ayudaba a todos los j¨®venes. La ciudad le quiso mucho, porque era un espect¨¢culo¡±.
Y all¨ª se qued¨® a vivir para los restos, hasta que nos dej¨® con 69 a?os. Su figura estilizada, de torero retirado, era muy popular en la ciudad. Los padres dec¨ªan a los hijos: ¡°Mira, es Pepillo. Pudo ser el sucesor de Di St¨¦fano, pero prefiri¨® el M¨¢laga¡±.
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