El dedo de Piqu¨¦ y la opini¨®n del futbolista
Ahora el asunto es Piqu¨¦, su dedo; o el bal¨®n de oro sin Messi, o el Best sin futbolistas del Bar?a
El del f¨²tbol es un oficio perfectamente serio, ligado a una actividad empresarial imponente y basado en la pr¨¢ctica de un deporte que acoge gradas inmensas en todo el mundo. Sobre ese oficio se opina m¨¢s que lo que se opina sobre el cine o la pol¨ªtica, o sobre el dinero, que es tambi¨¦n, ahora, el elemento en el que nada casi todo en este espl¨¦ndido juego. Opina todo el mundo, pues: el grader¨ªo, los medios, los directivos. Opina, por decirlo como los castizos, hasta el Tato. Pero cuando opina un futbolista, a no ser que se exprese a favor de la corriente, tiembla el misterio.
A los futbolistas se les r¨ªen las gracias, cuando las hacen; se hurga en su vida privada, incluso si no se dejan, y se les procuran declaraciones picantes para que los medios salpiquemos con salsa las informaciones, a veces irrelevantes, que nos procura el f¨²tbol como entretenimiento sin bal¨®n. Ahora el asunto es Piqu¨¦, su dedo; o el bal¨®n de oro sin Messi, o el Best sin futbolistas del Bar?a. Y el asunto es, tambi¨¦n, la metedura de pata institucional del Bar?a de Luis Enrique sali¨¦ndose de la foto de la FIFA. Se ha hecho tanto esc¨¢ndalo que, con perd¨®n, parece que era m¨¢s grave que no fuera el Bar?a a ese acto que el trofeo lo obtuviera, con justicia a mi juicio, el futbolista de oro del Real Madrid.
Pero vayamos por partes, como en las novelas. El dedo de Piqu¨¦. En el f¨²tbol s¨®lo se acepta la opini¨®n del periodista (por las autoridades federativas o de sus clubs) cuando navega a favor. Miles de palabras se dijeron (en la grada, en el palco, en los medios) sobre el trabajo de Borbal¨¢n en Bilbao; lo que dijo el jugador del Bar?a se ha significado como pecado mortal. Y ha vuelto la caza a Piqu¨¦, por tierra, mar y Colegio Arbitral. Despu¨¦s vino El Dedo contra Tebas. Los que aplaudieron (hasta con una pancarta) El Dedo de Mou se han ruborizado ante El Dedo Contra Tebas. Vaya por Dios, este Piqu¨¦¡
Y despu¨¦s vino lo de Messi. Sergio Ramos, uno de los m¨¢s sensatos futbolistas espa?oles al que s¨®lo se cita cuando parece insensato, dijo entender por qu¨¦ no hab¨ªa ido el Bar?a al festival The Best. Otros jugadores del Madrid, incluido Cristiano, dijeron lo mismo: pero de lo que se trata es de poner El Dedo en el Ojo al Bar?a, un deporte m¨¢s com¨²n incluso que El Dedo de Piqu¨¦ contra Tebas. Piqu¨¦ tiene tanto derecho a opinar, o m¨¢s, que los que le afeaban su sola presencia en los campos de la selecci¨®n. Y Ramos tiene derecho a opinar. Los futbolistas son ciudadanos que a veces se enfadan en los campos, y dicen lo que tienen que decir ah¨ª, y lo siguen diciendo luego como cualquier ciudadano habla de su oficio. Incluso se?alando con el dedo; miren las gradas del Congreso. Este monjer¨ªo con el que se trata ahora a Piqu¨¦ s¨®lo oculta las ganas que tenemos de que los futbolistas se callen excepto cuando nos hacen gracia.
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