El Celta sue?a en grande tras ganar un tr¨¢mite
El equipo de Berizzo guarda los r¨¦ditos de la goleada en Mestalla y supera adem¨¢s sobre la bocina a un Valencia repleto de canteranos y suplentes
Entre el tr¨¢mite y la pachanga sustanciaron Celta y Valencia una eliminatoria que hab¨ªa quedado liquidada en Mestalla con un contundente 1-4. All¨ª qued¨® claro que el equipo gallego iba a estar en cuartos de final, gasolina para la ilusi¨®n de una entidad que jam¨¢s levant¨® un trofeo. La Copa, torneo en el que cay¨® en tres finales a lo largo de su historia, es un objetivo declarado para el Celta. El del Valencia, enfrascado en la batalla por no perder la categor¨ªa, no estaba en el partido de Bala¨ªdos. A¨²n as¨ª lo pele¨®. Y lo perdi¨® en el ¨²ltimo segundo.
El Valencia debe resolver otros asuntos y encontrar alguna ayuda suplementaria. La busca incluso en su vivero. La puerta con la que se encuentran los canteranos para acceder al primer equipo suele ofrecer pistas sobre lo que tienen tras ella. Ocurre que en unas pocas ocasiones hay j¨®venes que la derriban porque el talento se les desparrama, otras veces se encuentran la casa abierta de par en par hecha unos zorros y encuentran ah¨ª una oportunidad para asentarse. Suele ser complicado porque aunque algunos est¨¦n preparados para rendir, el entorno ni acompa?a ni ayuda para crecer. El Valencia anda en esas, buscando en su base si hay alguna soluci¨®n inmediata que se pueda aprovechar y en Bala¨ªdos mostr¨® a lo m¨¢s granado de su generaci¨®n del 97, una de las m¨¢s aguardadas.
As¨ª, el Valencia fue en su segunda cita ante el Celta tan bien intencionado como tibio. Berizzo no quiso bromas por m¨¢s que el marcador de la ida le dejara un espacio para la sonrisa. Se blind¨® con una zaga que podr¨ªa pasar por la titular y recurri¨® a Radoja y Hern¨¢ndez, otros dos asiduos en su once tipo, para guardar la medular. Y luego, s¨ª, dio minutos a futbolistas poco habituales. Guard¨® casi todo el arsenal disponible restante (Aspas, Wass o Bongonda) en el banquillo ante un por si acaso. No lo precis¨®. El Valencia quiso, pero no pudo. Tampoco crey¨® y fluctu¨® de la ambici¨®n al tedio. Sali¨® burbujeante y pudo marcar en su primer ataque en un remate de Vin¨ªcius Araujo, un delantero que lleg¨® al club en el mercado de invierno de hace tres a?os, y que se ha pasado casi todo ese tiempo lejos del club en improductivas cesiones. Con ¨¦l y con el regateador Bakkali apunt¨® el Valencia de inicio, pero no dio. Y hasta el descanso fue a menos ante un Celta nada ret¨®rico en la elaboraci¨®n, pero sin pegada.
Los alumnos de Voro se mantuvieron en el partido, sin alardes, pero tampoco sin apuros, con alg¨²n detalle de piezas como Toni Lato, que apunta a darle continuidad al ingente vivero de laterales izquierdos de la casa che. Maniobr¨® en el descanso el t¨¦cnico, llam¨® a Parejo y recuper¨® el control del partido, incomod¨® al Celta no en el marcador de la eliminatoria, pero s¨ª en las sensaciones sobre el campo. Justo en ese momento marc¨® gracias a un disparo desde la frontal Giuseppe Rossi, sin minutos en la Liga ante el hurac¨¢n Aspas. El f¨²tbol puede ser muy cruel cuando no le da cuartel a un equipo. Pero al menos el Valencia empat¨® de inmediato y encontr¨® una chispa para no bajar los brazos. Vin¨ªcius aprovech¨® un error grosero de Cabral en la salida del bal¨®n para mostrarse en la definici¨®n.
Un gol m¨¢s de los visitantes hubiera animado el cotarro, pero el Valencia jam¨¢s tuvo argumentos para ilusionarse ni el Celta para encontrar una pesadilla. Al contrario, de nuevo entre los ocho mejores de la Copa del Rey, tienen los gallegos un buen motivo para so?ar mientras el Valencia pelea contra su incierto destino, que en Bala¨ªdos incluso le impidi¨® sacar un empate porque en la ¨²ltima jugada del partido Pione Sisto, desatado en el ep¨ªlogo, emboc¨® un libre directo por la escuadra.
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