?Pero no veis que es Messi?
Tener contento a Messi es una de las mayores aspiraciones que desarrolla un directivo del Bar?a, no vaya a ser que, por un causal, deje de ser directivo. Al fin y al cabo, un d¨ªa el club no estar¨¢ pero Messi seguir¨¢ ah¨ª, dando t¨ªtulos a la entidad, aunque la entidad ya no exista. Un enfado de Messi, o unos d¨ªas demasiado melanc¨®licos, arrastrar¨ªan consecuencias seguramente nefastas. Y es tan f¨¢cil meter la pata. Podr¨ªas quedarte corto en un elogio, o contar un chiste que no se entendiese, al estilo de Pedro Reyes, o simplemente incurrir en un olvido. Hay que medir cada palabra.
Malinterpretar, despu¨¦s de todo, es un vicio. En una ocasi¨®n Hollywood casi arde porque Alfred Hitchcock afirm¨® que los actores eran ganado. Mentira. ¡°Lo que declar¨¦ ¡ªprecisar¨ªa el cineasta¡ª es que los actores deber¨ªan ser tratados como ganado¡±, que significaba algo casi distinto. De lo que se deduce que la felicidad de una superestrella depende a veces de una sutileza, de una coma. De responder ¡°s¨ª¡± en lugar de ¡°supongo que s¨ª¡± cuando te preguntan si es la m¨¢s grande jam¨¢s conocida. Hay que mantenerse vigilante. Si vale de inspiraci¨®n, Antonio Buero Vallejo hac¨ªa tertulia en el caf¨¦ Gij¨®n con un apuntador. Dejo caer la idea.
?Cu¨¢ntas veces, a lo largo de una semana cualquiera, decimos o escribimos que Messi es el mejor futbolista del mundo, el verdadero, el ¨²nico, para diferenciarlo claramente del otro mejor? Ni se sabe. Miles de miles. Much¨ªsimas. Podr¨ªan ser pocas. El resultado es este hiperestrellazgo desaforado, que acaba por crear una extra?a atm¨®sfera. Tan extra?a que si un d¨ªa alguien, por despiste, o porque tiene la boca seca, no pondera que Messi es el mejor sin g¨¦nero de dudas, parece que le est¨¦ faltando al respeto. Hace unos d¨ªas a un representante del club se le ocurri¨® afirmar que sin Iniesta, Neymar y Piqu¨¦, Messi no ser¨ªa tan bueno, aunque seguir¨ªa siendo el mejor, y tuvieron que destituirlo. La vida de un astro desconecta lentamente de los referentes cotidianos. Llega un momento que no lo imaginas haciendo cosas comunes, como bajar al quiosco o preparar espaguetis con at¨²n. M¨¢s bien su existencia remite a escenas futuristas, como en 2001: una odisea en el espacio, con el protagonista rodeado de aparatos ultramodernos y aislado en su bienestar, sin gravedad ni ruidos de calle.
En este clima, cuando se acerca la fecha de renovar a Messi, se dispara la angustia. ?Y si no est¨¢ lo bastante contento? ?Y si se va? Son los interrogantes que no dejan dormir al barcelonismo. Nadie le ha dado tanto a Messi como el Bar?a, ni en ninguna plantilla estar¨¢ mejor arropado. Pero, ?y qu¨¦? El miedo no piensa. De ah¨ª que los directivos insistan en no hacer nada que lo disguste. A veces recuerdan a aquella vi?eta de Forges en la que un personaje le dec¨ªa a otro: ¡°Ser¨¢ todo el consejero delegado que quiera, pero no sabe con qui¨¦n est¨¢ apostando el dinero... ?Pues bueno soy yo!...Va a saber lo que es bueno: le voy a hacer una reverencia que va a quedar tonto¡±.
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