La historia de Carlos S¨¢nchez: 22 a?os recibiendo insultos racistas
El futbolista colombiano de regional lleg¨® a Galicia con 10 a?os y no ha parado de escuchar ¡°negro de mierda¡±. Se plante¨® dejarlo: "pero no quiero que ganen ellos", dice
Carlos S¨¢nchez es colombiano de San Andr¨¦s y Providencia, pero criado en Barranquilla, tiene 32 a?os y lleva 22 viviendo en Pontevedra. Habla gallego y juega al f¨²tbol. Es delantero del San Mart¨ªn de Vilaxo¨¢n, de primera regional. Hace dos semanas dijo basta. Harto de los insultos racistas que recibe en los campos, estall¨® despu¨¦s del en¨¦simo ¡°negro de mierda¡± que le gritaron y comunic¨® a entrenador y presidente que no quer¨ªa jugar m¨¢s. Su madre dej¨® de ir a verle jugar despu¨¦s de lo que ocurri¨® un d¨ªa que lleg¨® al campo con el partido ya empezado.
?¡ª?C¨®mo van?
¡ªVamos perdiendo 3-0 y el ¨²ltimo lo meti¨® el negro ese.
¡ªEl negro ese es mi hijo.
Desde que empez¨® con el f¨²tbol, relata, ¡°mono¡± y ¡°negro de mierda¡± siempre le han acompa?ado por todos los campos. ¡°Se escucha todo, el campo que m¨¢s capacidad tiene igual es para 200 personas¡±, afirma. ¡°Desde que llegu¨¦ aqu¨ª siempre me han insultado. Recuerdo un partido de infantiles que remontamos con dos goles m¨ªos, uno lo dediqu¨¦ a los que me gritaban 'negro de mierda'. Terminado el encuentro el padre de un ni?o baj¨® e intent¨® pegarme. Lo par¨® mi entrenador¡±, cuenta.
¡°Mis amigos me dicen que estoy curado de espanto, que pase de los insultos. La gente cree que tengo que ser una persona inmune a todo porque como llevo escuchando eso muchos a?os se piensan que es normal. Tengo que callarme y dedicarme al partido y punto. No entienden que me afecta y que esto te crea una tensi¨®n emocional de la ostia porque lo pasas mal. ?Con la entrada no va incluido el derecho al insulto!¡±, dice Carlos sentado en una cafeter¨ªa debajo de su casa, en Pontevedra, antes de que sus compa?eros de equipo le recojan con el coche para ir a Vilagarc¨ªa de Arousa al entrenamiento. Tres sesiones a la semana a las 21 horas. Hace un fr¨ªo que pela, presidente y utileros est¨¢n a cubierta comiendo pasteles para celebrar el cumplea?os de uno de ellos. Carlos se ha pasado a entregar los papeles de la baja: sufri¨® un peque?o esguince cervical en un accidente y dice que estas semanas de reposo le vendr¨¢n bien para ¡°alejarse de todo y volver a la normalidad¡±.
Hace dos semanas en las gradas del campo del Marc¨®n volvi¨® a escuchar insultos racistas. Esta vez, el ¨¢rbitro los reflej¨® en el acta: ¡°Negro de mierda¡±, ¡°Mono¡±, ¡°Vete para Melilla¡±, y la Federaci¨®n gallega sancion¨® al club con 301 euros de multa y un partido a puerta cerrada. Carlos S¨¢nchez se encar¨® al final de la primera parte con el aficionado que le estaba insultando. ¡°Le dije que era un valiente insultando desde ah¨ª arriba y le invit¨¦ a decirme todo lo que quisiera al final del partido¡±, rememora reconociendo haberse equivocado. Al final del partido sus compa?eros le agarraron antes de que las cosas fueran a m¨¢s. ¡°Menos mal que me cogieron y me llevaron al vestuario. Si no me agarran, le pego. Hubiera sido muy perjudicial para m¨ª¡±.
Tengo que callarme. No entienden que me afecta y que esto te crea una tensi¨®n emocional de la ostia porque lo pasas mal. ?Con la entrada no va incluido el derecho al insulto!
Entr¨® al vestuario y comunic¨® que lo dejaba. ¡°Empec¨¦ a temblar de los nervios. Me volv¨ª a casa andando, 4 kil¨®metros. No sab¨ªa ni lo que hac¨ªa. S¨®lo necesitaba olvidarme de todo, andar y airearme la cabeza¡±, cuenta.
¡°No soy un santo¡±
Sus compa?eros, t¨¦cnico y presidente le dejaron respirar unos d¨ªas y Carlos finalmente decidi¨® que no ten¨ªa sentido tirar la toalla. ¡°He decidido seguir porque es lo que me gusta y no les voy a dar el gusto. Si lo dejo, ganar¨ªan ellos y no les voy a dejar ganar. Soy un luchador y quiero luchar¡±, asegura al mismo tiempo que reconoce que le seguir¨¢n insultando.
Su equipo, que en el partido siguiente llevaba en las camisetas un mensaje de: ¡°stop al racismo¡± ha adoptado un protocolo e invita a los dem¨¢s clubes a hacer lo mismo. ¡°Vamos a avisar al tr¨ªo arbitral y al delegado de campo que tenemos un futbolista de color en el equipo y que si se escuchan gritos racistas que tomen medidas porque no estamos dispuestos a tolerarlos. En el caso de que no cesaran esos insultos, nos ir¨ªamos del campo. Nos enfrentar¨ªamos a multas y perdidas de puntos, lo sabemos, es todo tan surrealista que acabar¨ªan sancionando al perjudicado. Por eso vamos a empezar a grabar los partidos para que, en el caso de sanciones, tengamos pruebas¡±, explica Locho, el presidente.
¡°No soy un santo. Hice cosas malas en el pasado, he tenido mis peleas, mis borracheras, como todos, pero como soy negro¡ Mucha gente piensa que no soy v¨ªctima de nada y que soy un provocador. Me molesta que me juzguen por cosas que hice en el pasado¡±, as¨ª es como se presenta Carlos a esta periodista a la que ha ido a recoger a la estaci¨®n de trenes. Camina r¨¢pido, no tiene rastro de acento colombiano, es m¨¢s, se le ha pegado el gallego.
Adem¨¢s de jugar al f¨²tbol, estudia un ciclo de actividades de animaci¨®n f¨ªsico-deportivas para ser monitor. Dice que su adaptaci¨®n a Espa?a fue muy buena, que en la calle siempre se ha sentido uno m¨¢s y que los insultos racistas que escucha en los campos de f¨²tbol desde que lleg¨® con 10 a?os, nunca le hab¨ªan afectado. ¡°Cuanto m¨¢s me gritaban negro, m¨¢s me motivaba, iba tan sobrado que dec¨ªa: me insultas, vale, te meto en un par de goles y me quedo contento. En los ¨²ltimos a?os s¨ª me afecta, los insultos me sacan de los partidos. Hay cosas que borro del disco duro, pero con esto ya no puedo¡±.
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