La voracidad que no cesa
El Real Madrid de Laso supera en la final a un rocoso Valencia y conquista su 27? Copa del Rey, la quinta en seis a?os y la cuarta consecutiva. Llull se lleva el MVP tras anotar los ¨²ltimos 10 puntos de su equipo
Un Real Madrid campeador impuso la mayor calidad y experiencia de su plantilla ante el Valencia y conquist¨® en Vitoria su 27? Copa del Rey, la quinta en seis a?os, la cuarta consecutiva. Los blancos, liderados por Randolph y Ay¨®n en la pintura y por Llull y Carroll desde el per¨ªmetro, alzaron el decimotercer t¨ªtulo de la era Laso tras otro duelo ¨¢spero peleado hasta el bocinazo final. Agarrados a la cornisa, pisando la cuerda floja, sobreviviendo a pr¨®rrogas y remontadas, y apelando a un car¨¢cter tit¨¢nico, los madridistas conquistan un trofeo que retrata su voracidad y su memorable capacidad competitiva. El lasismo extiende su imperio.
Faltaban dos minutos y 33 segundos para que concluyera la final y el marcador registraba un 87-85 a favor del Madrid cuando Sergio Llull entr¨® en ebullici¨®n para cincelar su leyenda. Con frialdad de conquistador y lo mejor de su cat¨¢logo de triples inveros¨ªmiles, el base menorqu¨ªn llev¨® de nuevo a su equipo a la gloria. Anot¨® los ¨²ltimos 10 puntos del Madrid en el partido, 10 de los 22 que le valieron el MVP de la final, el segundo que consigue tras el de Barcelona en la edici¨®n de 2012, all¨ª donde comenz¨® la colecci¨®n de t¨ªtulos de un equipo que no tiene freno.
Para afrontar el d¨ªa grande, Laso retoc¨® su quinteto con la incorporaci¨®n de Rudy y de Randolph. Le result¨® el plan. Las primeras noticias del p¨ªvot estadounidense fueron un tap¨®n de los suyos y ocho puntos en poco m¨¢s de cuatro minutos. Excelso en este tramo de la temporada, Randolph marc¨® la l¨ªnea de un Madrid firme en su puesta en escena y duro durante todo el encuentro. Dubljevic y San Emeterio sacudieron los nervios del Valencia y pusieron en marcha el solvente engranaje naranja, pero con el comienzo de las rotaciones los madridistas tomaron el mando.
Duelo Randolph-Dubljevic
Ay¨®n apareci¨® en escena sustituyendo a Felipe, que lleg¨® apurado al partido tras su viaje rel¨¢mpago a Madrid para asistir al nacimiento de su segundo hijo, y de inmediato se puso a faenar para atajar al rocoso Dubljevic. La aportaci¨®n del mexicano junto a una r¨¢faga epis¨®dica de Carroll y la visi¨®n perif¨¦rica de Doncic permiti¨® a los blancos ensayar el primer demarraje (32-24, m. 13). Conseguida cierta hucha de puntos y aprendida la lecci¨®n de esta Copa, Laso ech¨® paladas de cemento a su pizarra reuniendo en pista a Hunter, Nocioni y Maciulis en pista, para cuidar la renta que, aprovechando el viaje de Dubljevic al banquillo para tomar resuello, subi¨® a los 10 puntos (40-30, m. 16). No cuaj¨® el dique de contenci¨®n.
Ni Van Rossom, ni Vives, ni Diot encontraban el libro de instrucciones del partido, pero el Valencia comenz¨® a moverse guiado por el acierto de Rafa Mart¨ªnez y el car¨¢cter de San Emeterio. El arrebato del internacional espa?ol espole¨® a los suyos para esprintar antes del descanso. El segundo cuarto, que comenz¨® vertiginoso con un mate de Randolph y cuatro triples consecutivos, dos por equipo, concluy¨® con un parcial de 4-12 a favor del conjunto de Pedro Mart¨ªnez. El banquillo del Madrid aportaba m¨¢s puntos y estiraba la rueda productiva, pero reba?ando rebotes para ganar segundas opciones los naranjas lograron atajar la escapada madridista (47-45, m. 20). El cuadro taronja, que en el primer cuarto tan solo hab¨ªa anotado 16 puntos, se fue hasta los 29 en el segundo.
Intercambio de golpes
Como le sucediera ante el Baskonia, el Madrid se ve¨ªa obligado a volver a empezar. Los blancos dominaban los enfrentamientos directos en la presente temporada, con dos triunfos n¨ªtidos ante su rival, 75-94 en la Fonteta y 85-71 en el Palacio. En ambos, el conjunto de Laso situ¨® el epicentro de sus victorias en el tercer cuarto del partido, el mismo en el que el Valencia rindi¨® al Bar?a en semifinales. Anunciado el valor estrat¨¦gico del parcial, los dos p¨²giles fueron al cuerpo a cuerpo para dirimir el t¨ªtulo. El Valencia med¨ªa con tiento sus revoluciones para erosionar al Madrid sin concederle el intercambio de golpes a campo abierto. Los de Laso masticaban la experiencia para encontrar la llave de la final, seguros de su resiliencia.
Randolph y Ay¨®n marcaban territorio y el Madrid dominaba el marcador, pero no lograba mandar sobre el juego. El esp¨ªritu canchero de Sato, los puntos de Sastre, el regreso de Dubljevic y la efervescente aparici¨®n de Oriola colocaron el pulso en su m¨¢xima expresi¨®n (68-68, m. 29). Pero dos triples estratosf¨¦ricos de Carroll y Llull permitieron a los blancos llegar por delante a la recta de meta. Conforme avanzaban los minutos crec¨ªa la influencia de los dos artilleros madridistas, mientras el Valencia luchaba contra los efectos de la fatiga apelando a la cultura del esfuerzo y a su gigante montenegrino. Cada ataque era una batalla, cada rebote una refriega, cada bloqueo una escaramuza. Una contienda de la m¨¢xima exigencia f¨ªsica que concluy¨® con Llull desatando la apoteosis con 10 puntos en los ¨²ltimos tres minutos. El Madrid estira su dinast¨ªa en la Copa. Ya son 27 trofeos y 13 t¨ªtulos en 17 finales en los cinco a?os y medio de Laso como entrenador.
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