Bayer Leverkusen: El pelot¨®n suicida de Roger Schmidt
Los entrenadores que le han enfrentado coinciden en que el rival del Atl¨¦tico practica una presi¨®n tan asfixiante para su oponente como peligrosa para su propia defensa
Cada pa¨ªs reproduce patrones culturales consustanciales a su identidad. En 2013, el viejo expresionismo alem¨¢n se manifest¨® en el f¨²tbol contempor¨¢neo a trav¨¦s de J¨¹rgen Klopp. Klopp hablaba de actuar "como una manadas de lobos" para estimular a sus jugadores a robarle la pelota al adversario en una suerte de juego dentro del juego. En 2014, el programa de Klopp hizo eco en una variante m¨¢s rom¨¢ntica y m¨¢s desaforada de esta suerte de ataque al atacante. La puso en escena Roger Schmidt en el Bayer Leverkusen. Hoy este modelo de presi¨®n es famoso entre los entrenadores europeos por su veta disparatada. El Atl¨¦tico de Madrid lo pondr¨¢ a prueba este martes en el Bay Arena.
Dice Tostao que desde 1970 el f¨²tbol cambi¨®, fundamentalmente, en una cosa: ¡°ahora se juega a presionar¡±. Se denomina presi¨®n al movimiento sincronizado que los jugadores de un equipo realizan para hostigar a sus rivales priv¨¢ndoles del espacio y el tiempo necesarios para mover el bal¨®n con acierto y, en ¨²ltima instancia, provocando el error, el cambio de poseedor y el contragolpe. Hay tantos modos de realizar la presi¨®n como entrenadores. Schmidt es c¨¦lebre entre sus colegas por la disposici¨®n irracional de sus futbolistas durante esta fase del juego.
Schmidt promueve maniobras tan letales para sus rivales como para su propio equipo: o sus jugadores ahogan a los contrarios o se hunden.
En 2014 Schmidt se present¨® en Leverkusen proponiendo a sus hombres que, cuando no tuvieran la pelota, acosaran a los rivales en el campo contrario sin reparar en gastos. Los analistas observaron que reproduc¨ªa la idea del impulso de Klopp, solo que sin la garant¨ªa que ofrecen determinados mecanismos de autoprotecci¨®n. Las acciones implicaban a los dos delanteros, los cuatro centrocampistas y los laterales. Entre los ocho cubr¨ªan zonas relevantes y zonas que los entrenadores consideran ¡°inocuas¡± porque el rival raramente las ocupa con el bal¨®n controlado. El esfuerzo pon¨ªa tanto ¨¦nfasis en el bal¨®n y en los rivales que los jugadores del Bayer liberaban espacios que normalmente deben estar controlados por uno o dos futbolistas vigilantes, alguien con la misi¨®n de cerrar el paso al contrario en caso de que sus pases le conduzcan con ¨¦xito a la salida del laberinto. No era el caso. El laberinto de Schmidt no inclu¨ªa guardianes. Sus jugadores presionaban como trapecistas sin red. Si el adversario era capaz de escapar, si filtraba dos pases seguidos, se le abr¨ªa el horizonte. Los centrales del Bayer quedaban vendidos. Dos contra dos. Ocasi¨®n de gol n¨ªtida. Los partidos de la temporada 2014-15 calentaron los videomarcadores: 3-3, 4-2, 4-3¡
El testimonio de una fuente del Bayer que prefiere el anonimato es revelador: ¡°No est¨¢bamos tan organizados; los jugadores entendieron que cuanta m¨¢s energ¨ªa pusieran m¨¢s errores podr¨ªan cometer, y menos perfecto ser¨ªa el resultado¡±.
90 minutos de presi¨®n
Schmidt procur¨® ejecutar la presi¨®n durante 90 minutos en cada partido y descubri¨® que fisiol¨®gicamente era impracticable. Para ahorrar energ¨ªa el club le propuso a?adir jugadores de calidad a la plantilla, gente como Kevin Kampl o Ben Henrichs, que administraran mejor el bal¨®n y emplearan las posesiones para contemporizar y elegir los momentos del ataque y de la espera. La metamorfosis result¨® frustrante. Schmidt no consigui¨® darle coherencia a su idea sin que prevaleciera el v¨¦rtigo generalizado. La hibridizaci¨®n desemboc¨® en inseguridad.
Con ligeras variaciones, la tendencia an¨¢rquica de 2014 se ha mantenido en 2017. Para los rivales del Bayer que tienen el bal¨®n, iniciar las jugadas resulta agobiante. Brandt, Kampl, Aranguiz, Chicharito, Bellarabi, Bender, Henrichs y Wendell est¨¢n adiestrados en la tarea de perseguir a toda marcha al hombre que conduce la pelota y a sus posibles receptores, recuperar la posesi¨®n y atacar r¨¢pido exprimiendo el talento individual de una plantilla excelentemente bien surtida. Prevalece la vehemencia, el asalto masivo, el frenes¨ª. Esta temporada el Borussia Dortmund no consigui¨® salir del remolino en su visita al Bay Arena (2-0) porque sus centrales nunca lograron conectar con sus volantes. Este bloqueo, sin embargo, ha sido la excepci¨®n. Contra equipos provistos de buenos pasadores, el Bayer se ha mostrado vulnerable. Tarde o temprano, la presi¨®n masiva se ha roto, los pasadores se han impuesto sobre sus perseguidores, y por la brecha han llegado ocasiones clamorosas en contra.
Toprak, Jedvaj y Tah son centrales competentes pero se han encontrado demasiado solos. Sin laterales que cierren, sin volantes que custodien los carriles de acceso cuando el resto de los compa?eros est¨¢n apretando 30 metros m¨¢s arriba. Cada vez que alguien ha metido un pase con ¨¦xito los centrales del Bayer han quedado en manifiesta inferioridad.
La visi¨®n inflamada de Roger Schmidt ser¨¢ tan peligrosa para el Atl¨¦tico como para el propio Bayer. Si consiguen sobrevivir al tsunami, Griezmann y sus compa?eros encontrar¨¢n espacios abiertos para rematar a gol sin apenas oposici¨®n.
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